La economía global afronta una masiva transformación de los empleos

El mundo atraviesa una fase de grandes turbulencias y cambios. La pandemia, la tensión geopolítica, la revolución tecnológica, la transición verde y otros factores impulsan una profunda transformación en varios niveles, y el mercado laboral es uno de los territorios principales en las que esta se proyecta. Una encuesta publicada por el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés, también conocido como el Foro de Davos) apunta a que, en el próximo lustro, esta gran reconfiguración afectará a alrededor de un cuarto de ese mercado, con importantes tasas de creación de nuevos tipos de empleos y destrucción de antiguos.

El Informe sobre el futuro de los empleos analiza las perspectivas del mercado laboral ponderando información facilitada por 803 empresas que dan empleo a 11,3 millones de trabajadores en 27 sectores y 45 economías del mundo. En conjunto, ofrecen indicaciones proyectables sobre un perímetro que abarca unos 673 de los 820 millones de trabajadores incluidos en el monitoreo de datos de la Organización Internacional del Trabajo. La OIT considera que a escala global hay unos 3.300 millones de trabajadores entre economía formal e informal. La proyección no es pues exhaustiva, pero sí lo suficientemente amplia como para dar pistas sólidas acerca de las expectativas en la economía formal.

El estudio —publicado en vísperas de la celebración, este martes en Ginebra (Suiza), de una conferencia internacional sobre crecimiento, empleo y oportunidades organizada por el WEF— proyecta en el periodo 2023-2027 la creación de 69 millones de empleos propios de la actividad económica de nueva generación y, en paralelo, la desaparición de 83 millones de los tradicionales. Ponderados sobre la base de 673 millones de empleo de los sectores cubiertos por el estudio, se destila una tasa de alteración (el total de los que se crean y se destruyen) del 23%, y un saldo negativo del 2%.

La extraordinaria volatilidad de los últimos años invita a una especial cautela en la proyección de previsiones, pero el estudio permite percibir cuáles son las expectativas de las empresas en relación con dinámicas de fondo que difícilmente cambiarán en su esencia.

La aceleración en la adopción de tecnologías nuevas y avanzadas, la ampliación del acceso digital y la más intensa aplicación de criterios de gobernanza social y medioambiental (ESG, por sus siglas en inglés) destacan como los mayores factores de transformación. Inversiones para facilitar la transición verde o problemas de suministro también figuran entre las principales fuerzas motrices del cambio.

Precisamente las inversiones para la transición verde, los criterios ESG y la reconfiguración de cadenas de suministro más locales se yerguen como los principales elementos de creación neta de empleo.

La ralentización del crecimiento económico, la escasez —o incremento de precios— de los suministros y el aumento del coste de la vida para los consumidores —todos ellos con una fuerte vinculación con el entorno geopolítico— son los factores considerados como mayores destructores de empleo en el próximo lustro.

En este amplio contexto, resulta interesante enfocar la mirada sobre las perspectivas de las empresas con respecto al impacto neto de las nuevas tecnologías en el mercado laboral. El saldo esperado es por lo general positivo. Es decir, aunque estas nuevas tecnologías sin duda contribuirán a la destrucción de empleos, en casi todos los casos hay una expectativa de que serán más los que se creen por su auge. Solo la robotización arroja un balance negativo. Entre las perspectivas optimistas destacan el segmento del análisis de datos (big data) y la tecnología de mitigación del cambio climático.

Más formación a los trabajadores

Si las empresas esperan que un cuarto del mercado laboral experimentará cambios radicales, en términos de creación y destrucción de empleos, mucho más amplio es el impacto de los grandes cambios en marcha en cuanto a la adecuación de las capacidades de los trabajadores a las necesidades modernas. Seis de cada diez trabajadores necesitarán formación de aquí a 2027.

Por sectores, los más afectados por las transformaciones que agitan el tiempo moderno —en lo referente a creación de nuevos trabajos y destrucción de antiguos— son el de medios, entretenimiento y deportes, el sector público y el de tecnología de la información y comunicaciones digitales.

Estas transformaciones impactarán en un mercado laboral global asimétrico, muy resiliente en economías avanzadas, donde ha superado el golpe de la pandemia y resiste bien a las tensiones derivadas de la guerra, pero más renqueante en varias economías emergentes o en desarrollo.

La evolución favorecerá por supuesto los perfiles con mayores capacidades analíticas y creativas o conocimiento técnico en áreas claves. Otros segmentos poblaciones podría sufrir en esta intensa transición, lo que genera la necesidad de ponderar adecuadamente políticas públicas de respuesta.

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