El gasóleo se abarata en la primera semana de veto europeo al diésel ruso
El importe medio por litro retrocede a niveles de principios de año, mientras la gasolina baja por primera vez en cinco semanas
El veto europeo al gasóleo ruso, un reto mayúsculo para el continente, se ha estrenado con buen pie. Tanto el diésel como la gasolina han visto esta semana retroceder sus importes medios en España. De acuerdo con el último Boletín Petrolero de la Unión Europea, publicado este jueves, el precio de la gasolina cede levemente por primera vez en cinco semanas, que es tanto como decir en todo lo que llevamos de 2023. El litro se paga, en promedio, a 1,655 euros, 0,3% menos que la semana pasada. El gasóleo se sitúa en 1,677 euros por litro tras descender un 1,6%. Se trata un movimiento significativo en una semana en la que Europa ha dado una vuelta de tuerca a los embargos impuestos a Rusia por la guerra de Ucrania. Tras el gas natural y el crudo, ha llegado el turno de derivados como el diésel y los analistas vaticinan un futuro cargado de incertidumbres para un mercado europeo de combustibles muy dependiente del suministro ruso y con pocas alternativas viables.
Pero ese efecto, que según los vaticinios redundará en precios más altos, no se ha dejado notar de momento. El diésel, de hecho, marca el segundo precio más bajo en lo que va de año (solo en la primera semana de 2023 era más barato). Para un coche con un depósito de tamaño medio (55 litros), llenar el tanque supondría pagar unos 92 euros. En origen, el diésel es un 2,2% más caro que al acabar el año pasado, aunque hay que tener en cuenta que hasta el pasado 31 de diciembre los conductores se beneficiaban de la subvención de 20 céntimos por litro que el Gobierno puso en marcha tras la invasión rusa de Ucrania. Si se considera eso, el precio real que se paga actualmente en el surtidor es un 16,2% más elevado.
En cuanto a la gasolina, la factura por llenar el depósito saldría por unos 91 euros. Este combustible, tradicionalmente más costoso que el gasóleo (por los mayores impuestos que soporta), se mantiene una semana más por debajo. Se trata de una anomalía en términos históricos que se consolidó cuando el conflicto bélico en el este de Europa puso patas arriba el mercado de carburantes. El principal motivo que lo explica es que la producción europea de gasóleo —a diferencia de la de gasolina— no es suficiente para abastecer el mercado interno, y obliga al Viejo Continente (el que más diésel gasta, con cuatro de cada diez coches particulares y la mayoría del transporte profesional movidos por este combustible) a echar mano de importaciones.
Pero esa diferencia entre la gasolina y el gasóleo se ha ido estrechando en las últimas semanas, en las que el mercado parecía estar volviendo lentamente a su normalidad histórica. De hecho, respecto a finales del año pasado, la gasolina se ha encarecido mucho más: un 5,7% en origen, lo que supone que, sumando el fin de la ayuda de 20 céntimos, los conductores pagan en el surtidor un 21,2% más. Una incógnita que se abre es si esta tendencia se mantendrá con las recientes sanciones a los derivados petroleros rusos, lo que estrecha el abanico de fuentes de las que Europa puede importar diésel.
El abaratamiento de esta semana no se ha producido solo en España. De media, descienden los importes de los carburantes tanto en la Unión Europea (1,728 euros por litro de gasolina y 1,761 euros por litro de gasóleo) como en la eurozona (1,781 y 1,787 euros por litro, respectivamente). Los precios en España, por tanto, se mantienen por debajo tanto de la media comunitaria como de la de los países de la moneda común. Bulgaria (1,307 euros por litro) es el país con la gasolina más barata y Dinamarca (1,980 euros) donde resulta más costosa. En el caso del diésel, el suelo comunitario lo marcan los 1,210 euros de Malta, lo que supone pagar 90 céntimos menos por litros que en Finlandia (2,111 euros).
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