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Madres y padres ya cogen casi los mismos días de permiso por nacimiento: “No sé cómo lo podían hacer antes”

Aún hay brechas: solo el 20% de los padres no coincide con la madre fuera del periodo obligatorio y ellas asumen casi todas las excedencias por cuidados. El Gobierno promete alcanzar las 20 semanas, como el PP

Susana y Alberto, con su hija Chloe, en su casa de Alcalá de Henares (Madrid).
Susana y Alberto, con su hija Chloe, en su casa de Alcalá de Henares (Madrid).Santi Burgos
Emilio Sánchez Hidalgo

Chloe nació en Alcalá de Henares (Madrid) el 14 de febrero. Por el cambio normativo aprobado en 2019 (en pleno desarrollo desde el 1 de enero 2021), tanto Susana Aragón como Alberto Prados, sus padres, tienen derecho a 16 semanas de permiso cada uno para cuidarla. Son muchas, muchísimas más, de las que tuvieron sus padres cuando nacieron ellos, en 1987 y 1989. Entonces ella habría tenido derecho a 16 semanas, pero él solo a dos días. “Habríamos salido adelante, no nos hubiera quedado otra. Pero para mí habría sido un suplicio“, dice Susana. “Lo habría llevado fatal. Imagínate, no poder pasar tiempo con tu hija que acaba de nacer y que no cogiera nada de apego hacia mí“, comenta Alberto, a lo que agrega su mujer: “Es que no me puedo imaginar cómo lo hacían antes. Volver al trabajo solo dos días después...”.

Se han repartido de la siguiente forma: ella cogió las 16 semanas de permiso de golpe, más 15 días laborables de lactancia, más sus vacaciones de este año; él, las seis primeras semanas obligatorias y, ahora que Susana ha vuelto a trabajar, está a medio camino de las 10 semanas restantes. Vuelve a trabajar el 17 de noviembre, tomando en cuenta que antes también encadenó tres semanas de vacaciones y lactancia. Así, Chloe habrá estado acompañada de, al menos, uno de sus progenitores, sin obligaciones laborales, durante 277 días, 40 semanas. Si nos limitamos a los permisos de paternidad, Susana ha cogido 112 días, los mismos que Alberto.

Las estadísticas de la Seguridad Social y los estudios comparados elaborados hasta ahora muestran que, en número de días que coge cada uno, la organización de esta pareja coincide con el patrón habitual. Desde la reforma, al contrario de lo que anticipaban algunas voces contrarias al cambio (dado que solo las seis primeras semanas son obligatorias), los padres están tomando la práctica totalidad de los permisos, como ha hecho Alberto. “Era lo esperable, teniendo en cuenta la evidencia de lo sucedido en otros países. Para que esto sea así los permisos deben ser intransferibles y estar bien remunerados, como pasa en España (se cobra lo mismo que trabajando). Cualquier cambio en la norma debe mantener estos principios o volveremos a caer en que los padres no cojan los permisos”, indica Adela Recio, jefa de estudios de investigación en el Instituto de Estudios Fiscales y coautora del análisis ¿Cómo incide el nuevo diseño de los permisos de nacimiento en la corresponsabilidad? Un análisis con registros administrativos de la Seguridad Social de 2016 a 2023.

En 2023, el último año con datos consolidados, ellas disfrutaron de 112 días en promedio, lo que coincide con el permiso completo. Ellos cogieron una media de 108 días, solo cuatro menos. Es un salto exponencial respecto a hace una década, cuando los hombres tenían solo unas dos semanas.

Lo que Alberto sí está haciendo distinto a una mayoría de padres es intentar que las 10 semanas posteriores a las seis obligatorias no coincidan con el permiso de Susana. Recio explica que esta es la forma más corresponsable de utilizar el permiso, ya que extiende al máximo el tiempo que el padre cuida solo de la niña y, a la vez, alarga el periodo en que al menos uno de los progenitores está con ella sin obligaciones laborales. Según los datos de su estudio, solo el 20% de los padres apuestan por este modelo, frente a un 49% que hace coincidir todo su permiso con el de la madre. Un 31% opta por fórmulas intermedias. “Aún queda mucho margen de mejora”, reflexiona Recio.

