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ENERGÍA ELÉCTRICA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los fallos del mercado eléctrico

El problema del sector no es de una falta de regulación, sino de una reglamentación que ha sido históricamente ineficiente

Andreu Missé
Una persona pasa cerca de varias torres eléctricas, en Madrid.
Una persona pasa cerca de varias torres eléctricas, en Madrid.Paul White / AP

El disparatado aumento del precio de la luz registrado durante los últimos meses en España ha puesto al descubierto la deficiente regulación del mercado eléctrico. El problema del sector no es de una falta de regulación, sino de una reglamentación que ha sido históricamente ineficiente.

La evolución del precio de la luz, que alcanzó los 140 euros el megavatio hora (MWh) a principios de mes, ha puesto al descubierto que nuestro mercado está mucho peor regulado que el europeo, donde los ciudadanos no sufrieron subidas tan bruscas y repentinas.

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Este problema se ha visto agravado por las conductas de determinadas compañías que han aprovechado la coyuntura alcista para vender electricidad al triple de su coste de producción, como ha sido el caso de la hidráulica y la nuclear, con instalaciones ya amortizadas. También ha despertado desconfianza el encarecimiento de la electricidad generada con gas al aplicar los precios últimos más caros, aunque lo hubieran adquirido con anterioridad mucho más barato.

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Existen sospechas de que el aumento de los derechos de emisión de CO₂ se ha visto estimulado por la entrada de especuladores internaciones que han distorsionado al alza los precios. Unos derechos que no deberían ser percibidos por las tecnologías no contaminantes.

Los ciudadanos pueden intuir que se trata de un problema muy complejo, pero comprueban que nuestro sistema es peor que el de nuestros vecinos. El sistema eléctrico está fuertemente intervenido en todos los países para corregir sus ineficiencias. La regulación pretende corregir los llamados fallos del mercado, que en nuestro caso han resultado extraordinariamente beneficiosos para las compañías a costa de ciudadanos y empresas.

La economista Mariana Mazzucato ha propuesto un cambio radical para afrontar los desafíos que es incapaz de resolver el sistema capitalista actual. En su reciente libro Misión Economía. Una guía para cambiar el capitalismo (Taurus), propone repensar el papel de los Estados para recuperar su función social y el sentido del interés público.

Mazzucato plantea sustituir la idea de que el papel del Gobierno es “solucionar, regular, redistribuir: corregir los mercados que funcionan mal”, por un nuevo pensamiento que se orienta por misiones. El enfoque de las misiones implica que la economía política utilice la idea de propósito público para guiar las políticas y la actividad empresarial. En su opinión, “el propósito público debe ser un elemento fundamental en la manera de generar riqueza colectivamente”.

Una estrategia basada en misiones “significa diseñar políticas que catalicen la inversión, la innovación y la colaboración entre una gran variedad de agentes económicos, involucrando tanto a las empresas como a los ciudadanos”. En definitiva, conformar antes el mercado y no corregir después. Es decir, plantear previamente “qué clase de mercados queremos en vez de qué problema del mercado es necesario corregir”.

A la luz de estas ideas es necesario que el nuevo diseño del sector cuente con una participación activa de todas las partes implicadas, sobre todo de las asociaciones de consumidores. Hay que compensar el inmenso poder de las compañías para lograr un sistema equilibrado.

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