Endesa obtuvo un beneficio de 1.394 millones frente a 171 del año anterior
El grupo entregará un dividendo de 2,014 euros por acción con cargo al ejercicio de 2020, un 6% más de lo previsto
Endesa obtuvo un beneficio neto atribuido de 1.394 millones de euros en 2020, lo que supone un incremento del 715% sobre los 171 millones del año anterior. En dicho ejercicio, el grupo sufrió un recorte excepcional frente a los 1.417 millones de 2018 tras realizar provisiones extraordinarias para acometer el cierre del negocio de generación con carbón (por 1.105 millones) y otros de generación no peninsular (304 millones). Los resultados de este año, que incluyen un deterioro de los activos de generación no peninsulares de 253 millones, muestran “una sólida evolución del desempeño económico pese a los desafíos de la pandemia y recoge los frutos de su apuesta por la sostenibilidad”, según la empresa.
El beneficio ordinario neto fue de 2.132 millones, lo que supone un 36% más que en 2019. Esta cifra es la base para el reparto del dividendo, que superará las previsiones anunciadas al mercado al elevarse hasta los 2,014 euros por acción, un 37% más que el año anterior y un 6% más de lo previsto. Con ello, la rentabilidad por dividendo de Endesa se situará en aproximadamente el 9% calculado sobre la cotización a 31 de diciembre. Endesa repartirá el 100% de su beneficio ordinario neto de 2020 entre sus accionistas para emprender una nueva senda de progresiva reducción del payout (beneficios que se destinan a dividendo) desde el 80% para el presente ejercicio, hasta el 70% anunciado para 2022 y 2023 con el objetivo de adecuar el relevante incremento de la inversión prevista para los próximos años: 7.900 millones entre 2021 y 2023, y 25.000 millones hasta el año 2030.
El ebitda (beneficio bruto de explotación) creció el 5% en términos comparables (excluidos los impactos en gastos de personal derivados de la aplicación del V Convenio Colectivo Marco y las provisiones asociadas al plan de descarbonización y digitalización) para situarse en 4.027 millones. Si se tienen en cuenta esos conceptos, esta magnitud se sitúa en 3.783 millones, lo que supone un descenso del 1,5% respecto al año anterior. Endesa ha asumido un impacto de 120 millones en su ebitda como consecuencia de la covid-19.
85% de producción limpia
Durante 2020, la empresa continuó la descarbonización del mix de generación con los cierres en junio de las plantas de carbón de Compostilla y Andorra, que han supuesto la reducción de un 43% de la potencia instalada (2.100 MW) que funciona con esta tecnología. La perspectiva es avanzar durante 2021 con los cierres de los 2.500 MW distribuidos en As Pontes y Carboneras, lo que dejará operativos sólo 200 MW con carbón, ubicados en Baleares. De esta forma, solamente el 1% de los ingresos de Endesa tuvo como origen su negocio de carbón y la proporción de electricidad procedente de este combustible fósil sobre el total de la electricidad generada por Endesa ha sido ya sólo del 2,5% durante 2020.
En paralelo, el volumen de potencia instalada en fuentes renovables (hidráulica, solar y eólica) creció en 400 MW hasta cerrar el año en 7.800 MW. Gracias a este aumento de la potencia limpia, unido al retroceso de la capacidad instalada de carbón, la producción eléctrica de Endesa en la Península Ibérica libre de emisiones de CO2 se situó en un 85%. La producción de electricidad de fuentes renovables se incrementó un 33%, hasta 13,4 teravatios/hora (TWh).
Para el desarrollo de su plan inversor 2021-2023, Endesa tiene una cartera de proyectos de 6.700 MW de potencia renovable con punto de acceso y conexión a la red. Esta potencia permite cubrir el aumento de parques renovables de hasta 3.900 MW incluido en el plan estratégico para el próximo trienio. Adicionalmente, la empresa se ha adjudicado 50 MW fotovoltaicos en la subasta lanzada por el Gobierno el pasado mes de enero. En total, el volumen de proyectos renovables que Endesa tiene en cartera, en diferentes grados de madurez administrativa, asciende a 42.000 MW.
Junto a todo ello, Endesa provisionó en el tercer trimestre 213 millones para reestructurar la plantilla asociada al negocio de la generación con carbón y en el cuarto trimestre otros 387 millones para cubrir el coste de la generación de eficiencias ligadas a la digitalización del negocio de distribución y comercialización. Además, durante el primer trimestre ya había destinado 159 millones para reestructurar su plantilla con carácter general.
La inversión ejecutada por la compañía ascendió a 1.600 millones, magnitud que supone un descenso del 19% respecto a 2019 porque en el ejercicio previo se realizó un gran esfuerzo inversor para poner en funcionamiento la capacidad renovable lograda en las subastas de 2017 (casi 900 MW) y por la ralentización que sufrieron algunos proyectos de plantas renovables durante el confinamiento. El 88% de la inversión realizada se destinó al desarrollo de instalaciones o tecnologías relacionadas con Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), fundamentalmente, energías renovables y digitalización y mejora de la red de distribución. El 15% del capital flotante de Endesa, es decir la mitad de lo que no posee el grupo italiano Enel, está en mano de accionistas que se guían por criterios ODS, según la empresa.
En cuanto a la electrificación, Endesa acusó el impacto de la creciente competencia en el mercado español y cerró 2020 con una base de clientes eléctricos de 10,4 millones. La energía vendida a clientes disminuyó un 10%, hasta 89 TWh, debido fundamentalmente al menor consumo del segmento de empresas (sector industrial y de servicios). Los clientes residenciales, tanto del mercado regulado como del libre, han mantenido sus niveles de consumo prácticamente en el mismo nivel que en 2019.
Más positiva ha sido la evolución del despliegue de la red de puntos de recarga para vehículos eléctricos, que en un año ha crecido un 42%, hasta llegar a los 7.100 cargadores incluyendo la red de acceso público y los puntos instalados para clientes privados. La empresa prevé, según anunció en noviembre durante la actualización de su plan estratégico, multiplicar esta cifra por ocho hasta 56.000 puntos a cierre de 2023.
Deuda
El nivel de deuda neta sobre ebitda subió desde 1,7 a 1.8 veces. La deuda neta de la compañía es de 6.899 millones a cierre de 2020, cifra que mejora la previsión inicial. En ese sentido, la agencia Moody’s ha mejorado el rating a largo plazo de Endesa hasta Baa1, con perspectiva estable. Por su parte, Fitch confirmó la semana pasada el rating en A- con perspectiva estable. El vector de la sostenibilidad es también clave en la gestión financiera de Endesa, que a cierre de año tiene un 45% de su deuda bruta de 7.300 millones ligada a criterios de sostenibilidad. Durante el ejercicio, el volumen de operaciones de financiación relacionada con este tipo de criterios ascendió a 5.800 millones. De esta cifra, destaca el primer programa corporativo de pagarés a escala europea (Euro Commercial Paper) ligado a Objetivos de Desarrollo Sostenible por un importe máximo de hasta 4.000 millones, registrado en España y supervisado por la CNMV.
Para José Bogas, consejero delegado de Endesa, los resultados de 2020 han permitido “materializar de forma palpable nuestro lema de no dejar a nadie atrás, ni como consecuencia del proceso de transición energética que entendemos debe ser justa, ni como consecuencia del golpe del covid, contra el que hemos desplegado un Plan de Responsabilidad Pública dotado con 25 millones de euros”.
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