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El economista jefe del BCE aboga por mantener las reservas llenas para no castigar el crédito

Lane defiende rebajar el balance pero dejarlo en un nivel alto para no socavar la estabilidad financiera

Banco Central Europeo
El economista jefe del BCE, Philip Lane, durante una conferencia en Nicosia (Chipre) el pasado mes de abril.YIANNIS KOURTOGLOU (REUTERS)
Lluís Pellicer

El frenazo en la subida de los tipos de interés ha llevado al BCE a plantear otro debate: la reducción del balance de los bancos centrales de la zona euro, que llegó a ser de 8,56 billones de euros en 2022. La autoridad monetaria lo ha ido reduciendo este año hasta dejarlo alrededor de los siete billones, pero el sector más ortodoxo de su consejo ve en esa acumulación de deuda un estímulo monetario cuya rebaja debe acelerarse. El economista jefe del BCE, Philip Lane, ha instado este jueves a mantener las reservas de la entidad en unos niveles elevados para no perjudicar la estabilidad financiera ni la concesión de crédito.

La presidenta del Eurobanco, Christine Lagarde, ha venido insistiendo en que el precio del dinero es la principal arma para aplacar la inflación, dando un papel secundario a otros instrumentos, incluyendo las ventas de deuda. Sin embargo, la entidad ha ido dando pasos en el último año para deshacerse de la enorme cantidad de bonos que ha ido acumulando en las últimas crisis y que ahora están provocando una sangría en los balances de los bancos centrales de los 20 países de la zona euro.

El presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, fue el primero en abogar por una reducción del balance para contribuir a enfriar la economía. El BCE ya dio un acelerón a esa rebaja al acabar con las reinversiones del programa de deuda que puso en marcha el expresidente Mario Draghi (conocido como APP, sus siglas en inglés) e incentivar el retorno de las barras de liquidez bonificada a la banca. Sin embargo, el BCE todavía sigue adquiriendo deuda con las amortizaciones del plan vinculado a la pandemia (PEPP, por sus siglas en inglés). Y esas operaciones son las que están ahora en el punto de mira de los halcones, el sector más ortodoxo del BCE.

Los banqueros más partidarios de la disciplina fiscal no creen que deban llevarse a cabo ventas masivas, pero sí quieren abrir el debate sobre el fin de las reinversiones para dar otro bocado al balance. Este sector del consejo cree que la congelación de los tipos en el 4,5% permite ahora abordar ese asunto, para el que no obstante requieren de un análisis previo de los economistas de la institución. En cambio, las palomas temen las consecuencias que ese recorte pueda tener en las primas de riesgo. El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, ya ha advertido en más de una ocasión que el PEPP es la primera línea de fuego para atajar una eventual crisis de la deuda soberana. Máxime cuando Italia va dando de vez en cuando señales de peligro.

Otro miembro del sector más heterodoxo, el irlandés Philip Lane, ha intervenido este jueves en ese debate. El economista jefe y miembro del Consejo de Gobierno de la entidad ha afirmado que, en la “nueva normalidad” que viene, el balance del BCE deberá ser más reducido que en la actualidad, pero ha advertido de que no puede volver a niveles anteriores a las grandes crisis de los últimos años. El Eurosistema ha pasado de tener bonos por menos de 1 billón de euros antes de la crisis de 2008 a los casi nueve millones de 2022. El nivel óptimo está entre esos dos puntos para “evitar los riesgos asociados con reservas excesivamente escasas o excesivamente abundantes”, según ha dicho Lane en la Conferencia de Mercados Monetarios del BCE.

Colchón para mantener el crédito

En un mundo más propenso a los shocks financieros, el economista jefe abogó por mantener un colchón suficiente para que los bancos puedan seguir prestando. “Un camino intermedio lograría un equilibrio apropiado entre los beneficios y costes asociados con la creación de reservas del Banco Central y también parece más adecuado para salvaguardar la estabilidad de los sistemas bancario y financiero”, ha afirmado el irlandés. Para ello, el Eurobanco debería dotarse de una cartera de bonos y operaciones a más largo plazo para garantizar la financiación bancaria y otra a corto para absorber shocks de mayor frecuencia.

El irlandés citó otros factores que exigen mantener un nivel más elevado de reservas: el sistema financiero ha crecido, las crisis son más graves que en el pasado, hay menos activos seguros y la supervisión bancaria también es mayor. Trabajar con las reservas, además, evitaría tener que bajar los tipos a su “banda baja”, es decir, hasta terreno negativo. Por ello, en caso de un nuevo golpe económico grave que lleve a bajar tipos, Lane cree que el BCE puede incrementar sus reservas.

Los dos sectores del BCE empiezan a perfilar posiciones para el debate, que Lagarde negó que se produjera en el consejo del pasado mes de octubre. Los halcones no descartan ponerlo sobre la mesa en diciembre, pero creen que tienen tiempo de sobras, puesto que los tipos seguirán congelados durante meses, Mientras tanto, la deuda que se adquirió por el plan Draghi seguirá reduciéndose a medida que vaya venciendo y las reinversiones de los bonos del programa vinculado a la pandemia permitirán parar los golpes que pueda sufrir la deuda de un país en los mercados financieros sin tener que activar el instrumento anticrisis (conocido como TPI).

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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