España eleva en casi un 20% su capacidad de envío de gas al resto de Europa
El Gobierno ve “prematuro” dar por enterrado el proyecto del nuevo gasoducto con Francia, a pesar de la rotunda negativa de Emmanuel Macron
España, el país con la mayor red de regasificadoras de la UE, podrá enviar un 18% más de combustible al resto de socios europeos. La estación de comprensión de Irún (Gipuzkoa), una infraestructura fundamental para el trasiego de gas a Francia, permitirá el tránsito de 1,5 millardos de metros cúbicos (bcm, por sus siglas en inglés) más que hasta ahora a partir del próximo 1 de noviembre, coincidiendo con el inicio de la temporada alta de consumo por las calefacciones.
Las dos interconexiones entre la península Ibérica y Francia —la citada de Irún y la de Larrau (Navarra)— tienen actualmente una capacidad máxima anual de 7 bcm, unos siete barcos metaneros al mes, que pasarán a ser 8,5 en algo menos de seis semanas. Si la demanda así lo requiriese, no obstante, la ampliación podría empezar a utilizarse antes. “Técnicamente ya está disponible”, subrayan fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
El aumento de capacidad del tubo llega en un momento clave, tras el cierre del grifo ruso y con varios países del centro y el norte de Europa preparándose a toda prisa para el invierno más difícil hasta donde alcanza la memoria. España cuenta con una gran capacidad ociosa de regasificación a la que, sin embargo, no se puede exprimir al máximo por las débiles interconexiones con el resto del continente.
Conviene, no obstante, poner en contexto este incremento: aunque importante, apenas supone el 1% del gas que la UE importaba de Rusia antes de la guerra y que tendrá que sustituir en tiempo récord.
“La estación está preparada para enviar ese gas cuando nuestros vecinos franceses lo soliciten”, ha manifestado la vicepresidenta tercera del Gobierno y ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, durante su visita a la instalación, en la que ha estado acompañada por el consejero delegado de Enagás (el gestor del sistema gasista español), Arturo Gonzalo. “España es solidaria y quiere contribuir, porque puede hacerlo, a reforzar la seguridad de suministro de Europa. Este aumento de la capacidad contribuirá sin duda a ese objetivo”, ha enfatizado.
“No se ve el final de esta guerra”
En esta difícil coyuntura energética para Europa, Ribera ha llamado a “levantar la mirada” y a actuar con una dimensión estratégica: “No se ve el final de esta guerra; ayudemos ahora, pero pensemos en los siguientes inviernos. Las energías renovables y las interconexiones para hacerlas fluir entre los países amigos son la única salida”, ha afirmado en una apelación implícita a la construcción del MidCat, el proyecto de conexión pirenaica que permitiría reexportar grandes cantidades de gas a Alemania, y que Francia está bloqueando.
“Es prematuro darlo por enterrado; no está descartado”, ha afirmado la vicepresidenta en referencia al gasoducto inacabado desde Cataluña, al tiempo que señalaba la importancia de las nuevas interconexiones no solo como vía para hacer llegar el gas a la Europa septentrional sino como futura autopista por la que discurrirá el hidrógeno verde, un ámbito en el que España tiene una oportunidad inigualable para convertirse en potencia continental. Ribera ha recordado, no obstante, que el MidCat no es un asunto “estrictamente bilateral [España-Francia]”, sino que se trata de “la seguridad de aprovisionamiento del centro y norte” de la Unión.
El Musel, a punto
Más allá de la mejora en la estación de compresión guipuzcoana, la titular española de Energía ha confirmado que a principios del año que viene ya estará lista la regasificadora de El Musel (Asturias). Hoy inoperativa por la capacidad sobrante en las otras seis plantas de ese tipo en España, está, sin embargo, llamada a jugar un papel clave como “centro logístico de almacenamiento de gas” para el resto de Europa. Su función será doble: recibir y almacenar el gas natural licuado (GNL) que llegue a Gijón, y reexportarlo posteriormente a puertos de Europa central y del norte.
Las actuaciones para mejorar la capacidad de envío de gas al resto de Europa no se limitan únicamente a la cornisa cantábrica. Ante la negativa de París al MidCat —al menos hasta ahora—, la vicepresidenta tercera también ha anunciado este jueves el visto bueno de España a dos proyectos que “maximizarán la solidaridad” en el Mediterráneo: la adaptación del pantalán de la planta regasificadora del puerto de Barcelona, que aumentará la capacidad de envío hacia las costas italianas en buques de menor tamaño; y la puesta en marcha de un “gasoducto virtual”, que alimentará las plantas de ese país con pequeños metaneros que vendrían a cargar a las plantas españolas, principalmente desde la capital catalana.
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