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¿Por qué es más caro el diésel? Las razones que explican el ‘sorpasso’ a la gasolina

Por tercera semana consecutiva, los conductores de coches de gasóleo en España tienen que pagar más para llenar el depósito, algo que solo ha sucedido en otras dos ocasiones en la historia

El monolito de una gasolinera anuncia los precios del combustibles, la semana pasada en Terrassa (Barcelona). Foto: CRISTÓBAL CASTRO | Vídeo: IGNACIO FARIZA
José Luis Aranda

El conflicto de Ucrania ha puesto los precios de los carburantes patas arriba. La escalada de la gasolina y el gasóleo ha provocado sonoras protestas y ha llevado a tomar medidas excepcionales para intentar controlar la situación. Pero basta con una rápida ojeada al monolito de la gasolinera para darse cuenta de que estamos en un escenario atípico. Y no solo por los elevados importes: desde hace tres semanas, repostar con diésel es más caro que con gasolina. Un sorpasso que solo ha sucedido en otras dos ocasiones en la historia, ambas durante la Gran Recesión y en un contexto de carestía de los precios internacionales de petróleo.

De acuerdo con el Boletín Petrolero de la UE, los precios medios de los combustibles en España (incluidos los impuestos y el descuento de 20 céntimos al que obligó el Gobierno) alcanzan esta semana 1,591 euros por litro de gasolina de 95 octanos y 1,614 euros por litro de gasóleo. Es decir, que el diésel resulta en los surtidores 2 céntimos más caro, lo que se traduce en pagar 1,3 euros más por llenar un depósito de tamaño mediano (55 litros).

Víctor Ruiz Ezpeleta, profesor de OBS Business School, no tiene duda de que estamos ante “un comportamiento anómalo” del mercado, ya que “tradicionalmente el diésel es más barato porque tiene un mejor trato fiscal”. Una situación, abunda Antoni Cunyat, profesor colaborador de Economía y Empresa en la UOC, que deriva en realidad de una creencia errónea: “Antes se pensaba que la gasolina era más contaminante, hasta que se descubrió que el diésel contamina por otros medios”. Y pese a “varios intentos de equiparar impuestos”, lo cierto es que ningún Gobierno se ha atrevido a dar ese paso, entre otras razones porque el diésel tiene más uso en el transporte profesional.

En la progresión reciente de los precios, el gasóleo ha subido mucho más que la gasolina, hasta el punto de comerse toda su ventaja fiscal. Desde el pasado 20 de diciembre, cuando puede situarse el origen de la actual escalada, el litro de gasolina es ahora un 7,7% más caro, mientras que el de diésel cuesta un 20% más. Y hay todo “un cóctel” de razones que lo explican, aclara Ruiz Ezpeleta, comenzando por la más obvia: la guerra de Ucrania. “Rusia es el principal suministrador de diésel a Europa”, explica el profesor universitario, y aunque no se ha cortado el suministro “sí se han reducido las vías”. “Europa tradicionalmente tiene más capacidad de refinar gasolina, con lo cual somos más vulnerables con el gasóleo”, completa. Como resultado, la media de precios de los combustibles de los países de la eurozona mostraba la semana pasada, por primera y única vez en la historia, un diésel más caro que la gasolina.

El choque de Occidente con Rusia impacta además por otro frente. El diésel y la gasolina se obtienen del refino de petróleo, por lo que ambos dependen de los precios internacionales del crudo. Pero con diferencias entre uno y otro combustible. “No todo el petróleo es apto para producir diésel”, apunta Cunyat, “se requiere que sea de una calidad alta” porque “para la misma cantidad, el diésel necesita un 25% más de petróleo”. En resumen, las restricciones al petróleo ruso aprobadas por algunos paísesaunque no por la UE— han obligado a recurrir a crudo estadounidense procedente del fracking (fractura hidráulica) o al petróleo de Venezuela. Y estos no son económicamente viables para fabricar gasóleo por su alto contenido en azufre.

Solo en dos ocasiones anteriores se había vivido algo así en España. Desde 2005, cuando arranca la actual serie estadística del Boletín Petrolero, el litro de gasolina ha sido de media 6 céntimos más caro que el de gasóleo. Así que hay que remontarse más de una década para encontrar otro momento en que el diésel fuera más caro. Es lo que sucedió durante cinco semanas, entre mediados de noviembre y mediados de diciembre de 2011, en otra coyuntura internacional de escalada del crudo. Pero el episodio más prolongado (10 meses) y más acusado (el litro de diésel llegó a costar 8 céntimos más que el de gasolina) fue el que se vivió entre marzo de 2008 y enero de 2009. Justo cuando España iniciaba el camino de la Gran Recesión, muchos conductores descubrieron otra pesadilla: que pagar más por un coche diésel no siempre se compensaba en el surtidor.

En la actual coyuntura, los precios de diésel apenas han superado en más de 3 céntimos a los del litro de gasolina y hay razones para pensar en una posible normalización del mercado: esta semana, la diferencia se ha reducido a 2 céntimos y tanto en la UE como en la eurozona la gasolina ha vuelto a ser más costosa. Aunque los propietarios de coches diésel deberían esperar antes de cantar victoria: los expertos coinciden en que la normalización del mercado de petróleo está lejana. Y el debate sobre el veto al petróleo ruso planea sobre los Veintisiete. “Incrementar el suministro de otros mercados [diferentes de Rusia] es complicado”, resume Ruiz Ezpeleta.

Además, no toda la culpa es de la guerra de Ucrania. La pandemia hizo su parte y cuando comenzaron a escalar las tensiones bélicas, los precios ya eran muy altos. “Veníamos de un parón mundial y siempre hace falta un tiempo para poner de nuevo en marcha el engranaje”, detalla Cunyat, de la UOC, quien añade una última mala noticia. “Algunos pesimistas incluso auguran un problema de suministro de diésel a medio plazo”, puntualiza el economista, “si empieza a limitarse el petróleo por la bajada de reservas mundiales, lo primero que se racionará será el gasóleo porque es lo que más cuesta de producir”.

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Sobre la firma

José Luis Aranda
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS, diario donde entró a trabajar en 2008. Escribe habitualmente sobre temas de vivienda y referentes al sector inmobiliario. Es licenciado en Historia por la Universitat de València y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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