Mark Granovetter gana el Fronteras del Conocimiento por su teoría de los vínculos débiles en las relaciones económicas y sociales
El sociólogo estadounidense descubrió la importancia de los conocidos remotos, y no tanto de los contactos más estrechos, en áreas clave como el mercado de trabajo
El sociólogo Mark Granovetter (Jersey City, EE UU, 78 años) ha sido galardonado este miércoles con el Premio Fronteras del Conocimiento 2021 en la categoría de Ciencias Sociales por su análisis sobre la importancia que tiene la red de conocidos sobre la vida económica y social. En su fallo, el jurado del galardón de la Fundación BBVA califica al catedrático de la Universidad de Stanford (California) como el sociólogo económico “más destacado del mundo” y subraya la importancia de sus avances en torno a los llamados “vínculos débiles”, un término que dio nombre a su trabajo más icónico, publicado en 1973 y que se ha convertido en uno de los artículos con más impacto de siempre. Hasta entonces, este tipo de conexiones sociales prácticamente se ignoraban en los círculos académicos.
El acta del premio valora su “innovadora perspectiva de la sociología económica contemporánea” y sus aportaciones no únicamente en el campo de la sociología y la economía, “sino también sobre la psicología social, la ciencia política, la comunicación, el marketing o la informática”. Dolores Albarracín, catedrática de Psicología, Empresa y Medicina en la Universidad de Illinois en Urbana-Champaign (EE UU) y secretaria del jurado, incide en la relevancia de sus hallazgos: “Son los conocidos remotos, y no nuestras relaciones más cercanas, los que pueden llegar a tener un mayor impacto en algunas cuestiones al abrir nuevas redes y crear oportunidades que no nos ofrece nuestro círculo más próximo. Era [entonces] un resultado difícil de anticipar”, sintetiza.
“Ahora entendemos que son importantes no solo los vínculos personales fuertes —basados en relaciones duraderas, intereses compartidos y confianza recíproca—, sino también las relaciones más débiles, a veces indirectas, con capacidad de tender y ampliar las redes sociales”, apunta, por su parte, Francisco Pérez, director de Investigación del Ivie (Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas), quien presentó la candidatura al premio del sociólogo de Stanford.
Granovetter es licenciado en Historia de América y de Europa Moderna en la Universidad de Princeton y doctor en Sociología por la Universidad de Harvard. Empezó dando clases en las universidades Johns Hopkins (Maryland) y Harvard (Massachusetts), a finales de los ochenta pasó a dirigir el Departamento de Sociología de la Universidad Estatal de Nueva York en Stony Brook y en la primera mitad de los noventa asumió una cátedra en la Universidad Northwestern. Poco después dio el salto a la Universidad de Stanford, donde sigue ejerciendo. Forma parte del consejo editorial de numerosas revistas especializadas, como el Journal of Trust Research, Socius, Review of Social Economy, Journal of Institutional Economics o Journal of Consumer Culture.
“La sociología económica ha hecho contribuciones fundamentales al señalar que las personas que realizan actividades económicas están integradas en redes de personas que se rigen por normas sociales y culturales, y también están inmersas en estructuras políticas”, ha explicado el propio Granovetter en declaraciones a la Fundación BBVA poco antes de que se hiciese público el fallo. “La economía está inmersa en estructuras más amplias de cultura, relaciones de poder, normas éticas y tendencias históricas que son difíciles de superar”. Una de las cosas que más le han sorprendido, dice, es que el 97% de las citas recibidas por su trabajo publicado en 1973 sobre la fuerza de los vínculos débiles son posteriores al año 2000, prueba irrefutable de la vigencia y actualidad de sus investigaciones. Todo, a pesar de que cuando remitió por primera vez el manuscrito de La fuerza de los vínculos débiles a una revista para su publicación, los revisores no consideraron adecuada su publicación.
El objetivo de esta línea de investigación fue tratar de desentrañar cómo encontraban empleo los estadounidenses, con un número relativamente pequeño de encuestas. En esas entrevistas, Granovetter cayó en la cuenta de que la mayoría no encontraba trabajo a través de sus amigos y familiares más cercanos, sino gracias a su red extendida de “conocidos”, advirtiendo así el poder de este tipo de vínculos sociales más débiles pero muy eficaces.
“Las personas muy cercanas a ti generalmente se conocen entre ellas, y hablan de cosas que tú ya conoces; esto significa que si quieres obtener información nueva, hablar con personas muy próximas no es la mejor manera de hacerlo”, resume el sociólogo estadounidense. “Sin embargo, aquellos a quienes apenas conoces es más probable que estén en redes diferentes a las tuyas. Estas personas con las que tienes vínculos débiles te conectan con una red más amplia, son tu ventana al mundo. Ahí reside la fuerza de los vínculos débiles”.
Esa gran relevancia en el mercado de trabajo de las relaciones menos estrechas, más superficiales, abrió la puerta a una posterior investigación de Granovetter sobre la desigualdad: quienes no forman parte de las redes adecuadas no pueden acceder a sus beneficios potenciales. “Si personas de ciertos grupos étnicos no tienen las conexiones necesarias, no tendrán las mismas oportunidades que otras personas”, apunta.
Otra conclusión es que el tamaño de la red tiende a crecer en función del número de veces que se cambia de empleo, como explica el propio autor: “Cada vez que cambias de trabajo entras en una nueva red con otras personas que también se mueven, y así las redes se van expandiendo; es un fenómeno comparable a una bola de nieve que desciende por una colina: si cambias de trabajo tu red se expande, y eso hace más probable que vuelvas a cambiar de trabajo si quieres”.
Queda por estudiar, sin embargo, cómo las redes sociales que han consolidado su importancia en la última década están cambiando esta dinámica, creando nuevos vínculos. “Son realmente sorprendentes los casos de amistades íntimas que surgen online, antes que en la vida real”, dice Granovetter. “Hay una divergencia entre la forma de encontrar pareja y la forma de encontrar trabajo. ¿Por qué? No lo sabemos, pero me parece una pregunta interesante e importante. No sabemos todavía cómo esto va a cambiar el mundo”.
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