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La importancia de un ‘feedback’ efectivo para potenciar el aprendizaje de los estudiantes

Un reciente informe de Oxford University Press defiende una evaluación para el aprendizaje informal y continua, que ayude a los alumnos a involucrarse más en su propia educación

Nacho Meneses
Una alumna completa una tarea bajo la mirada de su profesora.
Una alumna completa una tarea bajo la mirada de su profesora.Getty

Desterremos, para empezar, lo más obvio: la forma de evaluar los conocimientos no ha variado mucho a lo largo de los años. Y aunque poco a poco van introduciéndose nuevas prácticas (rúbricas de evaluación, portfolios de trabajo...), el examen escrito sigue siendo el método habitual. Una herramienta que tiene importantes carencias, según apuntan los expertos educativos de la Universidad de Oxford en su informe de posición Feedback efectivo: la clave del éxito en la evaluación para el aprendizaje: si ese examen muestra dónde se encuentra un alumno en un momento determinado (evaluación del aprendizaje), es importante complementarlo con otra técnica que ayude a los estudiantes a comprender en qué tuvieron éxito y sobre qué deberán trabajar para seguir mejorando: es la llamada “evaluación para el aprendizaje”.

“Es un sistema que requiere feedback frecuente [las impresiones que reciben los estudiantes acerca de su desempeño] para que el alumno tome conciencia de su aprendizaje. Le ayuda con su desarrollo, no solo le da una nota basada en una ‘foto’ de su conocimiento en un solo día. Es más continua, y tiene en cuenta diferentes estilos de aprendizaje – los exámenes van muy bien a algunos, pero otros alumnos se expresan mejor de forma verbal”, sostiene Kate Turner, jefe de producto ELT de Oxford University Press. “Además, la nota del examen no nos explica por qué hemos acertado en algunos aspectos, y fallado en otros. La finalidad de la evaluación para el aprendizaje es marcar pautas para que el alumno siga aprendiendo. ¿Qué se ha hecho bien y cuáles son los pasos siguientes para seguir mejorando? El feedback que das a dos alumnos nunca será igual, aunque podrían obtener la misma nota en un examen escrito”.

La pandemia, y el consiguiente cierre de las escuelas, han hecho que este método cobre aún más importancia en el futuro próximo: “Los estudiantes han perdido muchas clases. Algunos habrán seguido al día con sus tareas, pero otros no (a menudo los de entornos desfavorecidos); por eso es importante conocer lo que saben y qué carencias tienen, para que los profesores puedan basar en ello sus enseñanzas”, señala Gordon Stobart, investigador honorífico de la Universidad de Oxford y uno de los autores de este informe. “La evaluación para el aprendizaje les ayuda a ser más activos y reflexivos: “¿Cómo va mi aprendizaje? ¿Qué quiero conseguir? ¿Cómo puede ayudarme este feedback? Para que lo que les están enseñando tenga más sentido, han de ir más allá de la simple memorización para el examen”.

Cómo conseguir un feedback efectivo

Las mejoras en la enseñanza que se fomentan desde esta evaluación para el aprendizaje dependen en gran medida de la calidad del feedback que reciben los alumnos, y que debe ofrecer información específica de manera constructiva y en el momento oportuno; un proceso en el que deben involucrarse tanto los docentes como los alumnos y que “será más potente cuando vaya del estudiante hacia el docente, respecto a lo que saben, lo que comprenden, dónde cometen errores o cuándo tienen conceptos erróneos”. Incluye tres prácticas clave:

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Pero ese feedback, esas impresiones, no han de provenir únicamente de la interacción entre el docente y sus alumnos; sino también de la colaboración entre los propios estudiantes, “especialmente a través de la evaluación entre pares, en la que los estudiantes aprenden a darse un feedback constructivo los unos a los otros. Es una práctica que requiere tiempo, ya que los alumnos a menudo solo se interesan en la respuesta del profesor”, apunta Stobart. “En la evaluación para el aprendizaje se enfatiza el trabajo de grupo o en parejas: el docente hace una pregunta y los estudiantes debaten sobre ella en parejas antes de preguntarles por la respuesta adecuada. Y el profesor puede preguntarle a cualquiera porque todos lo han debatido”.

