Como una ola
La resiliencia al cambio climático es un objetivo de los planes de recuperación de la crisis pandémica de la UE
El cambio climático es ya imparable en el corto horizonte en que han de tomarse decisiones de consumo, de inversión y de políticas públicas. La temperatura promedio de la Tierra dejará de subir sólo después de reducir la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, lo que requiere de una sustancial caída de las emisiones netas, cerca del cero, algo que sólo prometen, sin fuerza legal aún, algunos países para la década de 2050. El último informe de Naciones Unidas sobre compromisos de emisiones señala que, si se implementara lo comprometido hasta ahora, las emisiones de carbono de 2030 serían sólo el 0,5% más bajas que las de 2010, muy lejos del rango de entre el 25% y el 45% necesario para cumplir el objetivo de París de 1,5 ºC-2 ºC, que se lograría en la segunda mitad del siglo.
Por ello, las necesarias políticas de mitigación del cambio climático han de acompañarse de medidas de adaptación a sus efectos más inmediatos: temperaturas más extremas y más altas en promedio, alteración de patrones de lluvia, nivel más elevado del mar, mayor frecuencia y severidad de huracanes, inundaciones o incendios. La UE acaba de anunciar una nueva estrategia de adaptación al cambio climático que enfatiza el conocimiento científico como palanca de definición y ejecución de políticas, clave en un asunto en el que la incertidumbre es marca definitoria por la complejidad del sistema climático y sus interacciones con la actividad humana. En este marco, la UE potenciará su plataforma de conocimiento sobre adaptación climática, Climate-Adapt, presentando ya, por ejemplo, un observatorio sobre los impactos del cambio climático en la salud.
La resiliencia al cambio climático es un objetivo de los planes de recuperación de la crisis pandémica de la UE, con al menos un 37% del total de fondos para mitigación y adaptación. Pero hay que ser más ambiciosos en adaptación, más si la mitigación (a través de la fiscalidad y de la innovación) no se implementa con la diligencia necesaria para alcanzar los objetivos de París. Hay que hacer de lo climático un factor del diseño, evaluación y revisión de los escenarios prospectivos de Gobiernos y empresas, así como acotar la incertidumbre recogiendo diferentes alternativas de políticas de reducción de emisiones y de estrategias de adaptación, tanto a eventos climáticos como a los riesgos y oportunidades de la propia transición hacia una economía baja en emisiones. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional integrará ya en 2021 lo climático en sus previsiones, informes de países y análisis de estabilidad financiera. Datos, estudios y escenarios para tomar decisiones que ayuden a navegar el cambio climático, para que sus consecuencias sean como las de una ola, no como las de un tsunami.
J. Julián Cubero, de BBVA Research.
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