Los AVE de Renfe no podrán cruzar la frontera francesa en 2023
La SNCF rompe el acuerdo con la empresa pública española y explotará en solitario los trenes transfronterizos entre España y Francia
La operadora francesa SNCF ha comunicado a Renfe su decisión unilateral de no renovar a finales de este año el acuerdo que les permite la explotación conjunta de las líneas de alta velocidad Barcelona-Lyon-París y Madrid-Marsella, debido a las pérdidas acumuladas en la sociedad Renfe-SNCF en Cooperación.
De esta forma, estas dos líneas transfronterizas serán explotadas en solitario por la compañía pública francesa que ya tiene un permiso para operar en España, mientras que Renfe se queda descolgada y deberá esperar a que las autoridades francesas le otorguen ese permiso.
La empresa gala ha sabido jugar la baza de la asimetría normativa entre ambos Estados, ya que mientras España ha abierto sus corredores de alta velocidad a cualquier operador nacional o extranjero para que compita con Renfe, como reclamaba el supervisor español, las autoridades francesas siguen poniendo trabas de todo tipo para que ninguna operadora le haga la competencia a la SNCF.
Renfe y SNCF operan al servicio a través de la sociedad conjunta (Renfe-SNCF) que suma más de 5,5 millones de viajeros en las dos rutas. La ruptura llega tras el impacto que ha tenido la pandemia con una caída de la demanda de más del 70% en 2020 y casi un 60% en 2021 en estos corredores transfronterizos, lo que ha incrementado las pérdidas. Además, el hecho de que SNCF se haya convertido en un competidor de Renfe desde mayo de 2021, cubriendo el corredor Madrid-Barcelona bajo la marca low cost de alta velocidad Ouigo, está detrás de la ruptura.
La empresa que preside Isaías Táboas no ha logrado penetrar en el mercado francés y ha chocado con las trabas para la homologación de los trenes, teniendo que renunciar a operar la línea Paris-Lyon, la de mayor tráfico. La decisión de Renfe de solicitar permiso para explotar la línea entre París y Londres a través del túnel que cruza el canal de La Mancha ha acabado de desencadenar la ruptura entre ambas compañías públicas, informaron fuentes del sector.
La compañía española ha señalado, sobre la ruptura de SNCF en las dos líneas transfronterizas, que se trata de una decisión “unilateral” de SNCF con la que no está de acuerdo porque cree que la demanda internacional se va a recuperar rápidamente en los próximos años y la sociedad conjunta iba a retomar el reequilibrio financiero.
Un nuevo desplante francés
El Ministerio de Transportes y la propia Renfe sufren el desplante de las autoridades francesas, como ya ocurrió con el túnel proyectado para cruzar los Pirineos tras la quiebra de TP Ferro, la empresa conjunta formada por ACS y Eiffage, que se adjudicó en 2003 la construcción y posterior explotación de la obra.
Renfe se ha topado con todo tipo problemas para operar en las Cercanías francesas y en la citada la línea París-Lyon-Marsella, tanto por parte del regulador galo, la Autorité de Régulation des Transports (ART) como de la SNCF, La intención inicial de Renfe era operar ese corredor, pero no ha podido obtener las certificaciones ni las homologaciones necesarias, debido a las trabas continuas con las que se ha topado para acceder a la información sobre la infraestructura o las especificaciones técnicas que deben cumplir los equipos de señalización, y la imposibilidad de realizar ensayos con sus trenes AVE.
Esos impedimentos chocan con las facilidades que se dieron a SNCF para que pudiera desembarcar en España con sus trenes alta velocidad y de bajo coste Ouigo, que operan la línea Madrid-Barcelona y pronto lo harán en otros corredores como Madrid-Valencia o Madrid-Sevilla.
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