El sector del juguete se reajusta, pero teme el descenso de la natalidad y la madurez prematura de los niños
Los fabricantes confían en alcanzar un crecimiento del 1% este año, tras la campaña de Navidad, que copa el 40% de las ventas en el mercado nacional
El sector del juguete parece haber alcanzado la tranquilidad. La sucesión de pandemia, colapso en la cadena de suministros, aumentos de costes del transporte, las materias primas y la energía, las expectativas para 2023 pasan por la regularización tanto en la producción como en la distribución. No obstante, los datos demográficos españoles inquietan a fabricantes y distribuidores, que constatan una pérdida de clientela. “Si al descenso de la natalidad le unimos unos consumidores que dejan de ser niños cada vez a edades más tempranas”, ha manifestado hoy Fernando Pérez, de la consultora Circana, “el juguete solo puede crecer aumentando el gasto por niño”, menor que en otros países de Europa, “o bien incorporando a nuevos consumidores, en este caso adultos”.
El aumento progresivo de la edad de los usuarios del juguete es una tendencia que se consolida año tras año. En 2022, la categoría kidult (término formado por la unión de las palabras niño y adulto en inglés) alcanzó el 25% de la cuota de mercado, una cifra que podría aumentar, ya que el segmento de usuarios mayores de 18 años ha crecido un 7,1%, según Pérez, que ha intervenido en la presentación de la campaña de Navidad que ha tenido lugar en Madrid. El mercado para los Peter Pan, adultos que no desean crecer, no flojea, pero ahora preocupan las Wendy, los niños que maduran antes de tiempo. Para contrarrestarlo, los jugueteros claman por una subida del gasto anual por niño, que “actualmente es de 211 euros, muy lejos de los 331 de Francia o los 389 de Alemania”, detalla Pérez.
En términos globales, la industria está estabilizada, con apenas variaciones respecto al año anterior. El juguete facturó en 2022 1.699 millones de euros, unos números que bajarán en torno al 1 o 2%, “independientemente del comportamiento del consumo nacional”, según las previsiones que maneja Pérez, a causa del “fuerte reajuste de los niveles de inventario”, en el que colea todavía el “sobreaprovisionamiento” de la campaña anterior, y del “descenso en las exportaciones”. “Los mercados europeos”, clientes mayoritarios, “registran descensos de consumo que se dejan ver ya” en el acumulado de 2023, que “en septiembre registra un ligero crecimiento del 0,16%”, hasta alcanzar los 458 millones. Sin embargo, dado que en el último trimestre se concentra más de la mitad de las ventas al extranjero, el sector espera acabar el año “en negativo”, con un descenso del 2 o 3%. Respecto a las importaciones, que en 2022 registraron un aumento del 22%, “se regularizan en 2023, ya que muestran una caída del 15,54% hasta septiembre”, advierte Pérez.
Los jugueteros confían en que el mercado español acuda al rescate, con sus compras de último momento que dejan para las tres últimas semanas del año entre el 25 y el 30% del total de las ventas. “La campaña nacional es crucial para la industria juguetera”, asegura Marta Salmón, presidenta de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes (AEFJ), quien insiste en que el sector “continúa haciendo un esfuerzo apreciable para minimizar el impacto de la subida de costes en el consumidor, porque en este momento es importante asegurar un crecimiento, aunque sea muy ligero”. Para ello confían en el poderío del mercado licenciado, el que se apoya en “personajes de películas, comics o videojuegos”, que durante 2023 “ha mostrado un mejor rendimiento que el no licenciado”, según Pérez. En este ámbito, la Patrulla Canina, los personajes de la serie de Netflix Gabby’s Dollhouse o los australianos Bluey son los mejor posicionados. Entre las diferentes categorías de los juguetes, esperan que destaquen clásicos como “las construcciones, los vehículos o las muñecas maniquí”, además de “las mascotas electrónicas, una de las categorías más activas este año”, indica Pérez.
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