Por un pacto energético
Es necesario alentar un gran acuerdo para corregir los errores del modelo actual y potenciar lo que ya hacemos bien
Ahora que estamos en tiempos de mundial de fútbol, recordaba una frase de Fernando Ónega abriendo un informativo de televisión pocos minutos después de que la selección española cayese eliminada en cuartos de final: “jugamos como nunca y perdimos como siempre”. Mi empeño es evitar que todos los que participamos en el tema eléctrico —empresas, regulador y clientes— hayamos puesto nuestro mejor empeño y que el resultado final no sea beneficioso para el conjunto de la sociedad. Que no hayamos podido impulsar la transición energética y que un servicio esencial y de enorme valor añadido como es la electricidad, se convierta en una herramienta de división y no de desarrollo.
Los consumidores reciben gran cantidad de información y consignas sobre la energía y sobre la electricidad en particular. Información relacionada con el alza de precios de las materias primas energéticas, fundamentalmente del gas y, derivado de ello, del precio mayorista de la electricidad. Debido a la complejidad del sector eléctrico, de su regulación y de su operativa, no es fácil explicar a la ciudadanía lo que está sucediendo.
Hay consignas que, por mucho que se repitan, no son ciertas. Obviamente, desde Endesa respetamos todas las opiniones, así como cualquier postura crítica. Ante ello, nuestra posición ha sido y sigue siendo explicar, proponer y construir espacios de entendimiento.
El origen del problema es el precio del gas y cualquier medida que no ataje el problema en origen no va a revertir la situación. Las soluciones deben ser consensuadas en Europa y aplicarse a todos los países miembros.
Estamos viviendo momentos inéditos que requieren de respuestas audaces y constructivas. Llevamos meses trabajando en un entorno energético complejo, proponiendo a las instituciones soluciones con un enfoque constructivo, a la par que avanzamos en el plan de transición energética que España necesita.
Quiero recalcar que la actividad de las compañías eléctricas está regulada por las instituciones y organismos que rigen el mercado eléctrico. También que nuestras cuentas son evaluadas y revisadas por auditoras independientes. Son cuentas públicas y en ellas se acredita una rentabilidad razonable e inferior a otros sectores industriales si tomamos la referencia media durante los últimos 5 años. Una rentabilidad que puede consultarse también en la Central de Balances del Banco de España.
Endesa es una de las empresas industriales que más invierte en España. Una inversión que genera empleo, que hace posible el despliegue de infraestructuras de generación eléctrica renovable; así como redes de distribución inteligentes para gestionar con éxito la ola de electrificación que se acelerará debido al incremento del autoconsumo, la movilidad eléctrica o el uso de baterías.
Destinamos el 45 por ciento de los beneficios a impuestos. Somos uno de los mayores contribuyentes en España. Trabajamos con más de 3.600 empresas, la mayoría pequeñas empresas españolas. Empleamos de forma directa a más de 9.200 personas. Las compras realizadas a proveedores alcanzaron los 3.240 millones en 2021.
Somos la empresa eléctrica que más energía distribuye y comercializa en España, y desarrollamos la actividad en un marco sostenible que nos ha permitido ser ya la compañía eléctrica verticalmente integrada con menos emisiones de gases de efecto invernadero en la Península Ibérica.
Veo todos los días a empleados del sector trabajar para mantener y modernizar la red de distribución; construir parques eólicos y plantas fotovoltaicas; operar y garantizar la seguridad de centrales nucleares, centrales hidroeléctricas o plantas de ciclo combinado; cientos de ellos pendientes de cualquier incidencia en los centros de control, otros tantos interviniendo para restaurar el suministro cuando se producen enganches ilegales que sobrecargan la red y dejan sin luz a vecindarios enteros. Una labor honesta y profesional para asegurar que no falte la energía.
Aun así, también nos equivocamos, cometemos errores, fallamos en muchas cosas. Las empresas son esencialmente personas y las personas erramos muchas veces. Lo que nos diferencia es la capacidad para reconocerlo, actuar y aprender de los errores porque nuestra razón de ser son los clientes y el servicio que prestamos a la sociedad.
Vivimos momentos complejos y necesitamos trabajar de manera constructiva y audaz para asegurar un modelo energético eléctrico renovable, asequible y accesible. La solución pasa por la colaboración público-privada. Sería necesario y pertinente alentar un gran pacto energético para corregir los errores del modelo actual y potenciar lo que ya hacemos bien.
Es importante situar en el tablero cinco elementos clave para abordar el problema de manera constructiva: el primero, ayudar a los clientes vulnerables; el segundo, un modelo de fijación de precios acorde al momento; el tercero, previsibilidad y seguridad jurídica para atraer inversiones y acometer la transición energética; el cuarto, un modelo regulatorio que favorezca el despliegue y digitalización de las redes de distribución; y el quinto, agilidad en los permisos administrativos para despliegue de renovables y puntos de recarga de vehículos eléctricos.
En definitiva, no perder el tren de la transición, hacerlo con la sensibilidad social que la actual coyuntura requiere, pero hacerlo también sin gripar el motor socioeconómico que las empresas representan. Debemos hacerlo desde el entendimiento entre gobierno, empresas y sociedad civil. Solamente así podremos afirmar que jugamos como nunca y, esta vez sí, todos ganamos como siempre.
José D. Bogás es consejero delegado de Endesa.
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