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¿Muebles hechos de latas de sardinas? Las casas se abren al reciclaje creativo

Materiales como papel de periódico, troncos, cartón o botellas se postulan como alternativa a la gran industria del mobiliario tradicional

Sandra López Letón
Cama de cartón de Cartonlab.
Cama de cartón de Cartonlab.

El respeto al medio ambiente es el germen de un nuevo mercado de muebles hechos con materiales reciclados, reutilizables y sostenibles. Es el revés de la industria del mueble tradicional, que genera una ingente cantidad de residuos y contaminantes ambientales tanto en la fabricación como en el transporte.

Cada vez más consumidores conocen y tienen acceso a piezas de mobiliario que salen de las manos de diseñadores, artistas y artesanos que dan una segunda vida a viejos palés, cajas de frutas y verduras, periódicos o antiguas baldosas. Es el reflejo más tangible del suprarreciclaje, también conocido como reutilización creativa o upcycling, que aprovecha productos, materiales de desecho o residuos para fabricar nuevos materiales o productos de mejor calidad. “Debido a la creciente preocupación de los consumidores por el medio ambiente, cada vez hay más gente dedicada a la fabricación y a la venta de productos ecofriendly. El sector de la decoración y el interiorismo no es la excepción”, señala Eric Muñoz, fundador de ReDecorArt.

Lámpara de periódicos reciclados de ReDecorArt.
Lámpara de periódicos reciclados de ReDecorArt.

Esta plataforma comercializa todo tipo de muebles y objetos de decoración reciclados. Lo más demandado son las lámparas hechas con latas de conservas, hilos de algodón orgánico, troncos, papel de periódico y botellas de vidrio. También hacen colgadores, percheros, cabeceros de camas, mesas, sillas, taburetes… Creada hace cinco años, en esta tienda online “se congregan marcas de proximidad que diseñan muebles reciclados y sostenibles; es la única forma de darles visibilidad”, dice Muñoz.

Detrás de estos muebles hay un trabajo artesanal y laborioso de muchas marcas locales, como Geometric Design o iLiüi. Esto es lo que explica que los precios de estos objetos sean más elevados. Una lámpara de papel hecha con periódicos cuesta 99 euros. Y un aplique para pared de latas de conservas se vende por 105. A cambio, cada objeto es único. Y “duran muchos años más que los muebles convencionales”, comentan en ReDe­corArt, que ofrece a sus clientes la posibilidad de encargar la elaboración de cualquier tipo de pieza aunque no esté en la web.

Lámpara hecha con una lata de conservas.
Lámpara hecha con una lata de conservas.

También el mobiliario de cartón se está haciendo un sitio en el mercado gracias a su uso en eventos, congresos y exposiciones. Para muchos consumidores, estos muebles eran unos completos desconocidos hasta el momento en el que se ha hecho público que las camas de la Villa Olímpica de Tokio 2020 estarán fabricadas de cartón.

La empresa Cartonlab vende camas hechas de este material. Se montan en un minuto y soportan 1.000 kilos por metro cuadrado. “El diseño estructural y la fabricación corren a cargo del estudio berlinés Room in a Box. Se han vendido 2.000 unidades en toda Europa, sobre todo para cámpines, dormitorios de invitados, casas de vacaciones, viviendas temporales y de alquiler”, afirma Nacho Bautista, cofundador y responsable de marketing de la compañía. Cuesta 108 euros la de 90 por 200 centímetros y 189 euros la de 180 por 200 centímetros.

Lámpara de ReDecorArt.
Lámpara de ReDecorArt.

A excepción de los muebles expuestos a humedad o a fuentes de calor, el catálogo es muy diverso: sillas, estanterías, lámparas, mesas, camas, revisteros, biombos, cunas, ataúdes, inodoros y barbacoas. “Los diseños que más éxito tienen para las viviendas son las estanterías y también toda la gama de mobiliario infantil”, dice Bautista. Además de la vertiente ecológica, el cartón tiene otras virtudes, como ser un regulador de la humedad de la habitación y absorber el sonido.

“Nuestro concepto de mobiliario de cartón se integra dentro de la economía circular. El material contiene al menos un 70% de papel reciclado y un 30% de fibra virgen certificada. El adhesivo es un pegamento de almidón hecho de fécula de patata, maíz o trigo. Refinamos el material con tintas de impresión a base de agua, que son respetuosas con el medio ambiente. No necesitan de tornillería, pegamentos ni piezas auxiliares”, explica su cofundador.

Mueble infantil de Xo-in my room.
Mueble infantil de Xo-in my room.

Se montan encajando unas piezas con otras y son hasta un 75% más ligeros que la madera. Con unas condiciones de uso y mantenimiento adecuadas, estiman que estas piezas tienen una esperanza de vida de unos 10 años. “Y al final de su ciclo de vida, los muebles de cartón pueden depositarse en el contenedor de papel más cercano para ser reciclados al 100%”, aclara.

Esta compañía, cuya planta está en Molina de Segura (Murcia), compra directamente el cartón a distintos fabricantes nacionales e internacionales. Diseña y comercializa muebles con 25 tipos de cartón en función de las características y uso: ondulado, nido de abeja, alveolar, compacto… Todos cuentan con un certificado forestal que garantiza que son fabricados a partir de plantaciones gestionadas de forma responsable.

Lo que muchos consumidores se preguntan cuando se enfrentan a una silla o una cama de cartón siempre es la misma. ¿Aguantará? Dicen que la fibra virgen y el uso de fuertes papeles kraft proporcionan la estabilidad y resistencia necesarias. “Soportan 100 veces su propio peso. Una silla de tres kilos aguanta hasta 300 kilos”, indica Bautista.

Si hay un segmento donde gana peso la fabricación sostenible y artesanal es en el mercado del mobiliario infantil. La firma Xo-inmyroom se gestó en 2012 en Barcelona. “La idea surgió con el nacimiento de nuestro último bebé y así hicimos nuestra primera cuna, llamada Theo. No podemos evitar enamorarnos de productos hechos a mano, bien diseñados con materiales de calidad y producidos localmente con respeto por el medio ambiente”, señala Carina Hemmings, fundadora de la marca junto a su marido, Juan Carlos Ponsa, que diseña las piezas. Al principio usaban tablones de madera antigua que recuperaban y ensamblaban en la carpintería. “Ahora utilizamos tablones de madera procedente de bosques con certificado FSC, sostenibles. Vienen de Austria y son libres de emisiones (no tienen compuestos volátiles contaminantes como el MDF o la madera contrachapada, tan utilizada en mobiliario infantil)”, indica Hemmings.

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Sobre la firma

Sandra López Letón
Redactora especializada en el sector inmobiliario, del que informa desde hace más de dos décadas. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional en EL PAÍS. Actualmente, escribe en el suplemento de información económica 'Negocios'. Es licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid.

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