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Bruselas acepta ahora debatir la ampliación a toda Europa de la excepción ibérica

La Comisión Europea propondrá limitar el precio del gas para la generación de electricidad, como hacen España y Portugal, y se abre a estudiar la demanda de 15 países, entre ellos España, que exigen un tope al precio de importación de todo el gas

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, este miércoles en Estrasburgo (Francia). Foto: DPA VÍA EUROPA PRESS (DPA VÍA EUROPA PRESS) | Vídeo: EFE
Silvia Ayuso

La Comisión Europea va a proponer formalmente a los Veintisiete una versión europea del mecanismo ibérico que ha permitido a España y Portugal bajar significativamente la factura eléctrica. Así figura en la carta que la presidenta del Ejecutivo europeo, Ursula von der Leyen, ha enviado este miércoles a los jefes de Estado y Gobierno que se reunirán este viernes en Praga. En ella presenta una “hoja de ruta” esbozando los siguientes pasos, en los que se menciona también una “limitación del precio” del todo el gas que se importa en la UE. Esta medida sería temporal y se asemeja bastante a la demanda de 15 países, entre ellos España, inicialmente desestimada por Bruselas, que solo estaba dispuesta a estudiar una medida así en referencia al gas de origen ruso.

“Estamos dispuestos a discutir la introducción de un tope temporal del precio del gas usado para generar electricidad”, señala Von der Leyen en referencia al mecanismo ibérico en el punto tres de los cinco que esboza como propuestas a discutir en Praga. “Esto debería reducir los precios de la electricidad en anticipación de una reforma estructural del mercado eléctrico”, agrega. Desde el pasado junio, España y Portugal tienen acotado el precio del gas que se usa para la producción de electricidad, algo que ayuda a rebajar la factura porque esta tecnología se ha vuelto la más cara y condiciona el importe final en la subasta marginalista. El sistema se ha mostrado exitoso para contener los precios más que en otros países europeos.

Sin embargo, la jefa del Ejecutivo comunitario, cuya institución puso en su momento muchos reparos a la excepción ibérica, destaca al mismo tiempo el principal obstáculo esbozado hasta ahora ante las demandas, cada vez más numerosas e insistentes, empezando por Francia, de aprobar un mecanismo a nivel europeo: el temor a que este aumente el consumo del gas. Bruselas insiste en que esto ha sucedido en España, obviando los argumentos de las autoridades españolas que ligan este evento a efectos externos y no a un mayor consumo energético.

Madrid recuerda que, pese a la limitación de la factura, esta sigue siendo muy superior a los tiempos precrisis, con lo que el mecanismo ibérico sigue sin ser un incentivo para consumir más. El verdadero motivo del aumento del consumo del gas para generar electricidad, señala España, es la ola de calor y la fuerte sequía en Portugal, que han reducido los recursos hidráulicos, y la necesidad de más electricidad por parte de Francia, debido al parón de parte de sus centrales nucleares.

Preocupación por las “fugas”

Un razonamiento que Von der Leyen obvia al limitarse a señalar que “un tope de este tipo acordado a nivel de la UE debería estar diseñado de tal manera que no aumente el consumo generalizado de gas”. Y a su vez, continúa, “exige requerimientos vinculantes de ahorro para compensar las señales de precios más débiles y salvaguardar los flujos transfronterizos de electricidad subsidiada”.

A Bruselas le preocupa también lo que llama “problema de fugas”: que la electricidad subsidiada por un mecanismo de este tipo pueda ser transferida a otros países, como ha sucedido en el caso ibérico con Francia. Ahí el problema es contenido, pero en la capital belga se recuerda que en otras partes del continente, como en Centroeuropa, esto podría tener una magnitud mucho mayor, a lo que hay que añadir además la cuestión de cómo evitar que esa electricidad más barata no llegue a países no miembros de la UE, como Suiza o el Reino Unido, si el sistema se generaliza.

Todo ello apunta a que el modelo ibérico no será calcado en Europa, sino que la Comisión tratará de buscar una fórmula más adaptada a todas las particularidades de los Veintisiete. No obstante, Bruselas ha dado suficientes señales de que países como España o Portugal podrán mantener su propio modelo siempre y cuando se ajuste a las características generales.

Un nuevo índice

En su misiva, Von der Leyen también abre la puerta a un límite del gas más generalizado, como llevan reclamando desde hace semanas 15 países, entre ellos España, que la semana pasada enviaron una carta a la comisaria de Energía, Kadri Simson, en este sentido.

“Propongo que trabajemos juntos con los Estados miembros para desarrollar una intervención para limitar los precios del mercado natural del gas”, escribe la presidenta de la Comisión. Se trataría de una medida “temporal”, que Bruselas estima podría durar entre 6 y 7 meses, que es lo que calcula que necesitaría para crear un índice de referencia nuevo. El que se usa actualmente, el TTF holandés, “ya no es representativo del gas importado”, señala Von der Leyen.

“La Comisión ha empezado a trabajar en un índice europeo complementario que refleje mejor la realidad energética de Europa hoy en día y garantice un mejor funcionamiento del mercado que lleve a precios más bajos”, explica la alemana. El abandono del TTF, o su aplicación junto a otros índices, ha sido otra de las propuestas impulsadas desde hace semanas por España.

Hasta que se implemente ese nuevo índice, “deberíamos considerar una limitación del precio en relación con el TTF de manera tal que siga asegurando el suministro del gas a Europa y a todos los Estados miembros y que demuestre que la UE no está dispuesta a pagar cualquier precio por el gas”, agrega en una referencia a los reparos presentados hasta ahora por los países más opuestos a un tope generalizado del gas. Entre estos figura Alemania, que alega una posible disrupción del suministro.

Durante ese medio año largo en que se tardaría en crear una alternativa, la idea sería imponer un tope, señalando que, por encima de ese precio, Europa no está dispuesta a pagar más. Eso se aproximaría, según Bruselas, a la petición de al menos parte de los 15 países que, aunque realizaron su demanda en bloque para ejercer presión sobre la Comisión —y a la luz del nuevo discurso de Von der Leyen, parece que ha surtido algo de efecto— tienen en su seno interno diferentes maneras de concebir cómo limitar ese precio del gas.

Proveedores “fiables”

En su lista de propuestas, Von der Leyen aboga también por “redoblar” las negociaciones con proveedores “fiables” como Noruega o Estados Unidos para lograr reducir los precios del gas importado, ya sea por tubo o mediante buques de transporte de gas natural licuado. “Un pasillo [de precios] negociado que reduzca los costes de provisión de esos socios sería de interés mutuo”, subraya.

Además, Von der Leyen, que ya había esbozado sus ideas en la mañana del miércoles en un discurso ante el Parlamento Europeo en Estrasburgo, quiere una mayor financiación del programa REpowerEU, lanzado en la primavera para reducir la dependencia del gas ruso. A más largo plazo, la presidenta de la Comisión quiere que se siga trabajando en el “diseño de la reforma estructural del mercado eléctrico” y señala al respecto que Bruselas presentará “a finales de año” ideas para lograr que el mercado eléctrico esté “listo para un futuro más descarbonizado”.

Las propuestas de Von der Leyen deberían servir como guía para la cumbre informal de jefes de Estado y de Gobierno en Praga este viernes, de la que no se esperan decisiones formales, aunque sí unos lineamientos clave para que las nuevas medidas puedan ser acordadas antes de que acabe octubre.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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