Claves | ¿Por qué una subida de tipos de interés reduce la inflación?
Los bancos centrales activan todos los resortes de la política monetaria para luchar contra la escalada de precios, uno de sus principales mandatos
El Banco Central Europeo (BCE) ha anunciado este jueves una subida de tipos de interés del 0,75%, la mayor de su historia. El debate se centra en si el alza es excesiva o si llega tarde. Pero, ¿en qué consiste exactamente esta herramienta económica? ¿Por qué subir el precio del dinero puede bajar los precios de los demás productos? La respuesta a esta pregunta es muy compleja, aunque se puede reducir de forma muy simplificada a una cuestión de oferta y demanda: cuando un bien o servicio está muy demandado, su precio sube. Al elevar los tipos, la financiación de familias y empresas es más cara, así que se lo piensan dos veces antes de pedir un crédito para consumir o invertir, lo que reduce la demanda y, a renglón seguido, los precios:
Enfriar la economía
En la jerga económica, la subida de tipos se utiliza para enfriar una economía recalentada, aquella en la que las empresas no son capaces de generar la oferta de productos y servicios que su demanda les pide. Esto se suele dar en situaciones de pleno empleo, como la de Estados Unidos actualmente, donde se ha producido una explosión del consumo tras la pandemia.
“La política monetaria [y, con ella, la subida de tipos] funciona a través de la demanda”, comenta José García Montalvo, profesor de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. García Montalvo pone como ejemplo al sector turístico, uno de los más afectados por la inflación este verano: mucha gente ha pedido créditos al consumo para irse de vacaciones este año; al subir los tipos, estos préstamos son más costosos y menos gente puede ir a los hoteles, lo que obliga a los hosteleros a bajar los precios. “Si la demanda se contrae, los precios se moderan”, apunta.
Por otro lado, como señala el catedrático de economía de la Universidad de Barcelona Antonio Garrido, la subida de tipos hace que las entidades de crédito como los bancos den menos préstamos ante un mayor riesgo de impago: al encarecerse los créditos, suben los intereses del préstamo y los gastos financieros. Por ello, los bancos son más exigentes con sus clientes, porque la probabilidad de morosidad aumenta.
Ayudar a un euro débil
Esta herramienta también tiene efectos en el mercado de divisas, aunque, como señala García Montalvo, son indirectos. El euro marcó este lunes su mínimo frente al dólar en 20 años. Como Estados Unidos ya ha subido los tipos de forma más agresiva, los inversores se van allí porque el billete verde se aprecia respecto al euro. De esta forma, compran más dólares, así que su valor sube: otra vez, la oferta y la demanda.
¿Y en qué afecta eso a la inflación en Europa? “Pues que aquí compramos petróleo y otros productos en dólares, y con un euro débil nos sale más caro”, sentencia el economista. Tradicionalmente, la fortaleza de la moneda común ha castigado las exportaciones comunitarias, pero ahora supone un contratiempo para la economía, puesto que los contratos energéticos están denominados en el billete verde. Es decir, el desplome del euro hace que el Viejo Continente tenga que pagar más cara la energía (y las materias primas) que llegan de fuera de Europa, y eso agrava las tensiones inflacionistas.
¿Y si el problema es de oferta?
Si la subida de tipos actúa sobre la demanda, ¿de qué sirve cuando el problema está en la oferta? Aquí se sitúa el epicentro de uno de los grandes debates sobre las recientes subidas de tipos en la zona euro. La principal causa de la inflación en Europa, apunta Garrido, es “un shock en la oferta”: la oferta de gas se ha reducido por la guerra de Ucrania y las sanciones a Rusia — Moscú anunció el viernes pasado el cierre del gasoducto Nord Stream, una de las principales de entradas de gas en la Unión Europea — , y su precio, igual que el de la electricidad, se ha disparado. Además, los problemas en la cadena de suministros también presionan al alza el IPC.
Que la subida de tipos sea una herramienta de demanda no significa que no tenga efectos sobre una inflación de oferta. Como señala el Eurobanco en un texto explicativo publicado después de la subida de julio, si los ciudadanos y las empresas piensan que la elevada inflación es un fenómeno duradero, es probable que los trabajadores exijan subidas salariales y que los empresarios aumenten los precios de sus productos o servicios, como explica Raymond Torres, director de Coyuntura Económica del think tank Funcas. Por ello, con un mensaje contundente de subida de tipos para contener los precios, aunque sea a través de la demanda, se moderarán las expectativas futuras de inflación. Y así se ataja este problema de forma indirecta: “Se evitan los efectos de segunda ronda sobre los precios”.
¿Un dolor inevitable?
Para Garrido, el BCE usa su arsenal a sabiendas de que para conseguir los efectos deseados, causará sufrimiento. “Las medidas sirven aunque el problema sea de oferta”, apunta García Montalvo, “pero el coste es enorme”. En este contexto, la coyuntura actual, sumada a una política monetaria agresiva, podrían llevar a una recesión. Ya sucedió en los ochenta, con Paul Volcker, entonces presidente de la Reserva Federal, que venció a la inflación a costa de dos recesiones. La presidenta del BCE, Christine Lagarde, no ha descartado que, de no solucionarse el problema del gas, la zona euro pueda entrar en recesión en 2023.
Hay varios conceptos que los tres economistas repiten como un mantra: dolor, sufrimiento y sacrificio. “La deflación puede venir con sufrimiento o sin sufrimiento”, apunta García Montalvo. Para Jerome Powell, actual presidente de la Reserva Federal, parece que está claro: esta lucha provocará ”un cierto dolor a hogares y empresas”, avisó a finales de agosto.
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