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La industria europea calcula que la UE necesita invertir 800.000 millones hasta 2030 para cumplir con los objetivos climáticos

Un grupo sectorial reclama a las autoridades incentivos para atraer la inversión privada y apunta al desarrollo de las redes de transporte energético como un reto clave

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Un tendido eléctrico a las afueras de Sevilla.PACO PUENTES
Manuel V. Gómez

Europa va a necesitar invertir mucho dinero en los próximos años para cumplir con todos los retos que tiene por delante: transición ecológica y digital más gasto en seguridad y defensa. Solo en la primera de ellas, la UE va a necesitar 800.000 millones de euros hasta 2030 si quiere cumplir con los objetivos climáticos que se ha marcado, según ha cifrado este martes la Mesa redonda europea para la industria, un influyente lobby bruselense.

“Con el imperativo de la descarbonización industrial, el aumento de la demanda de energías renovables ha supuesto una enorme carga para las infraestructuras existentes. La combinación de energías en juego en el sistema también ha cambiado, por lo que se necesitan inversiones masivas en infraestructuras tanto nacionales como transfronterizas para las redes eléctricas, el hidrógeno y el CO₂”, expone la organización, que advierte, además, que los 800.000 millones de euros no se quedan ahí, porque para 2050 la inversión necesaria alcanzará los 2,5 millones.

Ante esta demanda, el secretario general de la organización industrial, Dimitri Papalexopoulos, apunta que “la modernización de las infraestructuras es la piedra angular del Pacto Verde, pero los responsables políticos no están haciendo lo suficiente para cumplir los objetivos que se han fijado”. A ellos, el griego les pide incentivos “para atraer la tan necesaria inversión privada”, y por eso exige “abordar esta cuestión con urgencia”.

Existe un amplio consenso europeo en que en los próximos años se precisarán inversiones ingentes en la UE para no perder el paso frente a las grandes potencias como Estados Unidos y China. Los cálculos que hay son diversos, pero todos vienen a apuntar en una misma dirección: cantidades inimaginables de dinero que tendrán que salir de los presupuestos públicos, pero también del sector privado, pues el público está inmerso al mismo tiempo en un proceso de consolidación fiscal por la gran cantidad de deuda que acumuló para responder a las anteriores crisis.

Para hacer sus números, el lobby industrial ha encargado dos informes a la consultora Boston Consulting Group, uno sobre competitividad y otro sobre infraestructuras energéticas. Explica el primero de ellos que en este momento el sector secundario en Europa se encuentra con cuatro obstáculos a superar: los altos precios de la energía comparados con otras áreas, el acceso limitado a las fuentes de energía renovables, el alto coste de las emisiones de CO₂ y el alto volumen de inversiones que precia la descarbonización. Las consecuencias de no superar con éxito estas trabas no son buenas: “aumento de precios y desindustrialización”, avisa el documento.

Uno de los puntos a los que señalan como prioridad para empezar a resolver la situación son las redes de transporte energético. “Es un reto. La UE se encuentra en una situación privilegiada, ya que cuenta con una de las mayores redes interconectadas del mundo, pero también con un mercado único de la energía poco desarrollado; estos objetivos necesitan más apoyo a través de medidas reguladoras”, concluye el análisis.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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