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Los sindicatos de tripulantes de Ryanair convocan cinco meses de huelga desde agosto

Los paros serán de lunes a jueves y se prolongarán hasta el 7 de enero por la negativa de la aerolínea irlandesa a negociar

Pasajeros de Ryanair, el lunes en el aeropuerto de Madrid-Barajas.
Pasajeros de Ryanair, el lunes en el aeropuerto de Madrid-Barajas.Efe
Ramón Muñoz

Los sindicatos USO y Sitcpla de tripulantes de cabina de Ryanair han formalizado la convocatoria de una nueva tanda de paros de cinco meses de duración, desde el próximo 8 de agosto hasta el 7 de enero de 2023, ambos incluidos. Las jornadas de huelga en dicho periodo tendrán lugar semanalmente de lunes a jueves, ambos incluidos, y de 24 horas en cada una de las jornadas, informaron a EL PAÍS en fuentes sindicales.

La convocatoria llega tras 18 días de paros protagonizados por los trabajadores de la aerolínea de bajo coste desde finales de junio y en julio que han provocado la cancelación de en torno a 250 vuelos y retrasos en más de 1.000.

Pese a los paros, la empresa se ha negado a negociar la mejora de las condiciones salariales que demandan los sindicatos y además ha procedido al despido de 11 trabajadores “por haber ejercido estos legítimamente su derecho a la huelga”, con la apertura de 100 expedientes sancionadores a otros tantos empleados, según las mismas fuentes.

La convocatoria de esta huelga casi indefinida para todo el verano se produce en el momento de mayor tráfico para la mayor aerolínea por número de pasajeros en España, ya que transporta uno de cada cuatro viajeros que salen o llegan a aeropuertos españoles. Los paros afectan a los tripulantes de las bases que tiene las aerolíneas en los aeropuertos de Madrid-Barajas, Barcelona, Málaga, Alicante, Sevilla y Palma de Mallorca, pero afectarán a conexiones con toda España, en vuelos tanto nacionales como internacionales.

Los sindicatos convocantes siguen exigiendo como en anteriores convocatorias la aplicación de la legislación laboral española en materia de descansos, la subida salarial para recuperar los niveles prepandemia y compensar la inflación, el freno a la, política de subcontratación por agencias de empleo como Workforce y Crewlink bajo legislación irlandesa, y la readmisión de los trabajadores despedidos.

Los representantes de los trabajadores consideran que estas decisiones disciplinarias son “arbitrarias” y pretenden solo evitar el legítimo ejercicio del derecho de huelga. “Se trata de unas medidas claramente disuasorias y ejemplarizantes adoptadas por la empresa y que es contraria y contraviene de manera flagrante el derecho fundamental al ejercicio de huelga”, según las fuentes citadas.

Hasta el momento, la aerolínea se ha limitado a señalar que el conflicto se debe a la cerrazón de USO y Sitcpla a negociar, y pone como ejemplo los acuerdos logrados con otros sindicatos como CC OO, en el caso de los tripulantes, o del Sepla, en el de los pilotos. El acuerdo paralelo firmado por la dirección con CC OO en junio, solo es aplicable a los tripulantes que se decidan a afiliarse a este sindicato, y recoge demandas como la de un aumento salarial de 1.000 euros en 2022 y de 800 euros para 2023, y el compromiso de garantizar un salario mínimo fijo, en lugar de variable como los que cobran los tripulantes con contratos por horas y con retribuciones por debajo del SMI (salario mínimo interprofesional) y 600 horas de vuelo garantizadas.

Posición de la aerolínea

La aerolínea también ha restado importancia al impacto de los paros, destacando que hace más daño a la reputación de España como destino turístico que a la propia aerolínea. Además, durante los días de paros, ha ofrecido una escasa información sobre la incidencia, limitándose a señalar en la mayor parte de los casos que la afectación era inferior al 1% de los vuelos programados, aunque sin dar nunca cifras concretas sobre cancelaciones y retrasos, labor que sí llevan a cabo los sindicatos.

El presidente de la firma irlandesa, Michael O’Leary, en la presentación de resultados que tuvo lugar el lunes ignoró completamente las huelgas de sus tripulaciones en España, y achacó los “retrasos sin precedentes” en las últimas semanas a las operaciones de “los controladores aéreos y personal de tierra”.

La compañía aérea radicada en Dublín obtuvo un beneficio neto de 170 millones de euros en el primer trimestre de su ejercicio fiscal de 2022 (del 1 de abril al 30 de junio), frente a las pérdidas de 273 millones de euros registradas en ese periodo el año anterior, aunque aún lejos de los 243 millones que logró en el mismo tramo de 2020.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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