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CaixaBank destinará 9.000 millones de euros a dividendos y recompras de acciones hasta 2024

El banco, confiado en el aumento de los tipos de interés, espera casi duplicar la rentabilidad hasta el 12%

Las sedes de La Caixa y CaixaBank en la avenida Diagonal de Barcelona.
Las sedes de La Caixa y CaixaBank en la avenida Diagonal de Barcelona.

CaixaBank invertirá este año hasta 1.800 millones de euros en la compra de acciones propias con la intención de amortizarlas, reducir el capital social del banco y ofrecer mayor liquidez a sus accionistas ante la baja cotización de las acciones, en una senda similar a la anunciada por sus competidores Santander y BBVA. Así lo ha comunicado este martes a la CNMV como uno de los puntos básicos del plan estratégico que regirá la dirección de la entidad en los próximos tres años. Entre esa reducción de capital, un reparto de dividendos en efectivo que superará el 50% y el sobrante del exceso de capital sobre el 12%, el banco dirigido por Gonzalo Gortázar cree que dispondrá de en torno a 9.000 millones de euros para distribuir hasta 2024 a sus accionistas. Este año, teniendo en cuenta el plan anterior, repartirá 1.179 millones a cuenta del ejercicio 2021.

El ejecutivo ha señalado que esa generación de capital de 9.000 millones es el “escenario central” para el banco, aunque si la senda de tipos fuera peor de la prevista —la entidad estima que los tipos de interés suban hasta el 1,5% o 1,6%—, esa cifra se podría situar en los 8.000 millones de euros. El mercado ha reaccionado al plan de CaixaBank con una revalorización de sus acciones del 5,17% en la jornada, hasta los 3,05 euros por título.

Las nuevas guías para el futuro de la entidad llegan un año después de que se consumara la fusión con Bankia, cuando el proceso de integración está casi totalmente culminado (ha acabado con la salida de 6.452 trabajadores y el cierre de centenares de oficinas) y cuando aún se mantiene algo de incertidumbre económica por los últimos coletazos de la pandemia, los cuellos de botella en los suministros que han sacudido la economía mundial y, en última instancia, la invasión rusa de Ucrania.

Hay un gráfico en el plan dibujado por CaixaBank que explica su optimismo: el de los tipos de interés. Tras seis años operando con tipos de interés negativos, la gran cruz del periodo para el sector financiero, a partir de abril las expectativas han cambiado forzadas por el temor a una espiral inflacionista y los bancos centrales han decidido subirlos. Ya lo ha hecho la Reserva Federal estadounidense y a partir de julio se sumará el Banco Central Europeo. CaixaBank estima un promedio de entre el 1,5% y el 1,6% en el periodo 2023-2024, frente al medio punto negativo que rigió en 2021. Una bocanada de aire para los ingresos de las entidades financieras.

El objetivo último de la nueva hoja de ruta no es tanto crecer en volúmenes de negocio, sino casi duplicar la rentabilidad sobre recursos propios (ROTE) y situarla por encima del 12%, un escenario que ya se contemplaba en el último plan estratégico en el caso de que los tipos hubieran subido antes. CaixaBank nunca ha conseguido una tasa tan alta. Se situó en máximos en 2019 con un 10,9% y el año pasado fue tan solo del 7,6%.

El presidente del banco, José Ignacio Goirigolzarri, ha defendido que el actual plan estratégico, que ha definido como “de crecimiento y no como defensivo”, es muy diferente al que se podía dibujar en la pasada década, con un escenario de tipos de interés diferente. La intención es conseguir que los ingresos avancen a un ritmo del 7% el próximo trienio (en el caso de la filial BPI, del 9%), con especial atención en el negocio asegurador, que está previsto que aumente un 10%, y una evolución de las comisiones del 2%. El margen de intereses, teniendo en cuenta los nuevos tipos, podría aumentar un 8%. El ratio de eficiencia saltará, siempre según las previsiones presentadas a la CNMV, del 58% con el que se cerró 2021 a menos de un 48% —mejor cuanto más bajo—. Y también se estima que la morosidad se sitúe por debajo del 3%, a pesar de las advertencias y la petición de cautela a las entidades del Banco de España.

