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Los controladores aéreos exigen al Gobierno prejubilarse a los 55 años como el resto de Europa

Naciones Unidas y la Agencia Europea recomiendan la medida por la seguridad aérea, pero el Ministerio de Transportes la rechaza

Controladora aérea en la torre de Gran Canaria de Enaire, en 2023.
Controladora aérea en la torre de Gran Canaria de Enaire, en 2023.Rafael García Sánchez (Europa Press)
Javier Martín-Arroyo

Los controladores aéreos recuperan el hacha de guerra contra el Gobierno. Esta vez no hay paro masivo a la vista como en 2010, pero sí una exigencia unánime para equipararse al resto de países europeos y poder prejubilarse a los 55 años. El motivo esencial que alegan es que a partir de esa edad aumenta la fatiga y empeora la capacidad para manejar situaciones críticas de estrés ante decisiones rápidas y trascendentales, con la vida de cientos de personas en sus manos, lo que pone en juego la seguridad aérea. Varios estudios internacionales sobre los reflejos y la serenidad necesaria para evitar accidentes fatales en cielo y tierra, les dan la razón, pero de momento el Gobierno no da su brazo a torcer.

“La UE implantó el sistema de seguridad FSRMS tras contrastarse que errores humanos, motivados por la fatiga y el estrés, han contribuido activamente a la ocurrencia de accidentes e incidentes de aeronaves”, destaca la plataforma Declaración de Sevilla, apoyada desde el pasado noviembre por tres sindicatos y dos asociaciones profesionales, y firmada por la cuarta parte de los 2.118 controladores que operan en España. Su objetivo es que el Gobierno adelante la edad de prejubilación para evitar accidentes aéreos, ya que controladores con 64 años aún hacen turnos de noche y dirigen un cruce a veces frenético de aviones en los dos millones de kilómetros cuadrados de espacio aéreo que gobiernan, incluidos los mares. España ocupa solo medio millón de kilómetros cuadrados. En paralelo, el sindicato mayoritario USCA reivindica también la prejubilación, pero opta por negociar en silencio con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana para arrancarle un sí al Ministerio de Hacienda.

Los incidentes por fatiga o estrés se suceden y solo en 2022 los controladores reportaron 420 alertas, más de una al día, por contingencias que afectan al tráfico aéreo, disparado desde la pandemia por la fortísima recuperación del turismo. Los aeropuertos españoles batieron en 2023 su récord de pasajeros, con 283 millones de personas, un 16% más que el año anterior. Pero pese a este aumento de vuelos con 1,4 millones solo entre enero y julio, la plantilla de controladores está estancada, lo que ha motivado la unión del colectivo.

El Gobierno niega la mayor y responde que la seguridad no está en riesgo: “No hay relación entre la edad de los controladores y los potenciales incidentes en materia de seguridad. Es más, si se tuviese que determinar a qué edad podrían producirse más incidentes, según los datos de Enaire (antes Aena) marginalmente se identificaría un espectro de edad que no es el más elevado”, rebaten fuentes del organismo público.

Torre de control del aeropuerto de Barajas, rodeada de aviones, este verano.
Torre de control del aeropuerto de Barajas, rodeada de aviones, este verano.

El pasado invierno parte de los controladores españoles alertaron a la Agencia Europea de la Seguridad Aérea (EASA) del supuesto peligro, que trasladó al Gobierno “el impacto que las quejas en materia social pueden tener en la seguridad del Cielo Único Europeo en su conjunto”. El Ejecutivo reconoció ante el organismo europeo con sede en Colonia el alto número de notificaciones por fatiga y estrés recibidas, pero alegó que estas no habían repercutido en los riesgos operativos de sus aeropuertos. Los controladores españoles, personal laboral de la empresa pública Enaire, trabajan 1.600 horas al año por 1.360 horas de media en el resto de los países europeos.

