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Récord de ingresos por las subidas fiscales y la inflación

La recaudación de impuestos alcanzará los 262.781 millones, lo que supone un incremento del 7,7%

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la presentación de los Presupuestos de 2023.
La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, durante la presentación de los Presupuestos de 2023.Andrea Comas
J. S. G.

Las cuentas públicas están sostenidas sobre unos ingresos récord. El Ministerio de Hacienda ha proyectado un aumento de la recaudación de impuestos del 7,7% hasta alcanzar los 262.781 millones de euros, la mejor cosecha tributaria de la historia. El principal combustible del auge de los impuestos es la inflación: el Gobierno prevé que los precios aumenten a un ritmo del 5,6% en 2023. El Ministerio de Hacienda también cuenta con el tirón económico, aunque todos los organismos internacionales auguren una ralentización de la actividad durante los próximos trimestres. Y por último, también tienen en cuenta la aportación de las nuevas medidas fiscales como el endurecimiento del impuesto de sociedades y la subida de las rentas del ahorro. Entre las dos medidas el Ejecutivo espera ingresar 2.643 millones más. A esto habría que añadir 3.006 millones más por el impuesto a las grandes fortunas, aunque esta nueva figura no está recogida en los Presupuestos porque “está afectada” por el paquete anticrisis. Es decir, que tiene un objeto finalista para financiar nuevas medidas contra la inflación que aprobará más adelante.

En el extremo contrario, las últimas cuentas de la legislatura antes del inicio del ciclo electoral también contienen varios guiños para familias y hogares antes de los comicios autonómicos y locales del próximo mayo y las legislativas previstas para finales de 2023. Entre ellas destacan la reducción por rendimientos del trabajo que afectará a la mitad de los trabajadores, los que declaran ganar menos de 21.000 euros, con un coste de 1.881 millones. También hay mejoras fiscales para los autónomos por 308 millones. Las cuentas recogen una rebaja del 25% al 23% del tipo del impuesto de sociedades para las pymes. Y una rebaja del IVA para los productos de higiene femenina y anticonceptivos a los que se les aplicará el tipo superreducido del 4%.

Sin embargo, las estimaciones del Ejecutivo están sometidas a una gran incertidumbre. El Banco de España ha enfriado las perspectivas oficiales del Gobierno porque proyecta un crecimiento más débil. Además, advierte del aumento de riesgos económicos por la guerra de Ucrania, la crisis energética y la situación de China. Si se confirman los peores pronósticos los ingresos esbozados por el Gobierno en las cuentas podrían quedar en papel mojado.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, salió ayer al paso de esta posibilidad: “Hemos sido extraordinariamente prudente”, recalcó durante la rueda de prensa posterior al registro del proyecto presupuestario en el Congreso. “En 2021 la inflación fue del 3% y la recaudación subió un 15%”, recordó. “Proyectamos incremento ingresos del 6%. Creo que es una cifra bastante razonable, prudente”, insistió.

La práctica presupuestaria habitual de todos los Gobiernos pasa por sobrestimar los ingresos, según reconocen varios altos cargos que han tenido responsabilidades en la materia. En los últimos 20 años los distintos gobiernos han presupuestado más ingresos de los que realmente han recaudado en 12 ocasiones. Este fenómeno ha sido habitual a partir de la crisis financiera de 2008.

Ingresos totales

Si se recogen todos los ingresos, que incluyen también tasas, ingresos patrimoniales y transferencias, los recursos para el próximo año ascenderían a 307.445 millones, un 6% más que en 2022. Además, de las nuevas medidas fiscales citadas anteriormente las cuentas también recogen los fondos europeos asociados a la recuperación tras la pandemia, “que supondrán una fuente relevante de ingresos —se prevé que en estos tres años se ingresarán más de 56.000 millones—, aunque su efecto sobre la tasa de crecimiento será marginal, al tratarse de importes similares en los tres años”, señala el Ejecutivo en el Libro Amarillo, el texto en el que condensa las cuentas públicas.

