La debilidad de la demanda coloca la actividad manufacturera de España en mínimos
“Hay signos de una leve recesión en el sector manufacturero, o tal vez solo de estancamiento”, señala Cyrus de la Rubia, economista jefe de HCB
El sector manufacturero español sigue siendo el más sensible a las subidas de tipos y acusa una nueva reducción en los niveles de demanda. Según el Índice HCBO PMI (Purchasing Managers’ Index), elaborado por la firma S&P Global, el ámbito industrial se situó en 48 puntos en junio, desde los 48,4 de mayo. En este indicador, una cifra superior a 50 puntos indica crecimiento y una inferior señala una contracción de la actividad económica. La tasa de deterioro del mes pasado fue la más pronunciada en lo que va de año y esto obligará a las empresas a tomar medidas para atajar esta contracción de la actividad: “En España, hay signos de una leve recesión en el sector manufacturero, o tal vez solo de estancamiento”, ha señalado Cyrus de la Rubia, economista jefe de Hamburg Commercial Bank. Aunque ha matizado “que no hay un fuerte impulso a baja”, lo que sumado a una “estabilidad en las carteras de pedidos”, evitará “una desaceleración profunda”.
La actividad industrial ha ido a remolque del sector servicios en los últimos meses y ha acusado más la inflación y las subidas de tipos de interés (situados en el 4%), que se reflejaron en una contracción de la demanda y en la consiguiente necesidad de reducir la producción. Esto último está empezando a traducirse en recortes de personal. De hecho, el documento señala que las reducciones de plantillas acometidas en junio son las primeras significativas que registran los productores españoles desde noviembre del año pasado. Para el analista de HCB, el hecho de que las empresas encuestadas no hayan iniciado recortes hasta ahora es una señal de la “resistencia” del sector y señala que aún existe un “exceso de capacidad” dentro de la industria.
A la industria no le va mejor en los datos a nivel europeo. En la zona euro el índice compuesto se queda en 44,6 puntos, es decir, en territorio contractivo y más lejos del crecimiento que en el caso español. Sí aguanta el pulso el sector servicios que, aunque ha descendido en junio, se mantiene en los 52,4 puntos. El último PMI de los servicios en España, que corresponde a mayo, también fue positivo, en concreto, se mantuvo en 56,7 puntos, aunque también en tendencia decreciente.
Caída de precios
La reducción de la demanda ha tenido efectos a distintos niveles en la industria. Por un lado, ha aliviado las presiones sobre los costes y el precio de los productos cayó al ritmo más pronunciado en tres años. Una reducción que, según el informe, no se limitó a las materias primas, sino que llegó a los precios de venta al público, que disminuyeron en el sexto mes. Otro de los factores que han influido en esto es el stock, según De la Rubia, es que las empresas se habían abastecido de forma exagerada por temor a nuevos cuellos de botella, lo que ha provocado una menor demanda de insumos (cae por tercer mes consecutivo) y, por tanto, un aumento en la disponibilidad de materiales. “Las empresas encuestadas a menudo mencionaron la preferencia por reducir las existencias de compras en línea con las carteras de pedidos débiles”, apunta el documento.
En este sentido, el hecho de que las empresas compren menos productos intermedios —insumos utilizados en la fabricación de un producto final— no quiere decir necesariamente que la contracción se esté acelerando, sino que tienen reservas. De hecho, la caída de los productos se registra sobre todo en estos de naturaleza intermedia, pero aumenta en el caso de los bienes de inversión, gracias a la aportación de los fondos europeos Next Generation.
Finalmente, se advierte que las empresas han estado reduciendo sus precios de venta durante meses. Una buena noticia, teniendo en cuenta que la inflación se moderó en junio al 1,9%, su nivel más bajo desde abril de 2021. Pese a este enfriamiento de la economía, el analista del HCB advierte que no se debe olvidar que la tasa de inflación subyacente —la que excluye para su cálculo de energía y alimentos por ser productos más volátiles—, que aún permanece en el 5,9%, está “significativamente influenciada por los precios en el sector servicios”, que siguen en territorio de crecimiento y cuyas empresas poseen aún amplio margen de fijación de precios.
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