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Las eléctricas creen que el tope al gas quintuplicará las exportaciones de luz a Francia

La patronal Aelec calcula un ahorro del 11% en los cuatro primeros días desde la entrada en vigor de la excepción ibérica

Precio energia
Torres de transmisión eléctrica en Figueres (Cataluña) que forman parte de la red de interconexión con Francia.EFE
Ignacio Fariza

La llamada excepción ibérica, el mecanismo que faculta a España a imponer un límite sobre el precio del gas natural que se utiliza para generar electricidad, multiplicará por cinco las exportaciones de electricidad a Francia, según los cálculos de la patronal de las empresas eléctricas (Aelec). Con una parte sustancial de la planta nuclear del país vecino parada y España generando energía más barata con el tope al gas, la demanda francesa de electricidad española crecerá exponencialmente: los cinco teravatios hora (TWh) que habrían cruzado los Pirineos en dirección norte este año sin el mecanismo se convertirán en 25, según la organización. Esta cantidad equivale al 10% de la demanda anual española.

En un ejercicio al uso —este mismo, por ejemplo, hasta la entrada en vigor del límite sobre el precio del gas—, el cable que une la península Ibérica con el resto del continente tiene un doble flujo: cuando hace viento y sol en España y la demanda es moderada, las exportaciones suelen ser predominantes; cuando el consumo se dispara y las renovables no aportan lo suficiente, la enorme potencia de tiro de las nucleares francesas dan la vuelta a ese saldo. Aunque la tendencia al alza de las exportaciones venía de atrás, esta realidad ha saltado por los aires en los primeros días de aplicación del tope al gas: las importaciones de electricidad francesa han desaparecido y el flujo se reduce a exportaciones españolas. Un problema para los consumidores españoles: la mayor demanda exterior eleva tanto el precio interno como la compensación aparejada al tope.

Electricidad generada con gas

La electricidad extra que se venderá a Francia procederá, casi íntegramente, de los ciclos combinados, las centrales térmicas que queman gas natural para obtener electricidad. A diferencia del país vecino, España cuenta con una amplia capacidad ociosa de estas instalaciones, pensadas en su día como una garantía clave de suministro en los momentos en los que la generación renovable (mucho más barata en condiciones normales y exponencialmente más económica desde el estallido de la crisis energética, en la que los precios del gas se han multiplicado por entre cuatro y cinco veces). “Vamos a maximizar nuestra producción con gas hasta saturar la interconexión”, ha enfatizado Pedro González, director de Regulación de Aelec, en una conferencia de prensa celebrada este lunes en Madrid.

La interconexión entre España y Francia es muy baja en comparación con la existente entre otros países europeos: apenas supone un 2,8% de la capacidad total del sistema ibérico. Ese fue el argumento esgrimido por Madrid y Lisboa para que Ursula von der Leyen y su equipo diesen su visto bueno al mecanismo y ese es, hoy, el mayor freno para que las exportaciones no crezcan aún más: de no ser por ese límite físico, el flujo subiría a una tasa aún superior, dada la creciente brecha de precios entre ambos países. El nuevo cable submarino, que unirá ambos países a través del golfo de Bizkaia, debería entrar en funcionamiento en 2027 tras años de retraso.

No de Bruselas a la doble subasta

Para tratar de evitar la venta de energía subvencionada al país vecino, la propuesta inicial del Gobierno español a la Comisión Europea pasaba por una doble casación que fijase dos precios diferenciados: uno para la Península y otro para los intercambios con Francia. Bruselas, sin embargo, lo rechazó. Tras esa negativa del Ejecutivo comunitario, y con el fin de paliar el efecto negativo sobre el bolsillo de los consumidores nacionales, Madrid decidió que una parte de las llamadas rentas de congestión —que capturan la diferencia de precio entre ambos mercados— se destinaran a compensar a los hogares y empresas. El resultado de esa solución aún está por ver.

Más allá de los Pirineos, España cuenta con otras dos interconexiones activas: con Portugal y con Marruecos. En ambas, Aelec prevé una variación menor. En el primer caso, dado que el tope al gas se aplicará en toda la Península, los saldos se mantendrán como hasta ahora: habrá días de importación y días de exportación en el mercado ibérico. En el segundo, el resultado neto tampoco variará mucho: “Hasta ahora teníamos un saldo netamente exportador, que aumentará. Lo que pasa es que la relevancia de los dos enlaces [con el país africano] no es tan grande como la francesa”, apunta González.

Ahorro en aumento

La patronal eléctrica calcula que el tope al gas ha supuesto un ahorro ligeramente superior al 11% en los cuatro primeros días desde su activación. Los dos primeros días —miércoles y jueves—, en los que las altas temperaturas dispararon el consumo y las renovables estuvieron lejos de sus registros habituales —poco viento, calima y mucho calor, que merma la eficiencia de los paneles solares—, fueron los días de menor ahorro: un 6%. El viernes y, sobre todo, el sábado, cuando estos condicionantes empezaron a desaparecer, la reducción propiciada por el límite sobre el precio del gas subió hasta el 11% y el 22%, respectivamente.

“Es difícil de valorar el ahorro de los primeros días: ha sido un periodo atípico, en el que ha coincidido una demanda muy alta y una alta compensación. Deberíamos empezar a ver un cierto incremento del ahorro esta semana, cuando las temperaturas se reducirán sustancialmente. ¿Se llegará al 30% [previsto por el Gobierno en el mercado mayorista]? Es difícil de saber aún”, ha zanjado González.

Preguntado por si se cumplirán las expectativas de rebaja en la factura que maneja el Ejecutivo de Pedro Sánchez (una caída de entre el 15% y el 20% en la factura de los clientes del mercado regulado), el jefe de regulación de Aelec ha preferido no pronunciarse: “Dependerá de las condiciones meteorológicas, de las renovables y del precio del gas. Los ahorros que hemos visto han sido menores de lo que cabía esperar, pero en los últimos días han subido y seguirán haciéndolo”.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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