Isabel Schnabel (BCE) alerta del riesgo de la inflación endémica y defiende que el banco actúe “con determinación”
La responsable del Banco Central avisa de que las políticas fiscales que estimulen la demanda “causarán más daño”
¿Cuánto dolor vamos a soportar para corregir la inflación desde la política monetaria? La pregunta del presidente del Consejo Económico y Social, Antón Costas, formulada en la cita anual del Foro La Toja Vínculo Atlántico, definió el tono dramático del debate alrededor de los precios y de la subida de tipos de interés, actualmente en el 1,25% pero con visos a seguir la escalada en octubre. Isabel Schnabel, miembro de la junta del BCE y del comité ejecutivo, respondió en su intervención con la misma receta que defiende en cada foro: la autoridad monetaria debe seguir persiguiendo llegar a la inflación objetivo del 2% a través de subidas de tipos. Con determinación. “El dolor del que hablamos no viene de los Bancos centrales, viene de la guerra, que ha provocado un choque de política energética y nos ha empobrecido. Eso tiene un impacto sobre el crecimiento y la inflación, y tenemos el mandato de luchar contra ella”, respondió. Y se refirió a la época de hiperinflación de los 70 y 80 como un aviso. “Había esa idea de que los bancos centrales no debían ir demasiado rápido, y al final llegaron tarde, hubo una recesión más dura y el resultado fue malísimo. Ese tipo de resultados los debemos evitar. La investigación nos dice que en una situación de incertidumbre hay que avanzar con determinación. Por supuesto tenemos que tener mucho cuidado, no decir que hay que subir los tipos a este o aquél nivel. Los bancos centrales no imponemos nada que no sea necesario”.
Schnabel, una de las voces más influyentes en la autoridad monetaria europea, habló de las cifras dolorosamente altas de crecimiento de los precios en la zona euro (del 10%, un ritmo sin precedentes, como ha constatado Eurostat) y de la miríada de riesgos que ello conlleva. “Las personas están sufriendo una pérdida de poder adquisitivo, su salario real está en declive”, aseguró, y defendió que la política del BCE debe ser consecuente con ese 2% de su objetivo de precios a medio plazo (ahora la perspectiva del BCE para 2024 es del 2,3%).
En su exposición, recordó que los ingresos sostenidos en la pandemia fueron un motor para que el consumo contribuyese a empujar al alza los precios. Si bien ahora la confianza del consumidor ha caído en picado y los hogares con menos ingresos están sufriendo porque gastan más en energía y alimentos, también recordó que muchas empresas han podido incrementar sus precios “más allá del aumento de sus costes”.
La miembro del comité del BCE recordó que la pérdida de poder adquisitivo, si continúa, causará “desesperación” si la inflación se vuelve endémica. Y en ese punto aludió a las medidas fiscales amplias tomadas por los Gobiernos -con transferencias a veces lineales para frenar la subida de los precios energéticos- que han estimulado la demanda: “Causarán más daños que otra cosa. Y la espiral de precios-salarios requerirá una respuesta [por parte del BCE] más importante”. Isabel Schnabel, considerada una brillante economista y gran comunicadora, se encuadra dentro del ala dura de la autoridad monetaria -los halcones, que defienden una estrategia más ortodoxa de control de la inflación- frente a las palomas, la corriente en la que se alinean los países del sur más preocupados por el crecimiento.
El contrapunto a su intervención lo dio Carlos Costa, que dijo sentirse mucho más libre para hablar desde que dejó de ser gobernador del Banco de Portugal. Y en su reflexión se deslizaba una crítica al planteamiento de base de los halcones. “Esta vez es diferente. No nos enfrentamos a una inflación que venga de un aumento de la demanda alimentado por un aumento de la liquidez. Hubo un aumento de liquidez, cierto, pero hay un problema del lado de la oferta, que significa que hay menos oferta para cubrir la demanda y un cambio de los precios relativos, lo que significa que alguien va a quedar mejor y alguien va a quedar peor”. Ante ese desafío -el de un alza de precios que no se resuelve con recetas clásicas, recordó que la solución tiene que contar con el consenso social que evite la crispación. “La política económica no va a ser capaz de abordar la cuestión de forma suave. Ha salido el genio de la lámpara y hay que volver a meterlo, pero la lámpara es más pequeña y en ella no cabe el genio. Está apretado por la evolución de los precios. Para mí significa que necesitamos pensar qué podemos hacer en este ambiente inflacionario cuando no está provocado por una cuestión de exceso de demanda”.
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