El empleo acaba 2019 en máximos pero con síntomas de agotamiento
La afiliación aumentó en 384.373 trabajadores, el menor incremento desde 2013, y el paro registrado apenas se ha reducido en 38.692 personas en los últimos 12 meses
2019 ha sido un año agridulce para el mercado laboral. Ha bajado el paro. Poco, pero ha bajado: 38.692 desempleados menos. Ha aumentado el empleo: 384.373 afiliados más en 12 meses. Y las cifras de trabajadores cotizando en la Seguridad Social están encaramadas cerca del máximo histórico. Diciembre cerró con 19,4 millones, según el Ministerio de Trabajo. Sin embargo, es evidente que el mercado de trabajo se ha enfriado. El aumento anual del empleo es el más bajo desde 2013; y la caída del paro, la menor desde 2012. Y, además, las previsiones económicas para los próximos años no anticipan un regreso a fuertes crecimientos de puestos de trabajo en un país que todavía tiene más de 3,16 millones de parados.
Desde que salió de la crisis, España ha creado mucho empleo. El mercado laboral tocó suelo en febrero de 2013 y a partir de ahí rebotó. Todavía tardó algo más en cerrar un ejercicio en positivo, es decir, en crear más puestos de los que destruía. No lo hizo hasta 2014, pero ya entonces se crecía a un ritmo muy alto: casi 420.000 afiliados más en 12 meses y un incremento anual del 2,6%.
Esa marcha frenética se ha mantenido durante este lustro, pero ya entrado 2019 comenzó a verse que la desaceleración económica empezaba a llegar al mercado laboral. Tardó. El año pasado por estas fechas cundía la sorpresa porque el enfriamiento de la actividad no se trasladara al empleo. Pero las cosas fueron cambiando a partir de la primavera. Y la frenada ha ido a más cada mes hasta acabar en diciembre con 384.373 afiliados más que un año antes, un aumento del 2,02%.
Algo similar ha pasado con el paro registrado. Los 3,16 millones de desempleados que había inscritos en el registro de las oficinas públicas el 31 de diciembre solo sumaban 38.692 menos que al acabar 2018.
Estas cifras aisladas podrían calificarse de positivas, especialmente las de afiliación, aunque sean las peores desde 2013. Pero el análisis se vuelve sombrío al añadirle el contexto del progresivo deterioro precedente, la perspectiva de que va a continuar y el hecho de que también en diciembre, como ya pasó en noviembre, los datos fueran peores de lo previsto (los servicios de estudios de Funcas y BBVA esperaban de diciembre más de 50.000 nuevas afiliaciones y han sido 31.659). También desluce el saldo anual el hecho de que si se descontara de los números difundidos al sector público, el mercado laboral mostraría una atonía mayor: las plantillas de las Administraciones crecían a un ritmo anual del 3,3% hasta noviembre (este dato se publica con un mes de decalaje).
Este contexto ensombrece otros números como los 3,26 millones de empleos creados desde que comenzó la recuperación, los 19,4 millones de afiliados medios que hubo en diciembre —la cifra de cierre de año más alta hasta ahora— o que el número de cotizantes tras eliminar de la estadística los altibajos estacionales que provoca el turismo o las campañas agricolas sigue creciendo y encadena 73 meses en positivo.
Todas estas cifras han servido este viernes al secretario de Estado de la Seguridad Social, Octavio Granado, para concluir que “ha sido un año magnífico para la Seguridad Social y se ha salido del pozo en que se cayó con la crisis económica de 2008”. Para defender esta frase, apuntó que se ha batido el récord de afiliación (en junio se superó la marca alcanzada en julio de 2007) y expuso también las cifras de recaudación del instituto público previstas para el cierre de 2019: 124.022 millones, casi 9.000 más que en 2018. Con ellas, apuntó que el déficit del sistema de pensiones bajó en más de una décima el año pasado. El ejercicio anterior fue el equivalente al 1,4% del PIB.
Pero este balance se enfría con lo sucedido en el último mes del año. Diciembre suele ser bueno para el mercado laboral. Tras la contracción habitual de noviembre, la campaña navideña empuja las contrataciones en el comercio y el inicio de la recogida de la aceituna impulsa el empleo agrícola. Esto suele traducirse en un aumento de afiliaciones, que se nota especialmente en Andalucía, y en una reducción del paro.
Enfriamiento en diciembre
Ambas cosas han sucedido en 2019. La afiliación subió y bajó el desempleo, pero lo hizo bastante menos que en ejercicios anteriores. El incremento del empleo ha sido el menor en un diciembre desde 2012, de hecho entonces España estaba en el epicentro de una recesión que se tradujo en destrucción de puestos de trabajo. “Eliminando el efecto de la estacionalidad y del incremento en los cuidadores no profesionales de dependientes, el número de afiliados aumentó en 16.400 (cifras desestacionalizadas por Funcas), menos de lo previsto, y el incremento más bajo de todo el año”, apunta Funcas.
No obstante, y pese al menor vigor, se repitieron los rasgos habituales. La afiliación aumentó principalmente en el campo, que contó cerca de 36.000 afiliados más. Esta cifra coincide prácticamente con el aumento de cotizantes en Andalucía (38.000). También destaca el crecimiento del comercio al por menor, con casi 26.000 afiliados más en un mes, y en la Sanidad, con unos 19.300 cotizantes más.
Frente a estos avances, aparece el retroceso en la construcción, que perdió 27.190 cotizantes entre quienes figuran en el régimen general y el de los autónomos. También están las de la hostelería, que se dejó 15.269 trabajadores, y la industria manufacturera, que cayó en 11.585.
CEOE: “Una desaceleración preocupante”
Los datos de empleo que ha divulgado el Ministerio de Trabajo sirvieron a CEOE para indicir en el mensaje que lanzó el 31 de noviembre sobre el programa de Gobierno que han presentado PSOE y Unidas Podemos. “En un contexto de enfriamiento de la economía, las medidas anunciadas de cara podrían acelerar aún más el deterioro”, apuntó la patronal, tras señalar que las cifras muestran una “desaceleración preocupante de la creación de empleo”.
Los sindicatos, por su parte, apuntaron en la dirección contraria. UGT reclamó “un Gobierno progresista que consolide la creación de empleo y con más derechos. Eso exige la derogación de la reforma laboral”, apuntó. “El empleo creado sigue siendo de muy baja calidad, muy precario”, prosiguió.
En la misma línea, CC OO señaló que el mercado laboral español es "low cost" y que las cifras de paro del Ministerio de Trabajo "marcan la tendencia instalada en nuestro país de bajas y precarias condiciones laborales, con elevado número de contratos de muy corta duración". "El empleo que se crea, además, sigue concentrado en ramas poco productivas del sector privado".
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