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España ralentizará el ritmo de saneamiento de las cuentas públicas, según el FMI

El organismo cree que España no logrará bajar el déficit a partir de 2026 y que no cumplirá con los objetivos presupuestarios comprometidos con Bruselas

Cartel que anuncia la reunión anual del FMI, en Washington.
Cartel que anuncia la reunión anual del FMI, en Washington.ANNABELLE GORDON (EFE)
Laura Delle Femmine

Una de cal y otra de arena. El Fondo Monetario Internacional (FMI) da un espaldarazo a España en cuanto a crecimiento: mejora cinco décimas sus previsiones de avance del PIB para este año, hasta el 2,9%, convirtiéndola en la economía más dinámica entre los países avanzados. En materia presupuestaria, sin embargo, no esboza un resultado tan brillante. Estima que el déficit de este año cierre en el 2,95%, un recorte con respecto a 2023 y en línea con las previsiones del Gobierno, y que siga bajando el próximo, hasta el 2,77%. Pero a partir de 2026 cree que el desfase entre ingresos y gastos públicos volverá a ampliarse —solo predice un tímido descenso en 2028— y se estabilizará en el 2,8% en 2029, el último año que abarcan las previsiones publicadas este martes por el organismo con sede en Washington. El Fondo mejora sus previsiones sobre el déficit respecto a la anterior estimación de abril, cuando calculaba que España no conseguiría reducirlo por debajo del 3% hasta al menos 2028. Sin embargo, las cifras son muy distintas de las del Ejecutivo español, que se ha comprometido con Bruselas a que, para la misma fecha, los números rojos no superen el 1,5% del PIB y que los reducirá al 0,8% en 2031.

Las previsiones sobre deuda pública —una losa a nivel global sobre la que el Fondo alerta y ante la cual pide ajustes estructurales— también están alejadas de las del Gobierno, sobre todo cuando el horizonte se amplía hacia finales de la década. El organismo estima que la tasa de pasivo de las Administraciones públicas sobre el PIB se reduzca año tras año, pero que esta disminución sea menos intensa de la que proyecta el Ejecutivo. Del 102,3% previsto para este año, una vez más acorde a las previsiones oficiales, la deuda disminuirá de forma paulatina y se reducirá solo en unos cuatro puntos de aquí a 2029, ejercicio que cerrará en el 97,1% frente al 94,8% estimado por el Gobierno.

El Fondo recoge en sus cálculos la revisión que el INE hizo sobre el PIB. Esto le ha permitido también mejorar sus perspectivas sobre la evolución de la deuda pública: cree que caerá al 97,1% en 2028, casi siete puntos menos que en la anterior previsión de abril (104,1%).

Estos pronósticos contrastan con las que el Gobierno ha proyectado en su plan fiscal estructural o plan de ajuste a medio plazo, el nuevo documento que el Ejecutivo comunitario exige a sus socios tras la revisión de las reglas fiscales europeas. En este texto, el acento se pone sobre el gasto primario neto de medidas de ingresos. Esta variable será, a partir de ahora, la vigilada especial de las autoridades europeas, pues el objetivo es que sea inferior a los ingresos para permitir ahorros para rebajar la deuda pública. Aunque el FMI no ha tenido en cuenta este documento para elaborar sus proyecciones, el Gobierno asegura que su plan está elaborado a políticas constantes.

España se ha comprometido a que la subida del gasto primario neto sea inferior al 3,4% de aquí a 2028. Con estos números —que no son iguales para cada ejercicio; el mayor ajuste se prevé para los últimos años—, el Gobierno prevé que el déficit descienda en 2031 hasta el 0,8% del PIB y la deuda baje al entorno del 90%.

Sin embargo, faltan por conocerse de forma pormenorizada las medidas concretas que acompañarán este esfuerzo. El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, solo ha esbozado algunos de los proyectos que el Gobierno tiene sobre la mesa para conseguir el ajuste prometido. El foco se pondrá sobre temas “de total prioridad” como la vivienda, la inmigración y el clima empresarial, además de la sostenibilidad presupuestaria, un bloque que incluye las pensiones o la reforma fiscal comprometida con Bruselas.

Presión fiscal

El escenario presentado por el FMI tampoco permitirá a España recortar la distancia en presión fiscal que la aleja de la media europea, una brecha que el Ejecutivo de Pedro Sánchez estima en cuatro puntos y que a menudo saca a colación para argumentar que hay margen para elevar los ingresos. El peso de los recursos del conjunto de Administraciones públicas sobre el PIB, de hecho, bajará del 41,9% previsto para este año al 40,7% en 2029, según los pronósticos del Fondo. El gasto se situará en el 43,5% al final del periodo.

El mercado laboral, por otra parte, seguirá comportándose de manera favorable como ha venido haciendo en los últimos años. En este caso, solo hay previsiones hasta finales de 2025, ejercicio para el cual el organismo dirigido por Kristalina Georgieva prevé un aumento de la ocupación en algo más de 300.000 personas, hasta rozar los 22 millones de empleos. Este incremento irá acompañado por un descenso en la tasa de paro, que aun así continuará estando por encima del doble dígito y siendo de las más elevadas de la zona euro. Del 11,6% previsto para el actual ejercicio, el desempleo se reducirá al 11% en 2029, una bajada que también se explica por la evolución demográfica que viene: para final del periodo, el FMI cree que la población en España crecerá en más de dos millones, hasta superar con creces los 50 millones de personas.

La otra nota positiva viene de los precios. La espiral inflacionaria, que en 2022 tocó máximos con un crecimiento anual medio del 8,3%, seguirá moderándose. El alza de los precios será del 1,8% el año que viene, y después se asentará en el 2%, el objetivo marcado por el Banco Central Europeo.

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Sobre la firma

Laura Delle Femmine
Es redactora en la sección de Economía de EL PAÍS y está especializada en Hacienda. Es licenciada en Ciencias Internacionales y Diplomáticas por la Universidad de Trieste (Italia), Máster de Periodismo de EL PAÍS y Especialista en Información Económica por la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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