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La industria militar española busca hacerse con contratos en la India por más de 5.000 millones

La secretaria de Estado de Defensa y una delegación de empresas del sector visitan Nueva Delhi

INTA
El director de INTA, Julio Ayuso, tercero por la izquierda, junto a la secretaria de Estado de Defensa, Mª Amparo Valcarce, y otras autoridades durante la presentación del avión C295 en las instalaciones de Airbus, en Sevilla.José Manuel Vidal (EFE)
Miguel González

India se ha convertido en el nuevo El Dorado al que peregrina la industria militar española. Una delegación del Ministerio de Defensa, encabezada por la secretaria de Estado Amparo Valcarce, y otra empresarial, organizada por la patronal Tedae, visitan esta semana la nación más poblada del mundo, con más de 1.400 millones de habitantes. Su objetivo es abrir mercado en un país con el cuarto mayor gasto militar (tras Estados Unidos, China y Rusia) y conseguir contratos por valor de más 5.000 de millones de euros en sectores como el naval, el aeronáutico o el electrónico.

Nueva Delhi está intentando romper su tradicional dependencia armamentística de Moscú sin caer en la de Washington y busca socios tecnológicos que le ayuden a impulsar una industria militar propia que le asegure su autonomía —los contratos incluyen una cláusula Make in India de nacionalización de al menos el 70% de componentes— lo que abre una ventana de oportunidad para las empresas españolas. El clima de negocios se ve favorecido por las buenas, aunque muy escasas, relaciones políticas y por la flexibilización de visados puesta en marcha por la Embajada española en Nueva Delhi, lo que ha multiplicado las visitas de empresarios y autoridades, no solo federales sino también de los poderosos estados de la unión.

La industria española parte del éxito del programa C-295 de Airbus que, tras una década de negociaciones, ya es una realidad. La Fuerza Aérea india recibió en septiembre pasado la primera de las 56 unidades que ha adquirido por unos 2.100 millones de euros de este avión de transporte militar de diseño español y ya ultima la compra de otras 15, seis de patrulla marítima para la Armada y nueve de vigilancia para la Guardia Costera. La clave de la operación está en la instalación de una planta de montaje de aviones en Vadodara, en el estado de Gujarat, al oeste del país, por parte de Tata Advanced Systems Limited (TASL), socio local de Airbus. Los primeros 16 aparatos se fabrican ya en la planta de San Pablo (Sevilla) y el resto en la India, entre 2026 y 2031. Airbus ha conseguido la certificación para producir piezas del C-295 en la India y el programa cumple a rajatabla el calendario.

Pero la parte del león de este negocio es el proyecto P75 (I) de la Armada india para construir seis submarinos por más de 4.500 millones de euros. El S-80 de Navantia ha pasado a la fase final del concurso junto al 214 de la germana Thyseenkrupp (TKMS). Ambos se han aliado con compañías indias: la española con la privada Larsen & Toubro y la alemana con la pública Mazagon Dock SL. Por el camino se han quedado las ofertas de Rusia, Corea del Sur y Francia, aunque esta última ha recibido como compensación el encargo de tres nuevos submarinos de la clase Scorpène. Se da la circunstancia de que, en la construcción de los seis primeros submarinos de esta serie, participó también Navantia, que ya tiene experiencia en el mercado indio.

Fuentes conocedoras del concurso aseguran que el S-80 se adapta mejor a los requisitos de la Armada india que su competidor alemán, aunque el submarino español tiene un inconveniente: su sistema de propulsión independiente del aire (AIP) aún carece del sello de “sea proven” (probado en el mar). La Armada española no tiene previsto incorporar de serie el AIP español hasta el tercer submarino de la serie S-80, previsto para finales de 2026 (el primero, el Isaac Peral, se entregó en noviembre pasado), por lo que una demora del programa indio jugaría en su favor. De momento, las fuentes consultas descartan que el Gobierno de Nueva Delhi tome una decisión antes de las elecciones que deben celebrarse en mayo de este año y en las que el claro favorito vuelve a ser el primer ministro Novendra Modi.

Pese a estar entre los primeros importadores de armamento del mundo, India ha sido hasta ahora un cliente modesto de la industria española de defensa. En el primer semestre de 2023, último periodo del que hay estadísticas oficiales, España le vendió material militar por 14,5 millones de euros (13,7 en equipos aeronáuticos), mientras que las operaciones autorizadas ascendieron a 1.326 millones (1.182 en sistemas electrónicos). En 2022 las exportaciones sumaron 13,4 millones y las autorizaciones 59,6. Las empresas del sector esperan que estas cifras crezcan sustancialmente con los programas en marcha: en noviembre pasado el Gobierno de Nueva Delhi aprobó inversiones por más de 26.000 millones de dólares para modernizar sus Fuerzas Armadas.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.
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