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El ahorro se desploma con la inflación

La pérdida de poder adquisitivo merma la hucha de las familias en la segunda mitad del 2022 tras el récord registrado con la pandemia

Un supermercado en Sevilla, a finales de enero.
Un supermercado en Sevilla, a finales de enero.PACO PUENTES
Antonio Maqueda

La capacidad de ahorro que se llegó a tener con la pandemia ha desaparecido. Por aquel entonces las restricciones para combatir el virus lo dispararon de forma forzosa. No se podía consumir y el porcentaje de la renta disponible que las familias se guardaron alcanzó un récord del 25% entre abril y junio de 2020 y del 18% en la media del año. En 2021 descendió algo, pero permaneció en cotas muy elevadas, superiores al 10%. Y en 2022 aguantó durante la primera mitad. Pero ya en el tercer trimestre, con una inflación rampante y con los hogares recuperando con alegría el consumo en hostelería y turismo, la tasa de ahorro se desplomó hasta el 5,7%, una cifra cercana a mínimos históricos y que se encuentra bastante por debajo de la media registrada entre 2000 y 2019, situada en el 8,4%, y de la media habitual de la zona euro, del 12%.

Entre julio y septiembre del año pasado, el consumo de las familias avanzó todavía a buen ritmo. Pero lo hizo a costa de dejar el flujo de ahorro muy reducido. Como destaca el director de coyuntura de Funcas, Raymond Torres, en el conjunto del año pasado, según sus previsiones, la renta disponible real disminuyó un 4,7%, muy lastrada por la inflación. Sin embargo, el consumo real, una vez restada la inflación, subió un 4% según el INE. Al crecer el consumo por encima de las rentas, el ahorro se ha deteriorado.

Este nivel de ahorro se antoja muy reducido, sobre todo si se tiene en cuenta que con esta cantidad ha de hacerse frente al pago de las deudas. La nota positiva es que de momento el ahorro por precaución no se ha activado. Este suele generarse cuando el mercado laboral se deteriora y hay miedo a perder el trabajo. Los mayores aumentos de la tasa de ahorro han sido normalmente en épocas de destrucción de empleo. En este sentido, la transformación a fijos que ha propiciado la reforma laboral podría haber contribuido a mantener el consumo.

Pero, en todo caso, las cifras de ahorro reflejan una situación de mayor presión y menos margen en las cuentas de los hogares por las dentelladas de la inflación y unos tipos al alza. En solo dos años la pérdida de poder adquisitivo acumulada supera el 12% y la subida de intereses empezará a notarse con más fuerza este año, conforme se vayan renovando las hipotecas a tipo variable.

¿En qué medida se está gastando el colchón creado con la pandemia y hasta qué punto puede amortiguar estos impactos? Según Funcas, calculándolo a partir de todo lo que ha excedido un ahorro medio del 8% de la renta, el sobreahorro que se registró en 2020 fueron unos 70.000 millones. Y en 2021, unos 40.000. Se trata de una bolsa extraordinaria de 110.000 millones que se esperaba que diese impulso a la economía en cuanto acabase la pandemia. Sin embargo, esto no ha sido así. No se ha producido una reedición de los locos años 20 como se llegó a vaticinar, en parte por la persistencia de la incertidumbre. Entre mediados de 2021 y mitad de 2022, solo un 15% de los españoles recurrió a ese colchón de ahorro, según las encuestas del BCE. De hecho, una vez se resta la inflación, el consumo se encuentra en términos reales todavía un 4% por debajo del nivel anterior a la pandemia.

Como explica el Banco de España, las rentas altas disminuyeron mucho su consumo con la pandemia, sobre todo en hostelería y ocio, sin que apenas perdieran ingresos debido a que sus trabajos estaban más protegidos de las restricciones. En cambio, las rentas bajas compran en mayor proporción productos esenciales y, en consecuencia, mantuvieron una mayor parte de su consumo. Además, perdieron más renta porque sus ocupaciones se hallaban en sectores más expuestos a las limitaciones a la movilidad.

“Una proporción muy elevada de la bolsa de ahorro extraordinaria acumulada durante la pandemia se concentró en las rentas más altas, cuya propensión marginal a consumir es menor. Por tanto, es probable que, a futuro, una parte importante de este ahorro no se destine al consumo, sino que se mantenga en los activos en los que se materializó”, explicaba hace unos días la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, en el Observatorio del Ahorro y la Inversión organizado por Bestinver-IESE.

¿A qué se ha destinado este ahorro entonces? De acuerdo con datos del INE y del Banco de España, las familias ahorraron entre el primer trimestre de 2020 y el tercer trimestre de 2022 unos 270.000 millones de euros. Y se endeudaron en unos 8.000 millones una vez restadas las amortizaciones de deuda. Con esta combinación de crédito y ahorro, unos 196.000 millones han ido a activos financieros, con cerca del 80% en efectivo y depósitos. Y casi 140.000 millones se han destinado a la inversión en vivienda, unas cantidades elevadas pero por debajo del periodo de la burbuja y sin recurrir tanto al endeudamiento. El Banco de España destaca además que en fechas recientes ya se está detectando un aumento de las amortizaciones de hipotecas ante la subida de tipos.

Del cuarto trimestre todavía no hay cifras sobre cuánto dejaron las familias en la hucha. Pero el hecho de que el consumo se hundiese un 1,8% trimestral hace pensar que el ahorro no cederá todavía más. Si bien cabe pensar que el INE mejorará algo las estadísticas de consumo al incorporar los datos diciembre. De acuerdo con los indicadores a tiempo real de CaixaBank, el consumo total se ajustó mucho en octubre y noviembre, pero mejoró sustancialmente en diciembre con las Navidades.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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