Entre las grandes cifras, el impuesto sobre la renta (IRPF) es la figura tributaria que más aporta a las arcas públicas: 113.123 millones de euros, lo que supone un alza del 7,7%. La mejora se debe al aumento esperado de salarios y pensiones. De hecho, el ministerio espera una aumento de la remuneración media del 4,1% el próximo año. Y las pensiones subirán un 8,5% en línea con la inflación media prevista para este año. El aumento del IRPF se produce a pesar de las rebajas para las rentas inferiores a 21.000 euros.

El otro gran impuesto, el IVA, aportará 86.093 millones, un 5,9% más, según la proyección contenida en los Presupuestos. “Los ingresos crecerán ligeramente por debajo del gasto, entre otras razones, porque las devoluciones aumentarán ligeramente por encima de los ingresos, dado que en los primeros meses de 2023 se harán las devoluciones correspondientes a las últimas solicitudes mensuales de 2022 que se espera que sean elevadas. La rebaja del tipo en los productos de higiene femenina y en los preservativos y otros anticonceptivos no medicinales tendrán un impacto marginal en los ingresos”, señala el Gobierno.

Más recaudación en Sociedades

El impuesto de Sociedades recaudará un 7,7% más, hasta los 28.519 millones. El Gobierno justifica esta evolución en dos elementos: “el aumento de los beneficios de las empresas alrededor de un 4,5% y un importe de devoluciones realizadas similar al de 2022″. Las previsiones oficiales se sustentan en una mejora de las ganancias empresariales, a pesar del clima de ralentización económica. “A ello hay que sumar el impacto positivo del tipo mínimo del 15% (vigente desde este año, pero que se hará efectivo en los ingresos al presentar la declaración anual de 2022 en julio del año que viene) y de la limitación en la compensación de pérdidas en los grupos (con efecto en los pagos fraccionados que se hagan en 2023 y, posteriormente, en la declaración de 2023 a presentar en 2024).

Los impuestos especiales, que gravan entre otros al alcohol, el tabaco o los hidrocarburos, recaudarán un 8,2% más hasta los 22.287 millones de euros. Entre los ingresos no tributarios destacan los nuevos gravámenes sobre energéticas y banca. Están incluidos en la partida “ingresos procedentes de tasas y otros ingresos”, que se incrementarán un 35,8%, hasta los 8.725 millones. El incremento se debe al nuevo gravamen temporal en los sectores energético y financiero, que aportará en su primer año 3.500 millones a la recaudación.

Beneficios fiscales: 45.269 millones

El importe estimado de los beneficios fiscales para 2023 asciende a 45.269 millones de euros, un 1,2% más que la cifra de 2022. Más de la mitad de los beneficios fiscales corresponden al IVA, que dejará de ingresar 25.679 millones, un 3,1 % más. Del total imputado al IVA, 10.286 millones se corresponden con exenciones, 10.959 millones con el tipo reducido del 10% y 4.149 millones con el tipo superreducido del 4%.

Las deducciones, reducciones y exenciones en el IRPF restarán 11.179 millones de euros a los ingresos del Estado, el 1,6% menos. La mayor parte por las deducciones por familia numerosa y personas con discapacidad a cargo (1.956 millones), la exención de determinadas pensiones públicas por invalidez (1.172 millones), la reducción por tributación conjunta (1.006 millones) y la deducción por maternidad (953 millones).

Los beneficios fiscales del impuesto de Sociedades bajarán el 2,8%, hasta los 5.697 millones, lo que el Gobierno explica por la caída de los beneficios de las sociedades de inversión y la incidencia de la tributación mínima de las grandes empresas y grupos. Los beneficios fiscales en los impuestos especiales se mantendrán casi estables, en los 1.014 millones de euros.

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Sobre la firma

J. S. G.
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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