Como medida de presión directa, los controladores españoles advirtieron de la situación por carta al secretario de Estado de Transportes y Movilidad Sostenible, José Antonio Santano, para que creara de manera urgente un grupo de trabajo que equipare sus prejubilaciones al resto del continente. La misiva recordaba los recientes episodios en los que la fatiga de los controladores ha tenido consecuencias y estuvo a punto de costar vidas.

Como en el aeropuerto de Barcelona, cuando hace dos años un avión de Delta Airlines a 300 kilómetros por hora y con 306 pasajeros sobrevoló a escasa altitud a otra aeronave de Ryanair con 172 personas que estaba en la prolongación de la misma pista de despegue. “De haber usado la aeronave toda la distancia declarada para el despegue y de haber mantenido una pendiente de ascenso próxima al 2%, ambas aeronaves habrían colisionado”, aclaró en su día la Comisión de Investigación de Accidentes.

Y otro incidente en enero de 2022 en Gran Canaria, cuando un avión con 21 pasajeros recibió la señal de despegue inmediato, pero el piloto se percató a tiempo de que había un vehículo de mantenimiento recorriendo la pista en sentido opuesto al de la aeronave, que frenó a solo 300 metros de distancia. En esta ocasión, el controlador, de 55 años, sufrió un lapsus y dos deslices, según refleja el informe técnico del incidente.

“La prejubilación a los 55 años ya existía en España, idéntica a la europea, pero el ministro [José] Blanco la consideró de manera errónea un privilegio. La pregunta es cómo puede haber crecido el número de pasajeros un 80% en aeropuertos como Sevilla o Málaga, y manejarlo con una dotación de controladores prácticamente idéntica desde hace más de una década. Además, no hay argumento económico sostenible por parte de Hacienda para eliminar las políticas de edad y las prejubilaciones europeas, ya que se produce un ahorro por compensación en la partida de salarios con la entrada de nuevos controladores, al ser sus sueldos inicialmente menores”, afirma Marcelino Victoria, responsable del área internacional del sindicato SPICA y uno de los impulsores de la Declaración de Sevilla.

Marcelino Victoria, responsable del área internacional del sindicato SPICA, este viernes en Sevilla.
Marcelino Victoria, responsable del área internacional del sindicato SPICA, este viernes en Sevilla. PACO PUENTES

Para el peso de esta reivindicación que dura ya 13 años es decisivo el apoyo del sindicato mayoritario USCA, que hace un año acordó con el Gobierno el convenio laboral vigente que dejó fuera el espinoso asunto. ¿Qué ha cambiado desde entonces? “El convenio se había negociado desde 2018 y este era uno de los cabos por atar. El tráfico aéreo es descomunal y sigue subiendo, frente a la acuciante falta de personal, por lo que el problema será cada vez mayor”, responde Antonio Alonso, secretario de Relaciones Internacionales de USCA. Este sindicato aboga por copiar el sistema alemán, donde desde los 57 años, el controlador que quiera prejubilarse da a la empresa dos años de margen para concedérsela. “Así Enaire tendría predictibilidad para adaptarse y encontrar sustitutos”, matiza Alonso. Enaire incorporará 180 nuevos controladores a la plantilla, que crecerá hasta los 2.300 en 2027, según USCA.

Después del caos aéreo de 2010, el exministro del PP Manuel Pimentel arbitró un laudo que fijaba suspender durante tres años el derecho a la prejubilación temprana, pero este nunca se ha recuperado. El Gobierno esgrime que aprobó la ley 9/2010 y esta fijaba que Enaire decidiría cuándo conceder las prejubilaciones en función de sus necesidades, pero los controladores protestan porque consideran que dicha ley no tuvo estudios científicos aparejados que apoyen que un controlador mantiene sus capacidades intactas con el paso de la edad. Además, estos profesionales consideran que la actual situación viola la directiva marco europea de prevención de riesgos laborales y que varios Gobiernos europeos ya han intentado retrasar la edad de prejubilación, pero los estudios reiteran que no es seguro mantenerles al mando de los aviones con más de 55 años, y los Ejecutivos han dado marcha atrás en sus planes. El conflicto está abierto y hasta ahora la justicia ha dado la razón al Gobierno en las reclamaciones de los controladores por recuperar su licencia especial retribuida de antaño, en vigor entre 1991 y 2010.

