Llardén (Enagás): “La gran mayoría de accionistas son muy exigentes con los criterios medioambientales”
El presidente de la compañía, junto a otros seis líderes empresariales, asegura que la responsabilidad medioambiental está en alza en las empresas
El sector energético vio el pasado mayo como la revolución verde llamaba a la puerta de algunas de las mayores petroleras del mundo. En los consejos de administración de los gigantes Exxon y Chevron se impusieron los accionistas favorables a la reducción de emisiones, un activismo que también ha llegado a España, según Antonio Llardén, presidente de Enagás. “Empieza a haber accionistas, no todos, pero una gran mayoría, muy exigentes con estos temas. Incluso accionistas que deciden invertir en una empresa y no en otra en función de sus criterios medioambientales. Es un proceso que antes no existía”, ha reconocido este jueves en el Foro Tendencias 2022, organizado por EL PAÍS.
En la mesa redonda donde ha intervenido Llardén también se encontraban Jaume Miquel, presidente y consejero delegado de Tendam (grupo de marcas textiles como Cortefiel o Springfield) y Javier Sánchez-Prieto, presidente de Iberia. Miquel también ha ahondado en la cuestión medioambiental que, ha asegurado, transformará el textil para siempre tras la pandemia: “El retail de 2019 va a dejar de existir y nunca más va a volver”. Entre los cambios que vivirá el sector, ha dicho, destacará el menor consumo de ropa: “La sostenibilidad en el textil hace que la gente se pregunte ‘para qué necesito otros tejanos si ya tengo seis’. Menos moda fungible, y más duradera”.
Por su parte, Sánchez-Prieto, de Iberia, ha asegurado que en el compromiso verde también destacan las aerolíneas, pese a la reciente propuesta del Gobierno de prohibir los vuelos inferiores a las dos horas y media para reducir las emisiones contaminantes. “La sostenibilidad en las aerolíneas es un compromiso que no tiene por qué asociarse a elementos negativos”, ha defendido Sánchez-Prieto. Desde su perspectiva, “hace falta una reflexión más serena” que la que propone el Ejecutivo, y ha propuesto reinvertir en la descarbonización lo que se ahorran las aerolíneas gracias a los nuevos aviones, de menor consumo, en lugar de prohibir las conexiones aéreas cercanas.
Sánchez Galán (Iberdrola): “Si tenemos un sistema lento y no lo cambiamos no llegaremos a 2030″
En el foro también ha sido entrevistado el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, que ha destacado los beneficios económicos de las políticas climáticas aprovechando los fondos europeos. “Las energías limpias no solo son imprescindibles, son una oportunidad maravillosa para construir modelos productivos”, ha señalado. El empresario ha apuntado a diferentes pilares de la inversión medioambiental, como las baterías y el hidrógeno: “El sector eléctrico es de los más tractores: por cada empleo interno se generan 10 fuera”.
En la revolución climática, el dinero de Bruselas será decisivo, pero si los fondos chocan con una excesiva burocracia el impulso se vendrá abajo, según el presidente de Iberdrola: “La ejecución significa permisos, financiación... y hay que correr. Si tenemos un sistema lento y no lo cambiamos no llegaremos a 2030″, el año límite de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la ONU.
“El discurso medioambiental va por un lado y la acción va por otra”
Sobre esta Agenda 2030 han debatido en otra mesa redonda María Ángeles León, presidenta y cofundadora de Global Social Impact y presidenta de Open Value Foundation, y Clara Arpa, presidenta de Pacto Mundial de Naciones Unidas España. “Estamos muy mal y solo quedan 10 años para cumplir con esa lista tan ambiciosa”, ha comenzado León, que dirige un fondo de inversión sostenible. La experta en financiación ha explicado que el reto medioambiental necesita capital privado a raudales, ya que las inversiones públicas solo suman la mitad del capital necesario para cumplir con la Agenda 2030.
Por su parte, Arpa, que dirige una agrupación de empresas alineadas con los objetivos de la ONU, ha asegurado que la pandemia ha tenido un papel clave en la lucha climática. De hecho, cree que con la crisis las corporaciones han tomado una mayor conciencia social y medioambiental y las empresas adscritas al pacto de su organización han crecido un 10%. “Pensábamos que íbamos a perder miembros”, ha reconocido.
Pese al optimismo, las dos dirigentes han coincidido en que una parte de ese compromiso público y privado acaba en nada. “El discurso va por un lado y la acción va por otra”, ha expuesto Arpa, que critica que los contratos de las administraciones no exijan compromisos medioambientales a las empresas: “En las licitaciones públicas es muy difícil que te pidan más de dos o tres criterios de sostenibilidad, como tener una política inclusiva y de igualdad en la plantilla”.
En la misma línea ha apuntado León, que ha propuesto la implementación de un índice que aclare los compromisos de las corporaciones en la lucha climática. “Todo el mundo se une al carro, pero no hay un estándar de medición, para saber como esta cada una de las empresas”, ha asegurado.
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