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El aspirante a Rey Midas de las renovables

Jesús Martín Buezas ambiciona convertir Capital Energy en un gran operador gracias a su política de precios

María Fernández
Jesús Martín Buezas, propietario del grupo Capital Energy.
Jesús Martín Buezas, propietario del grupo Capital Energy.

Una información que el Gobierno remitió al Senado el pasado junio puso al descubierto un secreto del sector de las renovables. El diputado de Compromís, Carles Mulet, preguntaba por los parques eólicos y fotovoltaicos en tramitación en España, y en la extensa relación remitida con el detalle de los proyectos, titulares y estado de la tramitación sobresalía un nombre: Green Capital Power. De las 67 instalaciones solicitadas, 34 llevaban la firma de una pequeña sociedad, teóricamente sin empleados, que está bajo el paraguas de Capital Energy, propiedad del empresario madrileño Jesús Martín Buezas. La misma que resultó incuestionable ganadora en la subasta resuelta por el Ministerio de Transición Ecológica el 26 de enerofue adjudicataria de 620 megavatios (MW) de los 3.000 en juego—.

En el sector se conocía hasta entonces a Capital Energy como una experta en operaciones RTB (ready to build), una compañía dedicada a desarrollar proyectos de energías renovables que se financiaba vendiendo lo que conseguía tramitar. También era famosa por llevar al límite los precios y regatear hasta el último céntimo en la negociación para conectar sus parques a la red. Así llegó Capital Energy al 2020 pandémico, con un abanico de activos renovables en desarrollo y estudio de 29.157 MW en España y Portugal pero ningún parque propio en funcionamiento.

Algo cambió para que el grupo haya decidido convertirse ahora en el operador “100% renovable que abarque desde el negocio de la promoción hasta la generación, operación, almacenamiento y comercialización de energía limpia”, según transmite la empresa.

El último año ha sido muy apretado para Martín Buezas, descendiente de Roque Martín Benito, un emprendedor que en 1905 fundó La Sepulvedana, una próspera compañía de autobuses. Martín Buezas, descrito por personas que lo han tratado como un hombre muy seguro de su proyecto, con buenos contactos y una gran autoestima, lleva casi 20 años en el sector, aunque curiosamente comenzó en 2002 enfocado en la eólica marina. En 2006 tocó tierra con el desarrollo de parques eólicos, plantas fotovoltaicas y termosolares, e incluso instalaciones de biodiésel. Después vendrían proyectos en el extranjero: Rumanía, Polonia, India o México. Tras ello vivió un repliegue hacia España y ahora, según fuentes próximas a la empresa, “lo ha visto claro”. “La transición energética es imparable, no hay más que ver el destino de los fondos europeos. Es el momento propicio desde el punto de vista regulatorio y de mercado, y no tiene una mochila detrás”.

Las cuentas combinadas de todo el grupo facilitadas por Capital Energy cifran en 20 millones de euros los beneficios de 2019 gracias a la venta de proyectos por valor de 24 millones. Su filial Green Capital Power repartió ese año dividendos por valor de cinco millones. La matriz tenía, a falta de los resultados de 2020, una escasa deuda bancaria y había empezado a engordar su plantilla: 143 empleados en enero de 2020, que ahora mismo son 350, y subiendo.

En el sector se comenta que “ha llegado para quedarse”, pero el grupo despierta dudas sobre cómo llevará a cabo esa gran transformación —de ser un mero tramitador de proyectos que luego vende, a desarrollarlos y operarlos—. Incluso ha puesto en marcha su propia comercializadora de energía limpia que promete los precios más bajos sin permanencia ni gastos de tramitación. Los fichajes en la plantilla sugieren que se está rodeando de pesos pesados en el sector, personas con mucha experiencia para dar el salto. Pero actuar ante distintas administraciones autonómicas requiere de un aprendizaje que el equipo deberá acelerar. Además, para desarrollar sus activos tendrá que pagar cuantiosos avales para conseguir puntos de interconexión.

“Para eso necesita mucho dinero y lo quiere conseguir con una salida a Bolsa”, cuentan fuentes del sector. “Está en estudio”, responden en la empresa. “Tiene bastante futuro”, concede un antiguo directivo. “Han sido competitivos en precios”, dice, pero para poner en funcionamiento las concesiones necesitará enormes cantidades de capital y deberá soportar durante varios años costes de explotación que no compensará con ingresos en el corto plazo.

¿De dónde sacará los 10.000 millones que la firma dice que va a invertir? Dependiendo de la solvencia de la empresa, el mercado puede llegar a financiar entre el 60% y el 80% de los parques. También están los préstamos a bajo interés del BEI, que la empresa estudia, y otros apoyos públicos. Además, entra en juego el recurso de vender pequeñas participaciones minoritarias para ir reduciendo riesgos. “Todas las posibilidades de financiación están en estudio”, insisten en el grupo.

La gran carrera

“En el mercado hay mucha más capacidad solicitada que la que puede asumir la red. Así que la clave está en ver quién es capaz de conectar y producir antes, porque puede haber un cuello de botella”, explica un directivo de una asociación del ramo. La compañía cuenta ahora con 35 gigavatios (GW) de potencia, de los que cerca de siete ya disponen de los permisos de acceso concedidos.

Con la entrada paulatina de más energía renovable se supone que los precios irán bajando, otro riesgo que los operadores deben asumir. Eso aventura una carrera a codazos en la que Capital Enery espera colocarse en la delantera. Sus críticos lo dudan. “No tuvieron demasiado éxito en el pasado, tenían un perfil muy agresivo y llegaron un poco tarde. Pero siguieron ahí, están buscando su segunda oportunidad. Claro que tienen muchos megavatios en cartera, pero necesitan autorizaciones, porque, si no, esa cartera en vez de un activo se convertirá en un pasivo por el precio de los avales”. En resumen, añade otra fuente, “habrá que esperar a ver el valor que le da el mercado. Me da la impresión de que Jesús Martín Buezas cree que lo que tiene vale más de lo que vale. ¿Se va a convertir en una utility [como las grandes eléctricas]? Lo veremos al final de la partida”.

Un contrato cada dos días

Es difícil encontrar empleadores después de un batacazo histórico de la economía. Sin embargo, Capital Energy ha estado haciendo grandes fichajes. En los últimos tres años su plantilla se ha disparado de 30 a 350 trabajadores. Tiene 15 oficinas en España y Portugal, y la previsión es cerrar 2021 con unos 490 profesionales: “Es decir, de media, contratar a una persona cada dos días y medio, más o menos”, relatan en la firma. En cambio, es fácil que por las sedes madrileñas de la empresa, situadas en la cae de Serrano y en Pozuelo, pasen ingenieros procedentes de Naturgy, Enagás, Iberdrola, Repsol, EDP, Ferrovial, Iberia o KPMG. Desde el pasado septiembre su presidente no ejecutivo es Juan Lasala, que entre 2015 y 2019 fue consejero delegado del Grupo Red Eléctrica y desempeñó durante casi 15 años distintos cargos. Juan José Sánchez, consejero delegado, es ingeniero industrial y proviene de Enagás, mientras que Francisco Clemente, director general corporativo desde junio, llevaba 30 años en el sector de infraestructuras y ha pasado por Cintra y Ferrovial. Otro de los últimos fichajes ha sido el de Rosa María Sanz, consejera dominical desde diciembre, exejecutiva en Naturgy, Red Eléctrica de España y OMEL.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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