Calcetines sostenibles
Besocks facturó 100.000 euros el pasado año con sus prendas de algodón 100% orgánico
Trabajaba en publicidad y marketing y no se sentía cómoda desarrollando su carrera profesional en empresas que no encajaban con su filosofía de vida. Mamen Guillem quería emprender y crear algo que respetara el medio ambiente y la sociedad. En 2016 vio en el calcetín una oportunidad para hacerlo y así nació Besocks, una marca de calcetines de diseños exclusivos elaborados en Europa con algodón 100% orgánico y materiales reciclados que facturó alrededor de 100.000 euros en 2020. “El calcetín era el olvidado, estaba como escondido en el armario. Muy pocas marcas lo reclamaban como complemento de moda”, dice por teléfono Guillem, fundadora y directora ejecutiva. Sabía el qué, pero igual de importante era el cómo. “Cuando generas tu propio proyecto te cuestionas todo. De dónde se va a sacar el hilo, cómo se va a producir, quién lo está produciendo, quién lo está tintando…”. El producto debía ser sostenible y su producción, ética y justa.
Buscando respuestas a esas cuestiones, se toparon con algunos obstáculos. “Te encuentras al principio con problemas de cantidades mínimas, de comprar mucho hilo para poder tener un precio competitivo, porque el algodón orgánico requiere cantidades mínimas muy grandes para poder trabajar con él”, relata Guillem. También con “barreras a la hora de ser una empresa pequeña y trabajar y funcionar como una empresa grande de cara al mercado, con unos precios adecuados. Te encuentras con problemas incluso a nivel de arrancar”, añade.
Superados los escollos iniciales, la primera producción salió al mercado a principios de 2017, “después de muchos viajes a Portugal fallidos y muchas aventuras”. Desde entonces, fabrican y venden calcetines con temáticas como los animales o los viajes. “Son sin costuras, libres de pesticidas y sustancias dañinas, tanto para el medio ambiente como para la salud”, relata Guillem.
Su principal canal de venta es el offline y están presentes en tiendas en España, como en El Corte Inglés, y en Italia, aunque la situación derivada de la crisis sanitaria les obligó a reforzar su comercio electrónico. “La web no la estábamos trabajando para ventas, sino como para imagen. Y ahora llevamos meses desarrollando la parte de ventas, siempre respetando el offline porque no queremos que entre en competencia desleal”, comenta esta valenciana de 34 años.
En 2020 doblaron su facturación respecto a 2019 y ya registran beneficios. “Pese a lo duro que ha sido, con buenos cimientos, hemos podido entre todos, nuestras tiendas y nosotros, aguantar y poder incluso duplicar”, relata Guillem. Este año esperan hacer lo propio y multiplicar por dos su facturación.
El equipo de Besocks está formado por cuatro personas. Trabajan en el lanzamiento de nuevas colecciones y en la incorporación de otro tipo de calcetines, como pinquis. Continuarán con la colaboración con Aladina, por la que los beneficios de cada pack de calcetines de la iniciativa van a la fundación que ayuda a niños y adolescentes con cáncer.
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