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Las aerolíneas se rebelan también contra Aena por la factura sanitaria

Las compañías denuncian que el gestor quiere cargarles los costes de los controles de salud a los viajeros por el coronavirus

Ramón Muñoz
Aerolineas
Control de temperatura a viajeros en el aeropuerto de Madrid-Barajas en julio de 2020.Getty Images

A Aena se le multiplican los conflictos. Las aerolíneas denuncian la intención del gestor aeroportuario de querer repercutirles los gastos de las medidas de control sanitario de los viajeros contra la pandemia, sobre todo de vuelos internacionales. El Ministerio de Sanidad, en lugar de hacerse cargo de este gasto, por alrededor de 200 millones de euros, ha autorizado a Aena a repercutirlo en las tasas que les cobra a las compañías aéreas. Un litigio que se suma al que mantiene Aena con sus inquilinos comerciales que no han aceptado la factura girada por los locales en los aeropuertos, que han estado casi vacíos durante la pandemia.

Como en el caso de los alquileres, Aena se agarra a un decreto del Gobierno por la pandemia para no asumir esos costes sanitarios y tratar de recuperarlos a través de las tarifas que cobra a las compañías aéreas que, a su vez, tendrían que trasladarlas a los billetes de los pasajeros.

En concreto, una disposición adicional introducida en el proyecto de ley de medidas urgentes de prevención, contención y coordinación para hacer frente a la crisis sanitaria ocasionada por la covid-19 (procedente a su vez de un real decreto ley del 9 de junio), traspasa los costes en los que incurra Aena por medidas de seguridad (verificación de test a los viajeros, control de temperatura, habilitación de espacios y otras) a las compañías aéreas. Solo en 2020, el gasto por estos procedimientos ascendió a 53 millones, y Aena ha presupuestado otros 155 millones para el presente ejercicio y 2022.

En concreto, el texto dice que los costes que no se sufraguen con subvenciones o ayudas públicas se traspasarán a las aerolíneas, pero las compañías desconocen qué subvenciones tiene previsto abonar el Estado, por lo que temen que deban asumir el total de la factura. Las compañías alegan que esas medidas de protección de la salud son responsabilidad de Sanidad Exterior (Ministerio de Sanidad) y, por tanto, debe ser el Estado el que sufrague la totalidad de los costes de dichos servicios con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. La sociedad que preside Maurici Lucena pretende cargar estos costes en el próximo Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA) 2022-2027, que regulará las tasas para los próximos cinco años, y que se negocia ahora con el Ministerio de Transportes.

Este proyecto de ley ya se debatió en el Congreso de los Diputados, donde PP, Vox y Ciudadanos intentaron enmendarlo para evitar que el coste recayera en las aerolíneas, pero PSOE, Unidas Podemos, ERC y PNV unieron sus votos para rechazar las enmiendas. El pleno del Senado debatirá y votará el proyecto de ley este miércoles, y será, por tanto, la última oportunidad para modificar esta ley.

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“Trasladar costes adicionales a un sector como el de transporte aéreo, especialmente afectado por la crisis sanitaria no sólo no contribuye a su necesaria recuperación, sino que podría condicionarla a futuro. Muchas compañías aéreas están teniendo pérdidas milmillonarias, como estamos viendo estos días, y una medida como esta asfixia aún más a las compañías, que ya se encuentran en una situación de supervivencia”, señala Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA).

Por su parte, Aena asegura que la incidencia en las tarifas será mínima porque el coste por pasajero de estas medidas son 0,35 euros, informaron fuentes de la empresa.

Los avales de los alquileres, en el aire

El otro gran frente de conflicto que mantiene Aena, en este caso con las cadenas comerciales que ocupan los locales de los aeropuertos, sigue enconándose. El pasado sábado, día 6, venció el plazo dado por Aena a los inquilinos para aceptar su propuesta de rebaja de alquileres debido al coronavirus. Aunque cerca de un 60% de los titulares se han adherido al acuerdo, los conformes solo representan el 13,2% de los ingresos que cobra Aena por renta anual mínima garantizada. La mayor parte de los grandes grupos comerciales —como Dufry, Áreas y SSP—, los que pagan el 90% de la factura, han rechazado la fórmula, como ya avisaron, y piden mayores rebajas, de forma que los alquileres se rebajen de acuerdo a la caída del tráfico aéreo.

Como ya anunció su presidente en la presentación de resultados, la sociedad puede ejecutar los avales depositados por los inquilinos cuando suscribieron el contrato de alquiler. Pero también aquí hay malas noticias para la empresa de mayoría de capital público (51%) y cuyos gestores se nombran a propuesta del Gobierno. Los tribunales han dictado varias sentencias suspendiendo cautelarmente el pago de la renta mínima o la ejecución de los avales. Aunque Aena también tiene varias sentencias favorables a sus intereses en el caso de los alquileres, los jueces han quitado la razón al gestor aeroportuario en la adopción de medidas cautelares solicitadas por los inquilinos más relevantes.

Es el caso de dos fallos que afectan al grupo británico SSP y a Áreas, —ambos principales operadores de restauración en los grandes aeropuertos, como Madrid-Barajas y Barcelona-El Prat—, que prohíben cautelarmente a Aena cobrarles la factura de 2020 y 2021 y ejecutar los avales depositados como garantía hasta que se sustancie el fondo del asunto.

El tema, por tanto, tiene visos de derivar en demandas judiciales que pueden tardar años en dirimirse, por lo que si Aena sigue sin querer negociar un nuevo acuerdo puede ver seriamente comprometidas sus cuentas en los próximos tres o cuatro años, hasta que el tráfico aéreo se normalice una vez que se tenga controlada la pandemia. Solo por el ejercicio de 2020 hay en juego en torno a 600 millones de euros, a los que habría que sumar los de los años siguientes.

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Sobre la firma

Ramón Muñoz
Es periodista de la sección de Economía, especializado en Telecomunicaciones y Transporte. Ha desarrollado su carrera en varios medios como Europa Press, El Mundo y ahora EL PAÍS. Es también autor del libro 'España, destino Tercer Mundo'.

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