El Eurogrupo pacta centrar las ayudas en los más vulnerables para contener la inflación y el gasto público
El ministro irlandés Pascal Donohoe, reelegido presidente de este órgano por unanimidad
Los ministros de Finanzas de la zona euro, el Eurogrupo, ha saludado con agrado la propuesta de la Comisión Europea para concentrar las ayudas por la crisis energética en quienes más lo necesitan. “Es un impulso muy útil en este momento”, ha reconocido el presidente del organismo, Pascal Donohoe, al acabar la reunión que han mantenido este lunes. “Será útil para los ministros a la hora de evaluar cuál es el nivel de apoyo de sus economías para el año que viene y el diseño de ese apoyo”, ha abundado el irlandés, explicando a continuación que es necesario afinar los apoyos en 2023 porque el año que viene no estaría justificado un gran esfuerzo fiscal por “los riesgos que podría suponer para las perspectivas de inflación”.
El buen recibimiento a la iniciativa del departamento que dirige el comisario Paolo Gentiloni, cuyos detalles avanzó EL PAÍS, ya se observaba a la entrada a la reunión. La vicepresidenta primera y ministra de Economía española, Nadia Calviño, por ejemplo, ya había respondido a la entrada a la reunión que el primer objetivo había sido “implantar medidas de choque”, pero que su intención ahora es “enfocarse en los sectores más afectados y más vulnerables”. Y aunque no ha avanzado cómo va a reenfocar lo aprobado hasta ahora, sí que ha garantizado que se mantendrá el transporte público gratuito porque es una iniciativa “estrella” y la única con una vocación “estructural”.
Ya dentro y con el documento sobre la mesa, se ha abierto el debate que Gentiloni ha calificado como “una buena discusión”. El intercambio de opiniones sobre el tema, que se habría mantenido entre los ministros de Finanzas de los Veintisiete, en lo que se conoce como Eurogrupo ampliado, no acaba este lunes. “Este es un trabajo en el que seguiremos realizando mes a mes durante el próximo año. Queremos mejorar aún más la calidad del diseño de estas medidas, buscar oportunidades para asegurarnos de que el nivel de apoyo es adecuado y seguir estudiando cómo podemos acercarnos a un enfoque común”, ha resaltado Donohoe.
Reforma de las reglas fiscales
También este lunes se ha abierto formalmente otro debate con otra propuesta de la Comisión sobre la mesa: la reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento, es decir, las reglas fiscales. Gentiloni, encargado de presentar al Eurogrupo el planteamiento del Ejecutivo comunitario, ha mostrado su empeño de llegar a un punto en común en el primer trimestre del año que viene. Y en esto, ha encontrado el respaldo de Donohoe: “Si bien el plazo para llegar a conclusiones para la cumbre de marzo de la Eurozona es exigente, creo que es muy posible que es necesario que la Comisión esté en condiciones de dar orientaciones y señales a los ministros para sus presupuestos de 2024″. Esas orientaciones llegan siempre en primavera, por lo que es de suponer que ya antes debería estar cerrado el debate o por lo menos casi culminado en los grandes temas. Los textos legales llegarían después, pero ese el pacto previo serviría de base a Bruselas para dar esas señales sobre cómo elaborar las cuentas públicas para 2024.
El mayor escollo para cumplir con ese objetivo estará, sin duda, en Alemania. Su ministro de Finanzas, Christian Lindner, que hasta ahora ha sido el más escéptico con la propuesta comunitaria, ha advertido a la entrada de la reunión está bien partir “de supuestos realistas” que los recogidos en las reglas fiscales actuales. “Sin embargo, el objetivo debe ser embarcarse en un camino fiable hacia una reducción de la deuda nacional. Algo que permita la flexibilidad”, ha añadido, advirtiendo a continuación que eso no supone “bilateralizar” las normas entre cada Estado y la Comisión. Berlín se muestra escéptica con que en la propuesta de Bruselas cada país negocie con el propio Ejecutivo comunitario su senda de reducción de deuda.
La última reunión del Eurogrupo de 2022 ha servido, además, para que se reeligiera formalmente al irlandés Pascal Donohoe como su presidente. Esta vez ha sido elegido por unanimidad, a diferencia de lo ocurrido en 2020 cuando se impuso en una votación ajustada a la española Calviño. Lo ha interpretado como un “privilegio” y como una oportunidad para la propia Irlanda, ya que “es una economía pequeña y abierta, muy dependiente de lo que sucede en la zona euro”.
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