Madrid pierde el triple de ingresos que la media de las comunidades por sus rebajas de impuestos
La región de la capital es la que menos gasta en servicios públicos fundamentales: 2.920 euros per cápita frente a los 3.197 euros del promedio regional, según datos recopilados por la Autoridad Fiscal
Madrid es la comunidad que más exprime a la baja su competencia fiscal. Esta política de bajos impuestos se ha convertido desde hace años en uno de los sellos distintivos del Gobierno madrileño, liderado por el PP desde hace 30 años. En 2021, todas las medidas tributarias de reducción de impuestos supusieron una merma en los ingresos regionales del 1,9% de su PIB, un porcentaje que casi triplica la media autonómica (0,65%). Es decir, Madrid dejó de recaudar más de 4.000 millones por las rebajas fiscales acumuladas. La comunidad presidida por la popular Isabel Díaz Ayuso también destaca por otra marca. Es la que menos gastó en servicios públicos fundamentales ―sanidad, educación y servicios sociales― el año pasado: 2.920 euros por habitante ajustado, frente a los 3.197 del promedio regional.
Estos números se pueden extrapolar de la nueva versión del Observatorio interactivo de comunidades autónomas presentado este lunes por la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef), una herramienta que bebe de datos públicos y donde se puede consultar y comparar un maremágnum de información económica regional. Su actualización llega en un momento de tensión a cuenta de los impuestos regionales y con la reforma del sistema de financiación autonómica, pendiente desde 2014, que se está a un paso de volverse a quedar en el aire durante esta legislatura.
Al igual que Madrid, también las rebajas fiscales de Cantabria, Canarias, Andalucía, La Rioja y Castilla y León han supuesto una merma en los ingresos autonómicos superior a la media. En el extremo opuesto se encuentran las Islas Baleares, Extremadura y Asturias. Los datos que emplea la Airef para llegar a estas comparaciones se obtienen del presupuesto anual de beneficios fiscales de cada comunidad, y se refieren a los tributos cedidos como el impuesto de patrimonio, sucesiones y donaciones o transmisiones patrimoniales (ITP y AJD); en el caso del tramo autonómico del IRPF, si la diferencia entre subidas y bajadas en esta figura tributaria es negativa, su importe también se incluye como beneficios fiscales.
Baleares es a la vez la comunidad que más ha aumentado sus ingresos por las subidas de impuestos —en este caso, tanto propios como cedidos—. El impacto de todas sus alzas fiscales representa un 1,4% de su PIB en 2021, frente al promedio autonómico del 0,63%. Por encima de esta media también están Extremadura, Cataluña, Comunidad Valenciana, Cantabria y, aunque ligeramente, Andalucía y Aragón.
Por el lado del gasto, medido en términos ajustados —que tienen en cuenta no solo la cantidad de población, sino características demográficas como la edad, y territoriales como la superficie o la dispersión—, también en esta comparación Madrid sale la última de la lista: es la que menos gasta en servicios públicos fundamentales, con importes inferiores a la media en sanidad (1.640 euros frente a 1.728), educación (938 euros con respecto a 1.055) y servicios sociales (336 euros frente a 370). Y eso que al ser una comunidad pequeña y con más densidad de población le resulta más económico prestar los servicios.
Si se considera el gasto primario, es decir, los desembolsos totales sin contar con los intereses, también Madrid sobresale como la comunidad con el menor desembolso: 3.574 euros por habitante. Las autonomías con el mayor gasto por ciudadano son las forales, País Vasco y Navarra, que, sin embargo, cuentan con un sistema de financiación distinto, que les brinda más recursos. Si solo se incluyen en la comparación las autonomías de régimen común, son La Rioja, Extremadura, Cataluña y Cantabria las que registraron el gasto corriente por habitante más elevado en 2021.
Efecto capitalidad
El debate sobre si Madrid se aprovecha del efecto capitalidad para bajar impuestos siempre está abierto y cada tanto inflama el discurso público. La región es sede del Gobierno, los ministerios, las mayores empresas y entes públicos, y por ende de los profesionales mejor retribuidos y los mayores patrimonios. En otras palabras: por albergar la capital del país atrae a quien tiene más riqueza e ingresos y a las grandes sociedades, por lo que acaba recaudando más. Además, las rentas altas hacen menor uso de los sistemas públicos que el resto.
Por eso, los datos del sistema de financiación no muestran esta desigualdad porque no tienen en cuenta las políticas de gasto de las regiones. En virtud de este esquema, todas las comunidades deben aportan a una bolsa común el 75% de su recaudación normativa (la que tendrían si no aplicaran subidas o rebajas fiscales), que luego el Estado reparte de forma que no haya grandes diferencias entre territorios. Sin embargo, intervienen después varios fondos para ajustar la distribución, cuyo funcionamiento es enrevesado y no siempre transparente. Cantabria y La Rioja son las autonomías con más dinero per cápita del sistema. Y aunque Madrid está algo por debajo, cuenta con más recursos propios que otras autonomías y una dinámica de gasto, por geografía, demografía y renta, que le permite liderar la competencia fiscal a la baja.
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