El BCE se dispone a mantener los tipos de interés pese a la debilidad económica de la zona euro
La autoridad monetaria dejará este jueves el precio del dinero en el 4,5%
Sigue el compás de espera en Fráncfort. El Banco Central Europeo (BCE) mantendrá este jueves con toda probabilidad congelados los tipos de interés en el 4,5% —el 4% si se tiene en cuenta la facilidad de depósito— a pesar del débil crecimiento económico en la zona euro. Sin cambios a la vista, los mercados buscarán pistas en el discurso de la jefa de la institución, Christine Lagarde, sobre cuándo empezarán las bajadas de tipos.
Todo apunta a que la presión dentro del BCE en las próximas semanas será máxima: la economía europea sigue enfriándose, el crédito continúa reduciéndose y la inflación relajándose. Los analistas redoblan su apuesta por una pronta bajada del precio del dinero a pesar de que las tensiones geopolíticas en el mar Rojo vuelven a imponer la cautela ante la amenaza de otro atasco en la distribución.
La diplomacia ha pasado a formar ya parte del trabajo de un banquero central. Lagarde deberá volver a hacer equilibrios este jueves para convencer a los mercados de que no bajará la guardia ante cualquier posible repunte de la inflación y que, a la vez, la economía sigue con su aterrizaje suave a pesar de los malos datos de actividad de enero en Alemania. Hasta ahora, la francesa ha logrado que sus planes no descarrilen: la zona euro sigue sorteando la recesión y la inflación bajó del 9,2% de finales de 2022 al 2,9% en diciembre de 2023.
Los organismos internacionales, desde el FMI al coordinador de los bancos centrales (BIS, por sus siglas en inglés) insisten a los institutos emisores para que no bajen los brazos ante los riesgos que sigue habiendo en el horizonte: la crisis en Oriente Próximo y la demora de los gobiernos en retirar los estímulos a la economía. Sin embargo, los mercados creen que las instituciones europeas pronto dejarán de preocuparse por la inflación para volver a poner el foco en el que se antoja como el gran problema de fondo: el anémico crecimiento del Viejo Continente. En sus últimas previsiones, el BCE augura un exiguo avance del 0,8% del PIB para 2024, solo dos décimas más que en 2023. Sin embargo, los datos de actividad en enero indican que la mayor economía del bloque, Alemania, sigue sin levantar cabeza.
Ante la imposibilidad de los gobiernos de lanzar nuevos paquetes de estímulos, los analistas piensan que la única forma de animar el crecimiento será bajar los tipos, incluso antes de verano. “A falta de estímulos fiscales, y dado que debemos ser más autónomos en la expansión de nuestra economía, la única solución para apoyar el crecimiento y el empleo es bajar los tipos de interés”, afirma Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM. “El BCE no lo hará en la reunión del jueves, pero es lo que hay que hacer para evitar un mayor riesgo para la actividad”.
En el consejo de esta semana, de hecho, el BCE no dispondrá de nuevas previsiones. Y, como la mayoría de institutos monetarios, Fráncfort se ha declarado “dependiente de los datos” que vaya obteniendo. En especial de la evolución de tres indicadores: el IPC, la inflación subyacente y la transmisión de la política monetaria. Los datos de diciembre subrayan que los precios siguen moderándose, aunque los miembros del consejo del BCE han advertido de posibles repuntes en los próximos meses. En cuanto a la efectividad de las subidas de tipos, los últimos datos disponibles indican que el crédito bancario sigue contrayéndose en el conjunto de la eurozona.
Bajada “probable”
Con la palanca del precio del dinero todavía enfriando la economía, el BCE observa sobre todo la evolución de los salarios y los márgenes empresariales en unas economías que, en esta ocasión, exhiben un mercado laboral fuerte. Sin embargo, el director gerente del BIS, Agustín Carstens, anticipó el pasado lunes: “Hasta ahora no estamos viendo evidencias de que se esté desplegando una espiral salarios-precios”.
Tal vez por ello, para Lagarde ya no es tabú hablar de las futuras bajadas de tipos. En una entrevista en Bloomberg, la francesa dijo recientemente que un recorte a partir de verano es “probable”. “Estamos diciendo que dependemos de los datos y todavía hay cierta incertidumbre y hay algunos indicadores que no están anclados en el nivel en el que nos gustaría verlos”, advirtió.
Aun así, los mercados ya están descontando las bajadas de los bancos centrales. Ocurre en Estados Unidos, donde las bolsas vuelven a escalar hasta máximos históricos, y en Europa, donde los mercados de deuda o el Euríbor se han relajado. “Es una paradoja perenne de la política monetaria: cuanto más se espera un cambio de tipos, menos necesario se vuelve”, sostiene Felix Feather, economista de la firma de inversión Abrdn.
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