Muere Leonardo Del Vecchio, el hombre que le puso gafas al mundo
El empresario, de 87 años y propietario del imperio óptico Luxottica, se crió en un orfanato y terminó siendo el segundo hombre más rico de Italia
Hay un modelo de obituario para grandes empresarios que encaja tantas veces en el relato del hombre hecho a sí mismo, en la fortuna construida desde cero. Ese mito estadounidense del hombre de negocios, sin embargo, resiste el análisis riguroso de pocas biografías. Leonardo Del Vecchio (Milán, 1935-Milán, 2022), la segunda persona más rica de Italia -por detrás de Giovanni Ferrero-, propietario del mayor imperio de la industria óptica del mundo, responde sin exageraciones a ese perfil. El lunes falleció en Milán a los 87 años a causa de una neumonía, dejando un enorme conglomerado de empresas que comenzó a construir hace seis décadas a partir de una fábrica de monturas en Belluno, en el norte de Italia.
Leonardo del Vecchio, fundador de Luxottica y presidente ejecutivo de EssilorLuxottica, la mayor sociedad de producción y distribución en el mundo de la óptica, creció en el orfanato Martinitt, donde a los siete años le dejaron sus padres, emigrantes del sur de Italia (Apulia), para poder trabajar y sacar adelante a una familia extremadamente humilde. En un país donde el capitalismo familiar está muy arraigado, su historia, alejada del nepotismo o los vínculos de sangre en los negocios, cobra todavía más valor. A los 14 años encontró trabajo como mozo en Johnson, una fábrica de trofeos. Y por la tarde, estudiaba diseño en Brera (Milán). “Crecer sin familia es algo que no se puede explicar si no lo has vivido. Te marca”, explicaba en sus memorias autorizadas recientemente.
El origen de Luxottica, cuya última apuesta fue la de las gafas inteligentes con aplicaciones virtuales, fue prácticamente casual. A los 26 años se trasladó a Agordo, en la provincia de Belluno, donde la comunidad montañesa había ofrecido tierras a quienes decidiesen fundar una compañía en la zona. Allí desarrolló la primera fábrica de monturas de gafas. A partir de 1969 se convirtió en el único propietario de la empresa, desde entonces, la empresa ha seguido creciendo a nivel internacional a través de distintas adquisiciones. En 1981 dio su primer salto internacional al comprar la marca estadounidense Avantgarde. Pero fue solo el comienzo de una gran expansión.
Del Vecchio, accionista mayoritario también de Mediobanca y Generali, impulsó la empresa en 1990 llevándola a las bolsas de Nueva York primero y, diez años después, a la de Milán. Luxotica continuó su expansión adquiriendo otro gigante de la óptica, Oakley, con sede en California y especializado en la producción de lentes deportivas. El 1 de octubre de 2018, Luxottica se fusionó con la empresa francesa Essilor, dando vida al nuevo coloso, EssilorLuxottica, en una operación por un valor de 50.000 millones y que cuenta con unos 80.000 empleados y más de 9.000 tiendas. El gigante incluye hoy también a marcas como Ray-Ban.
El modo personal de llevar adelante la empresa, aunque se hubiera convertido en un gigante, le impidió desprenderse por completo de su gobierno. El 27 de julio de 2004, Del Vecchio había decidido dejar su cargo de director ejecutivo a Andrea Guerra, pero cuentan como durante una reunión en 2014, Del Vecchio le pasó un papel en el que le dijo que la empresa era de “la familia Del Vechio”. Un aviso de que iba a retomar el poder. “Era Del Vecchio quien tenía la última palabra en todas las decisiones de la empresa, no solo en las estratégicas. Después de todo, siempre había sido así, después de todo ese era el secreto de su éxito”, escribió en su biografía por Tommaso Ebhardt.
El primer ministro, Mario Draghi, lamentó también su muerte en una nota difundida por Palacio Chigi. “Durante más de sesenta años ha sido protagonista del mundo empresarial italiano, creando una de las empresas más grandes del país y comenzando desde orígenes muy humildes. Caballero del trabajo desde 1986, ha siempre conjugado la apertura internacional con la atención por aspectos sociales y por el territorio”. Sus seis hijos, herederos de su legado empresarial y patrimonial, deberán ahora continuar esa línea.
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