Son datos muy parecidos a los de otro estudio sobre la materia, ¿Qué sabemos sobre el uso de los permisos de paternidad en España?, de EsadeEcPol. Una de sus autoras es Lidia Farré, investigadora del Instituto de Análisis Económico del CSIC, que percibe una tendencia a mejor en estos patrones. “Es interesante resaltar que desde que existe esta opción (el fraccionamiento), la tendencia es claramente al alza, pasando de alrededor de un 30% de los padres en abril de 2019, a más de la mitad en enero de 2022″, indica el estudio. Este comportamiento difiere del de las madres, ya que solo un 5% decide fraccionar su permiso. “Estos datos sugieren que, a medida que los permisos de paternidad se van popularizando y las familias entienden su funcionamiento, más hogares se acogen a la posibilidad de fraccionar el permiso de paternidad para alargar así el número total de semanas que alguno de los progenitores puede estar en casa con el menor”.

Hacia las 20 semanas

Tanto Alberto como Susana creen que les ayudaría tener más semanas de permiso por nacimiento. Y, aunque la normativa española está entre las más generosas de los países desarrolladas, parece avanzar el consenso político para profundizar aún más en ella.

El programa de Gobierno, suscrito por PSOE y Sumar, establece lo siguiente: “Extenderemos el permiso de paternidad y maternidad hasta las 20 semanas”. Fuentes de Sumar indican que los ministerios de Derechos Sociales y Trabajo han pedido que la ampliación de 16 a 20 semanas se concrete cuanto antes y que reclamaron la aprobación antes de agosto, junto a la remuneración de al menos cuatro de las ocho semanas de permiso por crianza (el incumplimiento ha conducido a un expediente de Bruselas), pero que Hacienda “mostró reticencias y supeditó los avances a la negociación de los Presupuestos Generales del Estado”, dicen desde el espacio que lidera Yolanda Díaz. Hacienda indica que efectivamente estaba previsto que saliera adelante junto a los Presupuestos, pero decayeron.

“Es urgente aprobarlo ya y no es necesario vincular la ampliación de semanas y permiso de cuidados a los Presupuestos. Si dependiese de Sumar, estos permisos ya estarían retribuidos desde hace meses. No existe ninguna razón de peso para acumular más demoras. Seguiremos negociando para que el PSOE entre en razón”, agregan las mismas fuentes. Desde el Ministerio de Seguridad Social, en la parte socialista, subrayan que la extensión a 20 semanas forma parte del pacto de coalición y que “el Gobierno cumple con sus acuerdos”.

El PP ha presentado esta semana su propia propuesta al respecto, que también reclama 20 semanas, pese a que en 2019 recurrió al Constitucional la ampliación progresiva que aprobó el Gobierno. El proyecto rechaza que las seis primeras sean obligatorias, de manera que no obliguen al cuidado simultáneo, y apuesta por un permiso de 26 semanas para las familias monoparentales. La ministra de Seguridad Social dijo este jueves que, ya que coinciden en el planteamiento de las 20 semanas, buscará el apoyo del PP en el Congreso a la reforma que proyectan: “Es una buena noticia que hayan entendido que se debe seguir fomentando la conciliación”.

¿Cómo mejorar?

España ha evolucionado muchísimo en los últimos años. En los primeros compases de la democracia, a finales de los 70, las madres tenían 14 semanas de permiso, dos menos que ahora, y el padre dos días, ampliables a cinco en algunos escenarios. En 1989 se establecieron las 16 semanas para ellas, el mismo registro que ahora, sin mejoras para ellos. No hubo un avance sustancial para los padres hasta 2007, cuando se amplió a dos semanas no obligatorias. Diez años después creció a cuatro semanas y en 2018 a cinco, de nuevo no obligatorias. En 2019 arrancó la normativa actual, en una evolución progresiva hasta las 16 actuales para ambos progenitores.

Es una norma avanzadísima, a la vanguardia si se compara con el resto de países europeos, en especial, respecto al permiso de los padres, ya que la mayoría los limitan a dos semanas. Es justo el mínimo que establece la directiva europea. Así lo reivindica el ministerio de Elma Saiz: “España es el primer país del mundo en el que hombres y mujeres usan los permisos durante un tiempo equivalente. También fuimos el país vanguardista en establecer permisos idénticos para ambos progenitores. Está demostrado que todo esto tiene un efecto muy importante en la corresponsabilidad, el apego y reduce la discriminación de las mujeres en el ámbito laboral”.

