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El BCE acelera la creación de un mecanismo para frenar futuras crisis de deuda soberana

La institución cambiará el programa de reinversión de deuda para controlar las primas de riesgo del sur de Europa

La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en una comparecencia en Frankfurt (Alemania), el 3 de febrero.
La presidenta del BCE, Christine Lagarde, en una comparecencia en Frankfurt (Alemania), el 3 de febrero.POOL (REUTERS)
Lluís Pellicer

El Banco Central Europeo (BCE) enseña por fin los dientes a los mercados. La retórica ha dado por fin paso a los hechos y la institución que preside Christine Lagarde se comprometió a acelerar los trabajos para crear un instrumentos para frenar futuras crisis de la deuda soberana en la zona euro. La decisión se ha adoptado en una reunión de urgencia convocada a primera hora de este miércoles, con las primas de riesgo disparadas después del anuncio de subidas de tipos de interés la semana pasada. En especial la italiana, que estaba ya en zona de peligro. En un comunicado, el Consejo de Gobierno del BCE ha indicado los dos pasos que ha decidido dar. De inmediato, ha dado luz verde a reinvertir “con flexibilidad” los vencimientos de deuda del extinto programa para combatir la pandemia (PEPP, en sus siglas en inglés). Es decir, que esa cartera, que asciende a 1,7 billones de euros, se podrá destinar sobre todo a los países que más acusen los ataques de los mercados, incluida Grecia. Y en una segunda fase, se pondrá en marcha un nuevo mecanismo anticrisis.

Lagarde ya había advertido a los mercados de que no iba a tolerar un ataque a la deuda soberana como el de 2012. No logró convencerlos. Con un tono más agresivo y un camino de subidas de tipos por delante, los mercados enseguida se cebaron sobre la deuda de los países del sur de Europa. En particular, sobre la de Italia, que en apenas seis meses afronta unas elecciones clave para Europa. Pero el coste de la deuda se disparó en todo el sur: el rendimiento de la deuda griega el martes había rebasado el 4,5%; la de Italia, el 4%; y la de Portugal, el 3%. En España también había escalado hasta el 3%, el máximo nivel desde 2014. Y eso a las puertas de un nuevo incremento de los tipos de interés en Estados Unidos que puede poner todavía más nerviosos a los mercados.

Isabel Schnabel, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, salió el martes a intentar calmar las turbulencias. La alemana advirtió de nuevo de que el Eurobanco hará cuanto esté en su mano para frenar las divergencias de la zona euro que impiden desplegar con eficacia la política monetaria, que encara una nueva era en la que deja atrás los tipos negativos y las compras masivas de deuda. La entidad no solo tratará de atajar la altísima inflación, que en los países bálticos no baja de los digítos, sino también la “fragmentación” de los mercados de deuda. “Este compromiso no tiene límites”, zanjó.

“Flexibilidad” en las compras

No obstante, el BCE decidió que ya era la hora de actuar. Los gobernadores de España, Alemania o Austria cancelaron este miércoles sus actos públicos y el Consejo de Gobierno del BCE se reunió este miércoles a las 11 de la mañana para abordar la inestabilidad en la que están instalados los mercados. En un escueto comunicado al finalizar la reunión, la institución ha constatado que la pandemia ha dejado “vulnerabilidades duraderas en la economía” que contribuyen a la “transmisión desigual” de su política monetaria que impiden su proceso de “normalización” entre jurisdicciones y vuelve a comprometerse a combatir esa desigualdad entre mercados.

Para empezar, la “flexibilidad” garantizada por Lagarde dejará de ser una promesa. A partir de ahora, el BCE podrá adquirir de forma prioritaria deuda de países en apuros para contener sus primas de riesgo mediante las reinversiones de deuda procedentes del PEPP. Eso incluye los bonos griegos, que no podían ser comprados dentro del programa tradicional de compras (APP, por sus siglas en inglés). Es decir, si vence un bono alemán, el Eurobanco podrá reinvertirlo en uno de Portugal, por ejemplo. Fráncfort cree que esos 1,7 billones del PEPP pueden ser suficientes, pero prepara otra arma por si no lo es. El BCE ha encomendado a sus técnicos que “aceleren la finalización del diseño de un nuevo instrumento antifragmentación” que posteriormente deberá ser examinado por el Consejo.

Ahí está, según fuentes consultadas, el meollo de la cuestión: algunos miembros del Consejo de Gobierno plantean que deberían imponerse nuevas condiciones a los países que se beneficien de ese instrumento, mientras que otros creen que bastan las contempladas en los planes europeos de recuperación. También debe definirse cuándo podrá activarse ese mecanismo. “No hay garantía de que [los miembros del Consejo] lleguen a un consenso sobre dicha herramienta en la próxima reunión de política de julio, por lo que podríamos ver que los diferenciales se amplíen más antes de que se implemente la nueva herramienta”, afirma Jack Allen Reynolds, economista de Capital Economics. Sin embargo, su puesta en marcha también puede propulsar la subida de tipos al despejar ese temor en el seno del BCE. “En general, esto también debería dar al BCE la oportunidad de subir los tipos de interés básicos de forma más rápida y agresiva, ya que la ampliación de los diferenciales está limitada hasta cierto punto”, afirma Ulrike Karstens, economista de DWS.

De momento, la decisión del BCE, de hecho, ha supuesto un respiro para los mercados de deuda soberana. La prima de riesgo de Grecia había caído 32 puntos básicos; la de Italia, 25 puntos; la de España, 15 puntos, y la de Portugal, 18. A la espera de la decisión de la Reserva Federal, los mercados de valores subían, mientas que el euro caía frente al dólar después de que se haya percibido ese movimiento como un pequeño paso atrás de los halcones.


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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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