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Indra busca superar su crisis de gobernanza mientras crecen los recelos en su cúpula

La junta de accionistas vota este viernes a los nuevos miembros del consejo de administración al tiempo que arrecian las voces que piden un cambio en el grupo que lo saque de la parálisis de los últimos meses

Sede de Indra en Madrid.
Sede de Indra en Madrid.
Jesús Sérvulo González

Indra, una de las compañías de tecnología y defensa más importantes de España, vive uno de los momentos más convulsos de su historia. La sociedad atraviesa una envidiable situación financiera, pero no termina de dejar atrás la crisis de gobierno corporativo que arrastra desde el pasado verano. Entonces un grupo de consejeros se enfrentó al presidente, Marc Murtra, elegido unos meses antes a propuesta del primer accionista, la SEPI, el brazo industrial del Estado con algo más del 28% del capital. Murtra, un ingeniero con un currículo notable, está vinculado al partido socialista, lo que despertó ciertas suspicacias. El desencuentro entre Murtra y los consejeros rebeldes terminó con la destitución o dimisión de seis vocales del consejo de administración, en una polémica junta de accionistas. La operación se llevó a cabo con el apoyo de la SEPI, la firma vasca de defensa SAPA (8%) y el fondo Amber Capital (5,1%), primer accionista de PRISA (grupo editor de EL PAÍS).

Tras meses tratando de recomponer la paz interna y suturar las heridas, mañana viernes la compañía celebra una junta general de accionistas para nombrar a los seis nuevos consejeros independientes seleccionados por la comisión de nombramientos de la empresa a propuesta de Korn Ferry, la consultora de selección de ejecutivos. También se aprobará el nombramiento como consejero dominical de Juan Moscoso, ex diputado socialista, a propuesta de la SEPI. Con estas designaciones —sobre las que también ha habido cierta discusión— se restituye el equilibrio en el consejo, según remarcan varias fuentes conocedoras de los pormenores que rodean a la empresa.

Aunque con este movimiento se pretende cerrar la crisis de gobierno corporativo, lo cierto es que anidan las suspicacias en la cúpula de la compañía. Hay quienes señalan al consejero delegado, Ignacio Mataix, como la próxima pieza a mover en el juego de ajedrez en el que se ha convertido Indra, según el relato reconstruido tras recabar la versión de varias fuentes de la compañía, analistas, inversores y accionistas. La relación entre Mataix y Murtra nunca ha sido muy fluida y ya hay voces que piden el cambio del consejero delegado. Otros señalan a Luis Abril, consejero ejecutivo de Minsait, la filial tecnológica del grupo, como uno de los perfiles que están ganando ascendencia, aunque de momento no cuenta con suficientes apoyos en el seno de la multinacional española y, además, genera muchos recelos.

La gestión de Murtra no termina de convencer a analistas e inversores. El catalán desembarcó hace año y medio en la compañía tecnológica para convertirla en protagonista en el proceso de consolidación de la industria de defensa en España, pero no termina de desplegar sus planes. Aún hay decisiones estratégicas pendientes de adoptar como la entrada en ITP Aero, el fabricante vasco de componentes aeronáuticos, o la escisión definitiva de su unidad tecnológica, Minsait, para sacarla a Bolsa o venderla. Muchos en la compañía creen que le ha faltado liderazgo para impulsar su estrategia. También echan en falta una mayor implicación del accionista mayoritario, la SEPI, para respaldar con más decisión el plan de Murtra.

En la compañía esperan que la junta de mañana viernes cierre las heridas. Confían en que transcurra sin incidentes y se cumplan escrupulosamente el orden del día. Entre ellos, destaca la eliminación del voto dirimente del presidente no ejecutivo en caso de empate en las votaciones del consejo. Murtra renunció en su día a sus poderes ejecutivos para tratar de recuperar la paz en el consejo. Otras fuentes reconocen el juego de tronos en el seno de la empresa, pero defienden que tras la restitución del consejo es el momento de impulsar el plan industrial, que ha estado paralizado durante meses por la crisis de gobernanza, y apuestan por dejar trabajar a la cúpula. El calendario aprieta, explica una fuente, porque si no hay movimientos antes de Navidad, la SEPI no va a aceptar cambios que salpiquen la reputación de la empresa cuando ya se ha abierto el ciclo electoral.

La empresa prevé presentar los resultados trimestrales la próxima semana. El mercado espera buenas cifras por el tirón tecnológico gracias a los fondos europeos y el impulso de proyectos de defensa, que se han multiplicado tras la invasión rusa de Ucrania.

Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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