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Mango pierde 110 millones en 2020 por la caída en ventas a causa de la pandemia

La facturación cae un 22%, pero la empresa afianza su apuesta por el comercio por Internet

Josep Catà Figuls
El consejero delegado de Mango, Toni Ruiz.
El consejero delegado de Mango, Toni Ruiz.Joan Sanchez (EL PAÍS)

La pandemia golpeó a Mango justo cuando el grupo de moda más proyectos nuevos manejaba y cuando ya se había recuperado tras varios años en crisis. Después de que en 2019 la compañía volviese a los números negros y obtuviese un beneficio de 21 millones de euros y unas ventas récord de 2.374 millones, en 2020 Mango regresó a las pérdidas por el cierre obligado de sus tiendas durante el confinamiento y, en general, por el impacto de la crisis en la industria de la moda. El resultado negativo es de 110 millones, mientras que las ventas fueron de 1.842 millones, un 22,4% menos. El consejero delegado, Toni Ruiz, afirma sin embargo que 2020 no fue un año perdido, sino que la empresa ha aprovechado el tiempo para planificar la recuperación.

Mango arrastraba una crisis por pérdida de ventas y de posición con respecto a sus competidores que empezó en 2014 y que, tras años de travesía en el desierto, finalmente pudo dejar atrás en 2019. Ruiz, nombrado consejero delegado hace un año, era el encargado de que esta vuelta a los beneficios se consolidara y de que Mango construyese un futuro sólido. Pero llegó la pandemia. Con todo, en un encuentro con periodistas en la sede central de la compañía, en Palau-solità i Plegamans (Barcelona), Ruiz destaca que los resultados de 2020 son coyunturales y están directamente relacionados con las consecuencias de la pandemia, y se muestra muy optimista con los proyectos que ha empezado la empresa.

“De un día para otro nos quedamos con todas las tiendas cerradas y la gente, sobre todo al principio, dejó de comprar de golpe. También por Internet”, explica Ruiz sobre el primer impacto del coronavirus, que pilló por sorpresa a una compañía que ya había puesto la velocidad de crucero hacia la recuperación. Entre las distintas etapas y las restricciones que se han aplicado en los diferentes países a lo largo de este año, Mango calcula que sus tiendas en todo el mundo han estado cerradas una media de 70 días. En el momento más crítico el 80% de la plantilla (más de 4.700 personas) estaba en expediente de regulación temporal de empleo (ERTE).

“De marzo a junio fue muy duro, entramos en modo supervivencia”, destaca el primer ejecutivo de la textil. Tampoco ayudó que, pese a que en junio se registró una mejora, el final del año 2020 fuera “inusualmente malo”. El que normalmente es el mejor periodo para una empresa de moda se vio lastrado por las fuertes restricciones en el comercio y la movilidad ante el repunte de casos generalizado de la segunda ola. Todavía hoy, Mango tiene aún 500 tiendas cerradas, especialmente en Alemania, Reino Unido o los Países Bajos, donde las restricciones al comercio son todavía duras.

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Solo con este impacto de la pandemia se puede explicar la “auténtica bestialidad” de la caída de ventas, como lo califica el propio Ruiz. El descenso se notó especialmente en las tiendas físicas, que registraron un 43% menos de ventas. Por contra, el comercio online vivió un auge que superó todas las expectativas que Mango tenía antes de la pandemia. Creció un 36% y supone el 42% de la facturación del grupo (760 millones), consolidando un canal de venta clave para Mango, y que en 2019 copaba el 24% de las ventas. El objetivo es llegar a los 1.000 millones de ventas por Internet.

Ruiz destaca la fortaleza con la que Mango llegó a la pandemia. “En 2019 ya habíamos hecho los deberes, con un buen canal online y habiendo reducido la deuda”, subraya. El año pasado, y a causa del coronavirus, la compañía redujo gastos operativos por valor de 230 millones gracias a una renegociación de las rentas de alquiler de las tiendas y también a un ajuste de personal con la salida de 2.000 trabajadores, entre temporales que no fueron renovados y empleados en ERTE. La empresa también reforzó su tesorería con un préstamo ICO por valor de 240 millones de euros y, pese a la pandemia, rebajó por quinto año consecutivo su deuda neta, que pasó de 194 a 156 millones de euros. En el entorno actual, sin embargo, el calendario para eliminar la deuda sufrirá una demora.

“En el peor año de la historia de Mango no hemos quemado caja”, destaca el consejero delegado. El beneficio bruto de explotación antes de impuestos (ebitda) fue de 193 millones (que con la normativa anterior a 2020 es equivalente a 21 millones de euros, cifra parecida a la del año anterior). Los resultados negativos han estado afectados por la caída de las ventas (desplome del 22%, o lo que es lo mismo, unos 550 millones menos de facturación) y por amortizaciones de inversiones en tiendas y en el gran centro logístico que la compañía tiene en Lliçà d’Amunt (Barcelona).

Durante 2020, la compañía llevó a cabo cambios en la estructura de las colecciones existentes para mitigar el impacto de la pandemia, y lanzaron nuevas colecciones como la de ropa deportiva, de acuerdo con las nuevas necesidades de los clientes. Mango invirtió 27 millones de euros el año pasado, destinados a la transformación digital y a la reestructuración de tiendas. La compañía acabó 2020 con 2.221 tiendas en 110 países de todo el mundo, 43 tiendas más que el año anterior. El 40% son puntos de venta propios; el resto, franquicias.

Entre los proyectos nuevos están la integración de Violeta (submarca de tallas grandes) a la línea principal para mujer; el lanzamiento de su primera línea de artículos y textiles para el hogar, que estará a la venta en el canal digital a partir del segundo trimestre; y el lanzamiento del marketplace mango.com, una plataforma en la que también se incluirán artículos de otras marcas. Así, Mango, que tiene más de 700 millones de visitas y 5,5 millones de clientes activos, aspira a aprovechar el tirón del comercio en línea. Además, en los últimos días ha anunciado una inversión de más de 40 millones en la ampliación de su sede central de Palau-solità.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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