¿Falta tiempo para implementarlo?

“El principal obstáculo a nivel global suele ser la idea de que es una forma de evaluar que implica mucho tiempo. Los profesores tienen una carga de trabajo significativa, entre la planificación de las clases, impartirlas, y la administración que conlleva su rol. Personalizar el feedback a cada alumno puede parecer que llevaría una carga extra en detrimento de otras áreas o tareas igual de importantes”, señala Turner.

Sin embargo, los autores señalan que el debate en grupos o con toda la clase proporciona a los estudiantes una comprensión más profunda que tendrá también su recompensa a la hora de hacer los exámenes tradicionales, mejorando el rendimiento de los alumnos y acortando las distancias entre los estudiantes con mejores y peores resultados. Si los estudiantes aprenden a trabajar en grupos pequeños, pueden plantearse unos a otros preguntas sobre lo que acaban de aprender; cada grupo hace sus preguntas al resto, y ello puede llevar a un debate enriquecedor acerca de las posibles respuestas.

Los siete elementos clave de un feedback efectivo

Proporcionar información útil a los estudiantes es una capacidad profesional que requiere experiencia, sensibilidad y reflexión. No es posible saber al 100 % cómo responderán los estudiantes, pero un feedback efectivo puede tener un impacto significativamente positivo en el aprendizaje. Por ello, el informe de Oxford identifica siete elementos clave:

  1. El feedback ha de ser específico y claro; con frecuencia proporciona muy poca información acerca de cómo puede mejorar el estudiante. Ello puede lograrse atribuyendo “medallas” (lo que el alumno ha hecho bien) y “misiones” (indicando tareas específicas que han de llevar a cabo). Por ejemplo: “Tus notas resumen bien el artículo y has identificado todos los puntos clave. ¿Puedes indicar cuál es el punto más importante para el escritor? ¿Cómo podrías mostrarlo en tus apuntes?
  2. Hay que escoger el momento oportuno. ¿Cuál es el mejor momento para compartir esas impresiones? Depende del dominio del estudiante, de la naturaleza de la tarea y del tipo de comentarios. Es, por ejemplo, recomendable evitar interrumpir el flujo de una presentación para dar correcciones, ya que estas pueden ser inútiles o directamente mal recibidas. Un estudio noruego destaca, además, la importancia de dar a los estudiantes tiempo para responder a ese feedback, lo que facilita el que sea percibido de forma positiva.
  3. Vinculación clara con el propósito de aprendizaje. También hay que tener cuidado con no proporcionar demasiado feedback; es mejor centrarse en uno o dos mensajes clave.
  4. Centrado en la tarea, no en el estudiante. Ha de referirse a lo que ha hecho bien, y cómo mejorarlo. Los estudiantes que recibieron elogios por el esfuerzo realizado tendían a perseverar en una tarea difícil, la disfrutaban más y no parecían perder confianza si no lograban terminarla.
  5. Incluye instrucciones sobre cómo avanzar en el aprendizaje.
  6. Ofrece estrategias en vez de soluciones. Si se quiere que los estudiantes aprendan cómo controlar y evaluar su propio aprendizaje, es importante que se les anime a practicar esa reflexión, como ocurre al pedirles localizar y corregir sus propios errores. De esta manera, el aprendizaje será mayor.
  7. Presenta un reto para el estudiante, exige actuar y es alcanzable.

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Sobre la firma

Nacho Meneses
Coordinador y redactor del canal de Formación de EL PAÍS, está especializado en educación y tendencias profesionales, además de colaborar en Mamas & Papas, donde escribe de educación, salud y crianza. Es licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Valladolid y Máster de Periodismo UAM / EL PAÍS

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