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Los estudios cortos, una vía rápida para afrontar el cambiante mundo laboral

Con ciertos ajustes, los programas técnicos de educación superior en América Latina pueden responder a las exigencias de la nueva naturaleza del empleo en un mundo pospandemia

Estudiantes en Jamaica.
Estudiantes en Jamaica.Banco Mundial

Hace unos años era común preguntar a los niños qué querrían ser de mayores y recibir respuestas como arquitectos, ingenieras, economistas, médicos. Aunque esas profesiones siguen teniendo demanda, otras mucho más cortas y centradas en la tecnología y la robótica se están posicionando fuertemente. Este es el mercado laboral del presente y del futuro.

La productividad y el atractivo de los trabajadores que producen valor añadido intangible, como investigadores, analistas, programadores y diseñadores, ya estaban en alza gracias a las nuevas tecnologías y al aumento de la competencia. En el actual contexto de la pandemia esto se ha acelerado aún más con los cambios en el mercado laboral, especialmente en América Latina.

Debido a las medidas de cuarentena y distanciamiento social para frenar la propagación de la COVID-19, algunas empresas han sustituido a los trabajadores por máquinas para las tareas repetitivas, o por plataformas electrónicas para las tareas de gran contacto. Los trabajadores que producen valor añadido intangible han podido teletrabajar. Otros trabajos que no pueden ser sustituidos por máquinas o medios digitales, como los de la salud, también han visto aumentar su demanda. En otras palabras, aunque la pandemia ha impactado en el empleo, no todas las empresas y trabajadores se han visto igualmente afectados.

Pero los puestos de trabajo que desaparecieron probablemente nunca volverán y si vuelven, no requerirán de la misma formación o dedicación que antes requerían. Para satisfacer la demanda se tiene que empezar a replantear hoy el diseño de la educación a todos los niveles, pero especialmente de los sistemas de educación superior. Tras la crisis de la covid-19, la recuperación dependerá crucialmente de la mejora y formación de la mano de obra para apoyar una transformación económica más rápida en la región latinoamericana.

En este contexto, el desarrollo del capital humano cualificado cumple un papel fundamental en los sistemas de educación superior. Según la Encuesta de Empresas del Banco Mundial de 2019, el 24% de las empresas en el mundo informan que una fuerza de trabajo con educación inadecuada es una limitación importante. En América Latina y el Caribe, sin embargo, esta cifra se eleva al 32%, la más alta de todas las regiones.

Carreras cortas para mercados laborales a largo plazo

Estas son algunas de las cuestiones que se abordan en el informe del Banco Mundial La vía rápida hacia nuevas competencias. En este estudio, los expertos analizaron los llamados programas cortos de educación superior, que en la región se conocen como carreras técnicas, pero que tienen un claro enfoque en los mercados laborales y en ayudar a los estudiantes a conseguir empleo. Una ventaja importante es que desarrollan capital humano cualificado en solo dos o tres años.

Según el informe, estos programas constituyen una gran promesa para nuestra región.  Como son cortos, forman capital humano calificado rápidamente y pueden hacer esto en una gran variedad de áreas.

Desde el punto de vista académico, según indica el estudio, los estudiantes de estos programas se gradúan en mayor proporción que los de licenciaturas (un 57% frente al 46%). Por el lado del mercado laboral, aunque ganan salarios más bajos que los graduados de licenciatura, obtienen mejores resultados que los que abandonan esos programas. Otro aspecto importante es que su tasa de desempleo es menor (un 3,8% frente al 6,1%).

Los programas cortos no solo son atractivos para los estudiantes que buscan ingresar al mercado laboral; también lo son para los empresarios, que buscan mano de obra cualificada. Proporcionar la variedad de competencias que demanda el mercado laboral -ingenieros y técnicos, médicos y técnicos de rayos X, por nombrar algunas- es un papel vital de un sistema de enseñanza superior funcional y dinámico.

El informe afirma que los programas cortos están menos extendidos en América Latina y el Caribe que en otras partes del mundo y no han tenido un papel destacado en una región en la que los programas de licenciatura se han considerado la clave superior -y quizás única- para la movilidad social y económica. Eso debe cambiar ahora.

La región busca resultados diferentes de su sistema educativo y para eso no puede seguir haciendo lo mismo de siempre. Se necesitan políticas y estrategias diferentes ahora. Es inminente la necesidad de apoyar todos los esfuerzos que fortalezcan el capital humano en América Latina, lo que permitirá dar más oportunidades a los trabajadores y así reducir la brecha en la región más desigual del mundo.

Uno de los principales retos en la actualidad es la creación de nuevas fuentes de trabajo. Los programas cortos podrían ser de gran ayuda para los gobiernos, tanto para superar la crisis de empleo y producción generada por la pandemia de la covid-19, como para preparar a los individuos para el mundo laboral actual. Lo importante es asegurar la calidad poniendo en práctica algunas recomendaciones para implementar un buen sistema de programas cortos:

Si hoy preguntas a tus hijos o nietos qué quieren ser de mayores, además de científico de datos, o desarrolladores de software, quizá también haya quien quiera ser tecnólogo informático, técnico de laboratorio o auxiliar de clínica.

Cecilia Martínez Gómez es consultora en comunicaciones del Banco Mundial.

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