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Pekín lanza un flotador de 127.000 millones para salvar al ladrillo chino

El Gobierno chino anuncia “políticas de peso” para evitar la caída de su sector inmobiliario, que lastra el crecimiento del país. El banco central anuncia una relajación de las normas hipotecarias y facilidades para la compra de casas sin vender y terrenos sin urbanizar

Construcción en la ciudad de Wanxiang, en el este de China, el viernes.
Construcción en la ciudad de Wanxiang, en el este de China, el viernes.Costfoto/ NurPhoto/ Getty Images

El Gobierno chino, cada vez más preocupado por el impacto negativo que el ladrillo está teniendo en el crecimiento económico del país, redobla su ofensiva. Pekín ha lanzado el que hasta la fecha es el plan más contundente para rescatar al mercado inmobiliario, asediado desde hace un par de años por los altos niveles de deuda de los promotores de vivienda y por el enorme desequilibrio entre la oferta y la demanda. Las autoridades del gigante asiático desvelaron el viernes pasado una serie de medidas para facilitar hasta un billón de yuanes (unos 127.200 millones de euros) en financiación. La iniciativa incluye una relajación de las normas hipotecarias y un programa de reestructuración de préstamos. Además, se ha hecho un llamamiento a los gobiernos locales a comprar terrenos no urbanizados y casas no vendidas.

Pekín asegura que estas “políticas de peso” marcan “un momento histórico significativo” para la industria. Sin embargo, los inversores esperaban una intervención gubernamental más decisiva para compensar la demanda cada vez más menguante; y la mayoría de los analistas coinciden en que el financiamiento anunciado es solo una fracción del que se necesitará para recomponer el maltrecho sector.

Como parte del paquete de rescate, el Banco Popular de China (BPC, el banco central) anunció que establecerá una línea de crédito por valor de 300.000 millones de yuanes (alrededor de 38.000 millones de euros) para apoyar “proyectos de vivienda subsidiados por el Gobierno”. El objetivo es alentar a empresas estatales que cuentan con el respaldo de Pekín a comprar “a precios razonables” casas ya construidas para que luego se conviertan en “viviendas asequibles”, según informaron desde el propio BPC en una rueda de prensa.

Tao Ling, vicegobernador del banco central, indicó que los fondos para la reestructuración de préstamos se ofrecerán a 21 entidades crediticias nacionales (bancos de desarrollo, bancos comerciales estatales y bancos de capital mixto) a una tasa de interés del 1,75%. El BPC pretende incentivar de esta manera a las instituciones financieras para que amplíen el crédito de determinadas compañías estatales regionales, con el fin de apoyar sus compras de viviendas finalizadas que las inmobiliarias aún no han conseguido vender. Se estima que el crédito total de este programa podría ascender a los 500.000 millones de yuanes (unos 63.600 millones de euros), una cifra que, sin embargo, se queda por debajo de las expectativas. Los analistas sitúan el financiamiento necesario entre uno y cinco billones de yuanes (entre 127.000 y 636.300 millones euros).

Además, el BPC podría poner a disposición otros 500.000 millones de yuanes en una línea de préstamo suplementario destinada a apoyar políticas públicas, entre las que se incluyen la reurbanización de algunas zonas con propiedades antiguas. De momento, las autoridades no han publicado ninguna estimación del coste total de las adquisiciones de viviendas dirigidas por el Estado.

Además del programa de reestructuración de préstamos, Pekín anunció la rebaja, hasta un mínimo histórico, de las cuotas de entrada necesarias para adquirir una propiedad. Para los compradores de una primera vivienda, el pago inicial se ha reducido de un 20% a un 15%; mientras que para los que compren una segunda, la rebaja será del 30% al 25%, el nivel más bajo desde que los bancos chinos comenzaron a conceder hipotecas en 1992. La decisión, no obstante, estará a cargo de cada ciudad, que podrá mantener o ajustar las tasas hipotecarias según la situación local.

El conjunto de nuevas medidas refleja la determinación de las autoridades de rescatar el sector inmobiliario, que representa aproximadamente una cuarta parte del PIB nacional, y se ha convertido en uno de los grandes factores de ralentización de la economía china. Los nubarrones comenzaron en 2021, cuando muchas empresas del sector comenzaron a presentar problemas de liquidez tras las limitaciones impuestas por Pekín a su capacidad para financiarse recurriendo al endeudamiento. La desconfianza de los posibles compradores se tradujo en un frenazo del mercado y un desplome de los precios preocupante, ya que la vivienda es uno de los principales vehículos de inversión de las familias chinas.

Según datos oficiales, los precios de las casas registraron en abril la mayor caída mensual en una década, mientras que la inversión en propiedades se desplomó un 9,8% interanual en los primeros cuatro meses de 2024. El vice primer ministro chino, He Lifeng, enfatizó el viernes la importancia del sector inmobiliario para el desarrollo económico y la necesidad de avanzar en proyectos de vivienda asequible, renovación urbana e infraestructura pública. He también destacó la necesidad de “seguir luchando” para “superar los riesgos que representan las viviendas sin terminar y sin construir”.

“Los gobiernos locales tienen que recuperar o comprar adecuadamente las existencias de terrenos residenciales, según la situación, para ayudar a aliviar la presión sobre los promotores inmobiliarios, que están atravesando dificultades”, aseveró el vice primer ministro durante una reunión interna cuyas palabras ha recogido la agencia estatal de noticias Xinhua. “La salud del mercado inmobiliario está estrechamente ligada al bienestar social y al desarrollo económico”, apostilló.

Las autoridades han anunciado diversas medidas de apoyo en los últimos meses, con los bancos estatales abriendo líneas de crédito multimillonarias a diversos desarrolladores, a los que se ha marcado como objetivo prioritario la construcción y entrega de las promociones vendidas sobre plano.

Los analistas de la consultora Trivium consideran que “500.000 millones de yuanes no bastan para absorber toda la oferta sin vender en China”. Sin embargo, apuntan que “contribuirán significativamente a estabilizar los precios en muchas ciudades”. “La esperanza es que los compradores vuelvan al mercado una vez se normalicen los precios, y se animen aún más con préstamos más baratos y entradas más bajas”, agregan.

Para muchos expertos, las nuevas políticas subrayan la determinación del presidente chino, Xi Jinping, de reconducir la segunda economía más grande del planeta, y marcan una nueva fase en la postura de Pekín sobre la propiedad privada, siete años después de que el líder chino declarase que “las casas son para vivir, no para especular”. “Estas medidas drásticas demuestran que el Gobierno central ya no está dispuesto a tolerar la caída del mercado inmobiliario”, enfatizan desde Trivium.

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