La amenaza de Trump de subir aranceles: problemas para la economía europea e incertidumbre sobre los precios
La respuesta de la UE no debería ser “indiscriminada” para evitar hacerse daño a sí misma, apuntan los expertos
El “hombre arancel” está a punto de volver al poder. Es decir, Donald Trump, quien se llama a sí mismo con ese mote, regresa a la Casa Blanca en unos días. Y eso puede añadir más problemas a la ya endeble economía europea, casi estancada como está en los últimos años. Si cumple su amenaza de subir aranceles de forma indiscriminada, hay pocas dudas de que la actividad se resentirá. Y su anuncio electoral es muy creíble, ya lo hizo en su mandato anterior, advierten casas de análisis económico y expertos en comercio internacional. Los interrogantes sobre los precios en la zona euro son mayores: no se descarta un repunte de la inflación, pero depende de la magnitud de las represalias que se adopten llegado el caso o de los movimientos de las divisas en los mercados.
La economía europea tiene una clara vocación exportadora y un grado de apertura que supera con mucho el de Estados Unidos. La suma de las relaciones comerciales con el exterior de la UE alcanza el 55% del PIB; el de EE UU, apenas llega al 25%. Ni China, la fábrica del mundo, alcanza el nivel de Europa, se queda en un 45%. Eso se traduce en balanzas comerciales positivas con la gran potencia americana año tras año: 160.000 millones de euros en 2023. Esta es una de las cifras a las que recurre el presidente electo para justificar sus anuncios.
Para el Centro de Prospectiva e Información Internacional (CEPII), un instituto de estudio francés sobre economía internacional, las amenazas de Trump en este campo son muy creíbles. Ya en 2018 y 2019, durante su primer mandado, impulsó aranceles al acero y al aluminio, abriendo un conflicto que no se ha resuelto con la Administración de Joe Biden. Ahora amenaza con ir mucho más allá elevando las tarifas aduaneras de forma muy amplia al 60% para China y a un porcentaje que está entre el 10% y el 20% al resto.
¿Qué impacto tendría ese paso para la economía europea y mundial? Difícil de predecir. Las instituciones europeas hacen números pero no entran a la especulación. El CEPII, en cambio, sí que ha publicado algunos números. Para todo el mundo, el golpe podría restar un 0,5% de PIB. Estados Unidos y China podrían sufrir un impacto mayor. Y aunque la UE tendría un daño menor, también se vería afectada.
En esto último hay bastante consenso. Los economistas del banco japonés Nomura no tienen dudas de que Trump cumplirá su amenaza y subirá los aranceles a Europa un 10%. Y también sostienen que habrá más impacto sobre la actividad económica que sobre los precios, más sujetos a otros movimientos (divisas, mercados, reordenación de exportaciones). ¿Cuánto? No llegan a cuantificarlo.
Sí que da ese paso el Instituto de Economía de Colonia (IW, por sus siglas alemanas), que ha cifrado en una cantidad que oscila entre los 420.000 y 620.000 millones de euros durante cuatro años, entre 2025 y 2028. Buen parte de eso recaería sobre Alemania: entre 127.000 y 180.000 solo en el caso alemán, explica la economista Salima Sultan, autora de la investigación. Sus conclusiones discrepan del francés CEPII: “Los efectos para la UE y Alemania son más serios que para Estados Unidos”.
Los números de Sultan apuntan, en todo caso, a un efecto moderado, aunque para nada no despreciable, especialmente en un momento en que la economía europea está mostrando una anemia preocupante. Y, más todavía, para un país como Alemania, con un modelo económico volcado sobre la exportación.
Sin embargo, muchos efectos dependen de cómo respondieran las autoridades europeas o las chinas si Trump cumple con su palabra, algo que explica esas horquillas tan amplias en los cálculos del IW. Por ejemplo, el director global de Investigación Macroeconómica de ING, Carsten Brzeski, prevé que “si Trump impone aranceles a los productos chinos, China intentará desviar las exportaciones a la UE”. “Dado que la economía china está débil, hay un incentivo adicional para que China intente salir así de su lento crecimiento. [Y en ese caso] yo esperaría que Europa reaccionara con un proteccionismo adicional frente a China”.
Por eso, los analistas ponen mucha atención a cuál será la respuesta que vaya a dar la Comisión Europea que preside Ursula von der Leyen. También en el ámbito político se observa detenidamente. “Es fundamental modular la reacción. Hay que ser fino, no se puede dar una respuesta indiscriminada”, pide Fernando Navarrete, eurodiputado español del Partido Popular y miembro de la Comisión de Economía y Finanzas de la Eurocámara.
Ignacio García Bercero, ex alto cargo de la dirección general de Comercio de la Comisión Europea e investigación de Bruegel, el mayor instituto de estudios de Bruselas, está seguro de que la reacción a una subida de aranceles en Washington será contenida desde Europa: “La UE no va a tener una respuesta indiscriminada. Puede haber una respuesta amplia, pero no hasta el punto de hacerse daño”. Él, que fue responsable de las relaciones comerciales con Estados Unidos durante la primera administración de Trump recomienda “estar preparados”. “Hay diferentes escenarios en lo que se puede responder y negociar: más compras de gas natural licuado, todavía se importa mucho de Rusia. Europa va a aumentar el gasto en Defensa y no parece que pueda producir todo lo que va a demandar. También ahí hay margen en el corto plazo. Los automóviles es otro punto en el que puede negociarse sin llegar a alinearse con la posición contraria a China”, apunta García Bercero, que acaba de publicar un artículo largo sobre cómo se podría responder desde Bruselas. El “hombre arancel” ya ha dejado claro que por ahí está pensando en alguna de las alternativas que plantea este exfuncionario europeo: en diciembre lanzó su chantaje al decir que si la UE no compra más combustible a Estados Unidos cumplirá su amenaza.
El parlamentario Navarrete pide ahondar en una línea que ya se apuntó en diciembre, acuerdos comerciales con otras áreas comerciales: “El acuerdo con Mercosur hay que leerlo en esa clave de búsqueda de nuevos socios y mercados, quizás un anticipo de cómo Europa va a responder ante la deriva proteccionista de otros actores “. Antes incluso de que Trump tome el poder ya parecen haberle escuchado en la Comisión, este viernes se firmó el pacto que renueva y profundiza en el acuerdo estratégico con México. Y lo señala porque cree que no es fácil que la UE pase de ser el área económica más abierta del mundo a otro modelo: “Europa es una economía enfocada especialmente hacia la exportación. Cambiar de modelo no es fácil, ni rápido ni gratis. Se puede hacer, pero los costes de transición son altos”.
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