El banco parte como el mayor jugador financiero en España, pero se plantea “fortalecer” ese liderazgo en el mercado comercial y elevar los ingresos, aumentando su penetración de productos y servicios, básicamente pólizas de seguros, pero también depósitos. La producción de hipotecas debería crecer, según el plan presentado, un 50% en comparación con los últimos tres años y el crédito al consumo un 30%. La captación de ahorro de la clientela debería subir también hasta acercarse al 30% (29,6%) de la cuota de negocio, 70 puntos básicos.

Esa estrategia continuará girando alrededor de la red de oficinas urbanas store (supondrán el 22% a final de 2022) y las de Agrobank en zonas rurales, pero no se deja de lado ni la atención remota con gestor a través del canal inTouch (prevé pasar de 2,4 a 4,6 millones de clientes) y mucho menos la digital, la gran inversión de la banca tradicional para captar nueva clientela tanto comercial como de empresas.

Según sus previsiones, solo el 18% de sus clientes utilizará como plataforma de intermediación las oficinas. Gortázar ha reiterado que una vez consumada la reducción de oficinas y plantilla de los últimos dos años, CaixaBank no tiene intención de realizar nuevos ajustes. “Tenemos la red que queremos tener. No habrá reestructuración”, ha señalado. Es decir, descarta un nuevo ajuste, al menos en el corto plazo. Por otra parte, se prevé incrementar en 400 personas (hasta 1.000) el número de empleados de CaixaBank Tech, el área tecnológica del banco, y se aumentará hasta un 10% el número de empleados con rol de desarrollador.

Efecto social de los dividendos

CaixaBank sostiene que el reparto de dividendos tendrá un efecto plenamente social, al defender que los principales beneficiados de ese rendimiento será la Fundación La Caixa, que percibirá un 30% en línea con su participación en el banco a través de CriteriaCaixa, y el Estado, propietario de un 16% de las acciones del banco a través del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB). Un 28% adicional lo integran 646.000 pequeños accionistas. Goirigolzarri ha admitido que la política de reparto de generación de capital y reparto de dividendos hará más “atractiva” CaixaBank para el FROB, que tiene que fecha tope para salir del accionariado a finales de 2023, aunque el Gobierno podría volver a dar una prórroga. El presidente, acerca de ello, se ha negado a dar un consejo sobre si el FROB debería seguir o no como accionista. “La decisión le corresponde al Gobierno”, ha insistido.

El banco considera que el plan estratégico que inicia ahora no sería posible sin el aumento de los ingresos del negocio principal logrados con la fusión y sin la reducción de costes. También gracias al viento de cola de la subida de tipos de interés que se espera. Tampoco sin las desinversiones llevadas a cabo en la cartera de participadas de CaixaBank que consumían excesivo capital de la entidad: Boursorama, BEA e Inbursa (traspasadas a CriteriaCaixa), Repsol y Erste.

Gortázar, sobre la paridad en la dirección: "Cuando la meritocracia lleve a que eso ocurra "

El consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, ha sido preguntado durante la rueda de prensa de presentación del plan estratégico sobre la falta de paridad en el comité de dirección del banco, en el que solo hay dos mujeres frente a 12 hombres. Su respuesta inicial ha sido que una mayor igualdad se producirá "cuando la meritocracia lleve a que eso ocurra". Tras esa primera controvertida respuesta, Gortázar ha vuelto a abrir la puerta a una corrección, pero ha señalado que la actual situación procede "de una herencia y dinámica que requiere de cierto tiempo para que se corrija", aunque ha afirmado su voluntad de que se subsane la situación.





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