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Erdogan nombra a una banquera central ortodoxa para recuperar la confianza exterior en Turquía

Hafize Gaye Erkan, que presidió el quebrado First Republic Bank hasta 2022, será la primera mujer en dirigir la institución

Sede del Banco Central de Turquía.
Sede del Banco Central de Turquía.ADEM ALTAN (AFP)
Andrés Mourenza

Después de años de experimentos financieros y monetarios, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha decidido retornar a políticas más convencionales. O al menos esa es la señal que transmiten los nuevos nombramientos: tras el de Mehmet Simsek como ministro de Finanzas y Hacienda, el boletín oficial de este viernes anunciaba el de Hafize Gaye Erkan como nueva gobernadora del Banco Central. Es la forma de completar un equipo cuyo objetivo es recuperar la confianza en Turquía de los mercados e inversores internacionales para remontar una situación económica cada vez más crítica.

Erkan (Estambul, 1982) será la primera mujer en hacerse cargo de la institución en toda la historia de la República de Turquía, una muestra más del pragmatismo político y los giros de los que es capaz el islamista Erdogan, que para su reciente reelección se apoyó en formaciones fundamentalistas islámicas que han llegado a pedir que en el piso del Parlamento donde tienen sus oficinas no haya presencia de mujeres (exigencia que se les ha negado).

La nueva gobernadora se licenció en ingeniería industrial por la prestigiosa Universidad del Bósforo y se doctoró en Princeton en ingeniería financiera y matemáticas aplicadas. Ha desarrollado toda su carrera en Estados Unidos: durante casi una década en Goldman Sachs y, posteriormente, en el First Republic Bank de San Francisco, donde ocupó la dirección de inversiones y de riesgos hasta acceder a la presidencia en 2017. Dejó el cargo a inicios de 2022 -según publicó Financial Times, por desavenencias con otros directivos-, un año antes de que comenzasen los problemas que llevaron al banco a la quiebra. Tras ello, ha sido directiva del grupo Marsh & McLennan.

Su nombramiento ha sido realizado a petición expresa de Simsek, quien ha mantenido contactos con Erkan desde que Erdogan lo designó ministro, según la prensa turca. Simsek -que ya se ocupó de la economía turca entre 2007 y 2018- ha dicho que su nuevo equipo está comprometido con una gestión más “racional”, “transparente” y “basada en reglas” para hacerla más “previsible”, una ruptura con su predecesor quien, junto al Banco Central, iba imponiendo normativas y regulación ad hoc para contentar a Erdogan.

“Uno asume que [Erkan] es amiga de los mercados y sostiene ideas económicas ortodoxas. Tenemos la combinación de Simsek, [el vicepresidente, Cevdet] Yilmaz y Erkan, que deberían hacer un equipo decente”, opina Tim Ash, del fondo de inversión Bluebay: “Ya han permitido que la moneda se ajuste a un nivel más racional y veremos qué hace Erkan el 22 de junio [reunión del comité de política monetaria del Banco Central]. Tiene que subir los tipos”. Para ello, deberá convencer a Erdogan, aunque los medios financieros turcos consideran que el presidente ha dado el plácet a un retorno a este tipo de políticas. Aunque, sobre el papel, el Banco Central turco es una institución independiente, la realidad es que lleva años funcionando bajo la dirección del poder Ejecutivo y se espera que Erkan siga funcionando en tándem con el Ministerio. “Hará lo que le digan que haga, como hasta ahora”, opina una fuente bancaria.

Paridad artificial de la lira

Durante años, Erdogan se ha proclamado “enemigo” de los tipos de interés altos y, contra lo que sostienen la mayoría de los economistas, arguye que hay que bajarlos para combatir la inflación. Los anteriores gobernadores del Banco Central se han limitado a aplicar las directrices del presidente en este sentido y el predecesor de Erkan, Sahap Kavcioglu (nombrado este viernes presidente de la autoridad de regulación bancaria de Turquía), los ha ido reduciendo del 19,5% al 8,5% durante el último año y medio pese a la crisis inflacionaria que vive el país. La espiral de precios comenzó meses antes de la guerra en Ucrania, precisamente por esta bajada de tipos, y ha llevado las cifras de inflación hasta cerca del 90, según datos oficiales (más del doble según cálculos independientes), lo que ha convertido a Turquía en el país con los intereses reales (en negativo) más bajos del planeta.

Esto ha provocado la marcha de los escasos inversores internacionales que quedaban en los mercados turcos y que la lira pierda más de la mitad de su valor respecto a divisas como el euro o el dólar en los últimos dos años. Para mantener la paridad durante el último año -de cara a las elecciones- los encargados de la economía turca han recurrido a diversas medidas y parches, como el establecimiento de cuentas de ahorro en liras indexadas al dólar (cuyo coste para las arcas del Estado supera ya los 5.000 millones de euros), a forzar a las empresas a comprar liras y limitar la adquisición de moneda extranjera y, sobre todo, a vender la práctica totalidad de las reservas en divisa del Banco Central, lo que ha reducido así su capacidad de actuación y ha aumentado el riesgo de crisis cambiaria.

Pero el mantenimiento artificial de la paridad de la lira -unido a la inflación- ha provocado graves daños a las empresas exportadoras, que han visto reducida su competitividad exterior, por lo que una de las primeras medidas de Simsek ha sido, esta semana, dejar de defender la lira a través de la quema de reservas. Así, el miércoles la lira turca cayó un 7% hasta situarse en las 23 liras por dólar. Con todo, para evitar una debacle, al día siguiente se volvió a las intervenciones en el mercado de divisas a través de compras de los bancos públicos.

Fuentes bancarias turcas citadas por la prensa local aseguran que lo ocurrido esta semana ha sido “una devaluación intencionada” para llevar la lira a un precio de cambio más cercano a la realidad y los analistas prevén que su cotización siga bajando progresivamente hasta las 28 liras por dólar a final de año. Para recuperar las reservas del Banco Central, y hasta que Turquía recupere la confianza de los inversores internacionales, se están manteniendo contactos con gobiernos amigos. Según la agencia Reuters, 3.000 millones de dólares “procedentes del extranjero” fueron depositados en la institución la pasada semana. En los meses anteriores a los comicios, bancos centrales y gobiernos de países del Golfo, Rusia y China hicieron cuantiosas transferencias directas y a través de swaps.

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