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Las sanciones de Trump hunden el precio del petróleo ruso a su nivel más bajo desde 2023

Rusia ofrece descuentos de hasta 23 dólares por barril antes de que entren en vigor las sanciones de Trump a sus dos grandes petroleras

Oil prices
Javier G. Cuesta

El castigo impuesto por Donald Trump a Vladímir Putin por su negativa a hacer concesiones en su guerra contra Ucrania ha tumbado el precio del petróleo ruso a su nivel más bajo desde marzo de 2023. El coste del barril de los Urales rondó entre 36,6 y 38,4 dólares la semana pasada, según la agencia Argus, lo que implica descuentos en sus puertos de hasta 23 dólares respecto al Brent de referencia internacional. No supone un golpe demoledor que vaya a poner fin a la invasión de Ucrania, pero las nuevas sanciones estadounidenses merman unos presupuestos en los que el Kremlin ha destinado un 38% del gasto a reforzar su maquinaria bélica y engrasar sus fuerzas represivas en los próximos años.

El Departamento del Tesoro estadounidense ha marcado este 21 de noviembre como fecha límite para suspender la compra de crudo a Rosneft y Lukoil, dos gigantes petroleros rusos que venden al extranjero la mitad del petróleo que exporta el país.

Lukoil, más expuesta en el mercado internacional que Rosneft, centrada en el interno, corre el riesgo de ser despiezada. Según los medios rusos, entre los pujantes de sus activos figuran Exxon Mobil, Carlyle y Estados-petroleras como Emiratos Árabes Unidos.

Aunque las nuevas sanciones todavía no han entrado en vigor, el mercado ha empezado a adelantar sus consecuencias. Un informe de Argus al que han tenido acceso los medios rusos señala que el descuento que ofrecen las petroleras rusas a sus clientes por comprarle en secreto con la “flota en la sombra” que parte de sus puertos ha aumentado de 12 dólares a finales de octubre a entre 17 y 19 por barril en la primera mitad de noviembre. En el caso del transporte directo a la India, donde el crudo es refinado y vendido a occidente, el descuento se ha incrementado de 2,20 a 3,79 dólares, mientras que a China se ha reducido de 1,88 dólares a 0,68 dólares por barril.

No obstante, las grandes empresas estatales chinas han paralizado prácticamente todas las compras de crudo ruso ante la amenaza de sanciones occidentales, según han revelado los analistas de Rystad Energy a Bloomberg.

La decisión de Trump ha revertido la disipación del impacto que tuvo el tope de 60 dólares al precio del petróleo ruso que occidente impuso en diciembre de 2022. Aquella medida logró que Rusia tuviera que aplicar un descuento de hasta 30 dólares al principio, pero la pillería en la evasión de las sanciones llegó a erosionar sus efectos a menos de 5 dólares.

“El presidente Trump es el presidente de la paz y la prosperidad -decía el Departamento del Tesoro en X, la red social de Elon Musk- y este organismo está preparado para tomar medidas adicionales si fuera necesario para poner fin a esta matanza indiscriminada”.

Rusia produce unos 9,3 millones de barriles de petróleo diarios, casi toda su capacidad, según la Agencia Internacional de la Energía. Esta institución publicó un informe el 13 de noviembre en el que aseguraba que “hasta el momento las exportaciones rusas han continuado prácticamente sin interrupción, incluso con la acumulación de grandes volúmenes en tránsito marítimo” mientras sus clientes analizan los riesgos de incumplir las nuevas sanciones y cómo sortearlas.

El crudo da vueltas por el mundo a la espera de que los clientes de Rusia aclaren si las sanciones de Trump eran un farol o iban en serio. Según la agencia Bloomberg, el volumen de crudo cargado por petroleros en mitad del mar ha aumentado un 16%, hasta los 175 millones de toneladas, desde agosto. Muchos navíos con destino final desconocido se dirigen al Canal de Suez desde los puertos del Báltico, el Mar Negro y el Ártico.

A las sanciones estadounidenses se suma la campaña de castigo ucrania contra las refinerías rusas. La mayor planta de Rosneft, situada en la región de Riazán, a unos 200 kilómetros al sureste de Moscú, ha suspendido por segunda vez su actividad en un mes debido a los ataques de drones, según fuentes de The Moscow Times. Con esta instalación, que suma el 5% de la capacidad total de refinamiento rusa, son cinco plantas cerradas temporalmente en noviembre.

Aunque se ha producido cierto desabastecimiento de combustible en algunas regiones rusas, el impacto de los bombardeos ucranios no han puesto en un grave riesgo la producción rusa. La agencia estadounidense Reuters estima que sus refinerías apenas han reducido su producción un 3% este año por los ataques. Esto se explica con que la industria rusa tiene una capacidad de refinado total de hasta 6,6 millones de barriles al día, un potencial mucho mayor del que utiliza.

Menos dinero para armas

El Kremlin trata de cuadrar unas cuentas cada vez más constreñidas por haber gastado ya los fondos que Rusia había acumulado durante años, incluido un colchón de divisas fruto de la puja de los países europeos por llenar sus reservas de gas.

La Duma Estatal, la cámara baja del parlamento ruso, está a punto de culminar la tramitación de los presupuestos del año que viene. El Gobierno ruso prevé aumentar sus ingresos hasta los 40,2 billones de rublos, unos 430.000 millones de euros al cambio actual, aplicando una dura subida de impuestos con la que espera recaudar 30.000 millones de euros adicionales. Por su parte, los gastos aumentarán hasta los 44 billones de rublos, unos 468.000 millones de euros, lo que supone unos 13.000 millones de euros más que el año anterior.

El objetivo es un déficit del 1,6% del Producto Interior Bruto (PIB) frente al 2,6% previsto este año. Una desviación bastante elevada en los estándares rusos, aunque menor que en Occidente. No obstante, es una de las grandes preocupaciones del Kremlin, especialmente cuando la locomotora de la economía es la guerra y no el consumo, y los ingresos por hidrocarburos, 7,5 billones de rublos, se han desplomado este año un 21% respecto a 2024.

El Kremlin destinará aproximadamente un 30% de sus presupuestos a las fuerzas armadas, unos 137.000 millones de euros, aunque su rendimiento respecto al gasto militar europeo es mayor porque el reclutamiento y la fabricación de armas son más “baratos” para Rusia en términos de poder adquisitivo.

Además, este incremento del gasto militar seguirá en aumento en los próximos años. El Gobierno ruso espera destinar a sus fuerzas armadas unos 39,5 billones de rublos, alrededor de 420.000 millones de euros, hasta 2028.

Guerra aparte, el Gobierno ruso destinará otro 8% de los gastos presupuestados, unos 3,9 billones de rublos, a las fuerzas de seguridad con las que el Kremlin mantiene a raya tanto a su población como a sus propias facciones internas.

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