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Los jefes de EY aprueban el plan para sacar a Bolsa el negocio de consultoría

La operación de separación de la auditoría permitirá a los socios lograr ganancias millonarias

El logo de EY en la torre Titania, su sede en Madrid.
El logo de EY en la torre Titania, su sede en Madrid.AFP
Miguel Jiménez

EY ha dado el pistoletazo de salida oficial a su escisión. La firma pretende separar el negocio de auditoría del de consultoría y sacar este último a Bolsa. Eso permitirá cristalizar el valor creado en la firma a lo largo de los años y que los socios logren ganancias millonarias en forma de bonus o acciones. De momento, el comité ejecutivo global de la firma ha aprobado la operación, de la que se viene hablando desde hace unos meses. Ahora toca a los aproximadamente 13.000 socios votarla.

La firma prevé que la votación país por país empiece a finales de 2022 y concluya a principios de 2023. Antes, irá dando más información a los socios de las implicaciones de esa separación. EY ha anunciado ese calendario y la separación “en dos organizaciones distintas y multidisciplinares” en un comunicado en el que no se cita ni el negocio de auditoría, ni el de consultoría ni los planes de salida a Bolsa.

“Habiendo considerado cuidadosamente varias opciones, creemos firmemente que comprendemos el panorama cambiante para construir negocios que redefinan el futuro de nuestras profesiones, crear nuevas y emocionantes oportunidades y ofrecer un mayor valor a largo plazo para los profesionales, clientes y comunidades de EY”, dice la firma en su comunicado, algo etéreo.

Conflictos de interés

La presencia de los negocios de auditoría y consultoría en una misma firmas tiene ventajas e inconvenientes. Da escala e ingresos recurrentes, pero al tiempo es fuente de conflictos de intereses. Si una de las Big Four (EY, Deloitte, KPMG y PwC, las cuatro grandes firmas de servicios profesionales) se hace con la auditoría de una gran empresa, no puede apenas prestarle servicios de consultoría, asesoría de operaciones, fiscal y legal y otros servicios por los posibles conflictos de interés. El negocio de consultoría crece más rápido, pero también está más expuesto a vaivenes.

Pese a todo, EY está sola por el momento en esa idea de la separación. El resto de las Big Four han negado, de forma más o menos tajante, que se planteen un movimiento similar. Directivos de algunas de ellas ven algo cuestionable que los socios actuales capitalicen en gran medida el valor acumulado a lo largo de los años por la firma mediante la operación. Algunos también relacionan la operación con el riesgo de multas y demandas multimillonarias para la rama de auditoría por las revisiones de Wirecard, en Alemania, y de NMC Health, en Reino Unido.

Según The Wall Street Journal, el presidente ejecutivo global de EY, Carmine Di Sibio, puede lograr decenas de millones de dólares. El propio Di Sibio ha explicado al diario neoyorquino que EY planea captar unos 11.000 millones de dólares en la colocación en Bolsa de un 15% del capital de su negocio de consultoría. Eso daría una valoración de unos 73.000 millones. La firma también prevé tomar prestados unos 18.000 millones, según Di Sibio. La mayor parte de esos fondos irán a los socios, aunque el directivo declinó concretar cuánto. Él mismo puede lograr varias decenas de millones de dólares con la operación, que llega poco antes del momento en que estaba prevista su jubilación estatutaria.

La firma de servicios profesionales se plantea la salida a Bolsa del negocio de consultoría para finales del próximo año si las condiciones de mercado son las adecuadas. Antes, y supuesto que los socios voten a favor de ese plan que les proporcionará ganancias millonarias, tendrán que ejecutar la separación de los negocios y lograr los permisos regulatorios, un proceso con cierta complejidad. También, decidir el destino de sus más de 300.000 empleados. Mientras que en algunos casos la adscripción es clara a un negocio o a otro, muchos están en una zona gris, prestando servicios a ambos negocios en función de las circunstancias.

Una vez que la división de consultoría cotice, la firma planea también conceder incentivos en acciones vinculados a objetivos de crecimiento y rentabilidad, lo que puede ir en detrimento de los pagos en metálico, pero salir a cuenta para los socios.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.

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