El rey del papel de fumar cede el testigo a su hijo
Jordi Mercader, presidente del grupo papelero Miquel i Costas, renuncia a continuar como presidente de la compañía tras 32 años, pero se mantendrá como principal accionista
El mundo, en el siglo XX, fumaba papel catalán. La empresa familiar Miquel i Costas, cuya tradición industrial como empresa papelera empieza en 1725, era mundialmente conocida por sus papeles de liar —que evolucionarían más tarde en la marca Smoking— y el negocio iba como un tiro. La compañía se sobrepuso a las dificultades de la Guerra Civil, expandió mercados y entró en el sector de los papeles industriales, pero a principios de los noventa la coyuntura económica dejó a la empresa muy tocada, y los herederos de la familia Miquel i Costas escogieron a un profesional para enderezarla. Después de 32 años modernización, este ejecutivo, Jordi Mercader Miró, ha decidido no optar a la presidencia del grupo en la renovación de cargos que se llevará a cabo en la próxima junta de accionistas, el 22 de junio. Pero, como en una empresa de casi 300 años de historia si algo pesa es la tradición, será su hijo y actual vicepresidente ejecutivo, Jordi Mercader Barata, quien optará al máximo cargo para coger el testigo.
“La gente de mi generación tuvimos la suerte de tomar responsabilidades siendo jóvenes, pero hemos acabado haciendo de tapón, y este tipo de situaciones se tienen que deshacer”, ha argumentado Mercader, de 80 años, en una comida con periodistas este martes. Ha dejado claro que su renuncia no obedece a una necesidad personal: “No tengo ningunas ganas, estoy en plena forma”. Mercader, que antes de pilotar Miquel i Costas había sido presidente del Instituto Nacional de Industria, de la naviera Bazán y, antes, de Industrias de Papel y Celulosa, explica que si deja la presidencia es para mostrar que la compañía tiene un rumbo claro: “Creo que es bueno eliminar todas las incertidumbres alrededor de una compañía, y cuando tienes 80 años puede haber incertidumbres personales, te puede coger un yuyu, así que es mejor haber hecho las cosas antes”, ha explicado. De hecho, Mercader tomó la decisión en 2020, lo contó a sus allegados al año siguiente y quería renunciar en 2022, pero la perspectiva económica, con la crisis energética por la guerra de Ucrania, era complicada, y decidió posponerlo un año más. A partir de ahora continuará como consejero de la compañía, y seguirá siendo su accionista mayoritario, con alrededor de un 17% de las acciones. “Tendré que buscarme trabajo, porque no quiero ser ni un inactivo ni un jubilado, y daré mi visión como un consejero más, pero no seré la sombra de Rebeca, las iniciativas serán todas del presidente”, ha aclarado.
El nuevo presidente, Jordi Mercader Barata, entró en 2006 en la empresa, fue nombrado director general y actualmente es vicepresidente ejecutivo. Explica que su proyecto será continuista con el de su padre: “En cuatro ejes, garantizar la calidad a nuestros clientes, que son empresas industriales, invertir en innovación, avanzar en sostenibilidad y continuar con la solidez financiera”. La compañía es conocida por mantener unos resultados positivos y por su alta rentabilidad: en 2022 las ventas crecieron un 11,9% hasta los 337 millones, y el resultado, aunque sufrió la crisis energética y cayó un 37,7%, se situó en los 31,6 millones. En el primer trimestre de 2023 el resultado neto ha aumentado un 40,5%, alcanzando los 11,05 millones de euros. La empresa repartirá 16,8 millones de euros en dividendos.
La compañía, que cotiza en Bolsa, cuenta con casi 900 trabajadores y ocho fábricas, en las que en el periodo 2021-2023 habrá invertido 100 millones de euros. Mercader hijo ha explicado que el próximo plan de inversiones será de al menos esta misma cantidad, que destinarán al crecimiento del sector de los papeles industriales, ya que su proyecto es ir creciendo en todos los segmentos menos en el del tabaco. La empresa papelera, que se dedica a productos especiales para no tener que competir con los gigantes mundiales del sector, tampoco descarta crecer de forma inorgánica, adquiriendo activos innovadores de otras empresas. Ahora, el 60% de las ventas de Miquel i Costas provienen de productos relacionados con el tabaco (papel de cigarrillos industriales, papel de liar, boquillas...) —hace 15 años representaban el 75% de las ventas—. En cuanto a rentabilidad, los papeles de la industria tabacalera proporcionan el 75%.
Casi el 90% de sus ventas son internacionales, y el 30% de la facturación viene de papeles industriales (pajitas de bebidas, finas hojas para las Biblias, papel para la fabricación de baterías o bolsitas de té, uno de los productos que más facturación les da). El 10% restante son los demás productos que fabrican las 15 empresas que integran el grupo. Uno de estos negocios es el de las papeletas electorales, y de cara a las elecciones del 23 de julio, esperan conseguir contratos de hasta 1.300 toneladas de papeletas.
La junta de accionistas también aprobará la incorporación de los consejeros Teresa Busto del Castillo (exdirectiva de Airbus) y Narcís Serra (exvicepresidente del Gobierno y expresidente de Caixa Catalunya). Los miembros del consejo y allegados tienen más del 50% de la compañía, y Mercader padre ha dejado claro que no hay opciones de venta: “Ninguno tenemos la intención de vender, a ningún precio”.
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