“La última reforma”, insiste Farré, “se acerca a un diseño óptimo por tres características: que la duración sea la misma; que sean obligatorios, lo que está forzando a muchos padres a quedarse en casa y que las empresas tengan que aceptarlo; y que no se pueda transferir el permiso a las madres, si esta opción existiese se asentaría el patrón tradicional de madre cuidadora y padre que trae dinero a casa, lo que sucede en otros países”. Recio agrega la importancia de que el salario sea el mismo durante el permiso.

Las dos especialistas apuntan elementos que mejorarían la actual normativa: Farré cree que sería positivo que el permiso fuera obligatorio durante todo el periodo, durante las 16 semanas, y Recio apuesta por limitar el tiempo inicial de coincidencia de seis semanas a solo dos. “Hay mujeres que se recuperan antes del parto, y con las seis semanas obligatorias se pierde un tiempo de cuidado precioso que se podría alargar cuando ella haya agotado su parte”. Además, destaca que esto extendería el tiempo en que el padre cuida solo, con el objetivo de evitar el rol del “padre ayudante”. “Así el permiso en suma llegaría a las 30 semanas de una forma barata y eficiente”, dice. También cree que habría que eliminar la necesidad de acuerdo con el empresario para que el permiso se pueda fraccionar. “Hemos visto un sesgo de rentas y por sector de actividad. Los padres en los deciles más bajos se turnan menos”. En resumen, cree que el espíritu de la nueva norma debe profundizar en la no simultaneidad de los permisos.

Problemas latentes

Alejandra (nombre ficticio) tuvo una experiencia peor que la de Susana y Alberto el año pasado. Su pareja hizo coincidir todo su permiso con el de ella y considera que no se repartieron la crianza de forma igualitaria. “Él mismo me reconoce que lo hizo mal. Creo que si me hubiera ayudado un poco más habría sido más fácil para mí”. Esta valenciana asegura que ahora él ha mejorado su actitud, pero sigue “un poco molesta”.

Testimonios como este muestran que, aunque los datos apunten a una mejora sustancial, aún hay brechas estructurales difíciles de corregir. Es complicado cuantificarlas, pero lo intentan estudios como el publicado esta semana por la Barcelona Schools of Economics, que identificó un 1,3% más de padres con permiso de paternidad justo durante el Mundial de Qatar de 2022. También advierte una porción mayor de padres que utiliza el permiso para objetivos diferentes al cuidado del bebé. Un indicador que ilustra perfectamente la profunda brecha aún existente es la diferencia en el reparto de las excedencias. Del total por cuidados en 2023, 54.796, solo 8.744 correspondieron a hombres. Así, el 84% de quienes paran su carrera laboral para cuidar (y pierden su salario) son mujeres. También son más entre quienes asumen jornadas parciales por el mismo motivo: el 5% de las ocupadas está en esa situación, frente a solo el 0,6% de hombres.

“Las excedencias, en un escenario ideal, no deberían usarse. Deberíamos tener servicios públicos y horarios suficientemente flexibles como para no necesitar dejar de cobrar para cuidar. Es terriblemente absurdo. Tenemos que compartir el cuidado en sociedad de tal forma que no recaiga solo en las mujeres”, añade Recio. Farré cree que la nueva política de permisos igualitarios, pese a sus problemas aún por corregir, “hará que poco a poco se difuminen algunos roles tradicionales; las nuevas generaciones serán más igualitarias, lo que transformará el mercado de trabajo”. Cree que la desigualdad de género en la economía “empieza en el hogar, justo donde debemos solucionarla de raíz”.

Susana no va a coger excedencia: “En mi trabajo me han apoyado mucho. Me dejan salir antes para dar de mamar a Chloe y luego teletrabajar. Si no, no sé qué habría hecho, igual sí habría pedido una excedencia o una reducción de jornada. Pero es que es algo que no quiero hacer, no quiero que mi carrera profesional se vea afectada. Es algo que me ha costado mucho conseguir y no quiero perderlo”. Ya no se beneficiará de las 20 semanas, pero espera que el Gobierno apruebe el cambio pronto. “A nosotros nos habría venido muy bien”.

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Sobre la firma

Emilio Sánchez Hidalgo
Redactor de Economía. Empezó su trayectoria en EL PAÍS en 2016 en Verne y se incorporó a Sociedad con el estallido del coronavirus, en 2020. Ha cubierto la erupción en La Palma y ha participado en la investigación de la pederastia en la Iglesia. Antes trabajó en la Cadena SER, en el diario AS y en medios locales de su ciudad, Alcalá de Henares.
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