Beatriz Sanjurjo, abogada que defiende una treintena de casos de controladores, lamenta que se pueda reducir la seguridad aérea al no escuchar a los profesionales que no rinden en condiciones óptimas y así lo manifiestan. “Este colectivo cuando pide algo, lo pide con razones. Los controladores padecen tecnofatiga, estrés crónico y problemas de sueño por la turnicidad. Poderse jubilar antes, como ocurre en el resto de profesiones de riesgo, es una medida de seguridad que el Estado dice que es del pasado, aunque en Europa está actualizada. ¿Somos superhéroes en España y aquí no pierden sus capacidades? No es una cuestión de dinero, tengo un cliente que ha decidido estar sin empleo y sueldo varios años porque no quiere ser el origen de un accidente aéreo”, ilustra.

Esta letrada advierte de que en caso de accidente, los altos cargos de Enaire podrían afrontar responsabilidades penales si el controlador al mando hubiera advertido de incidentes de fatiga y estrés previos, y la jefatura los hubiera ignorado. Los controladores pasan cada año exámenes médicos, pero a pesar de que los vuelos no entienden de fronteras, en España trabajan una década más que en Europa.

La abogada Beatriz Sanjurjo, que ha llevado casos civiles de controladores aéreos, en Madrid. / FOTO CEDIDA
La abogada Beatriz Sanjurjo, que ha llevado casos civiles de controladores aéreos, en Madrid. / FOTO CEDIDA

Los altos salarios del colectivo -hoy ya reducidos-, utilizado como ariete por el Gobierno de Rodríguez Zapatero para solventar el caos aéreo con el estado de alarma, ha pesado desde entonces en contra de sus reivindicaciones laborales: “La situación de 2010 les afectó a nivel social y familiar, está en la memoria colectiva y levantar esa imagen cuesta mucho. Sin embargo, ganar más o menos no reduce los derechos laborales de nadie”, recuerda Sanjurjo.

Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), descarta que el sistema presente grietas de seguridad, y avanza que si el Estado asume el coste de las prejubilaciones tempranas es una decisión soberana, pero que si está previsto el pago desde las compañías, se opondrán. “No nos parece razonable que esto repercuta en los pasajeros”, aclara.

En EE UU los controladores se pueden prejubilar a los 50 años, en Francia desde los 52 y en otros países como Alemania o Bélgica, a los 55 años. Hay estudios precedentes con casi un millar de controladores de EE UU y Austria, pero el último lo elaboró la autoridad suiza hace dos años para comprobar que las capacidades de los controladores mermaban desde los 50 años. El resultado del informe Rafa Stream 1 sobre las funciones cognitivas, basado en evidencias científicas, fue concluyente y los expertos franceses junto a Eurocontrol recomendaron reducir los horarios y los turnos de noche de los controladores suizos pasado el medio siglo de vida, por lo que su prejubilación se mantuvo a los 50 años y no se prorrogó a los 60, como quería la Administración suiza. Este diario ha solicitado a Enaire el número de incidentes reportados por fatiga o estrés en 2023 y lo que va de 2024, pero no hay obtenido respuesta.

En 2019 un tribunal administrativo de la Organización Internacional del Trabajo, adscrita a Naciones Unidas, consideró que Eurocontrol, la organización que da apoyo a la aviación europea formada por 41 países, debía mantener la edad de jubilación a los 55 años y no ampliarla a los 57 años.

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Sobre la firma

Javier Martín-Arroyo
Es redactor especializado en temas sociales (medio ambiente, educación y sanidad). Comenzó en EL PAÍS en 2006 como corresponsal en Marbella y Granada, y más tarde en Sevilla cubrió información de tribunales. Antes trabajó en Cadena Ser y en la promoción cinematográfica. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y máster de EL PAÍS.
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