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Los gigantes de las vacunas salen de compras en plena pandemia

AstraZeneca, Sanofi, Glaxosmithkline y Gilead, implicadas en el desarrollo de vacunas o tratamientos contra el coronavirus, se han embarcado en operaciones corporativas

La epidemióloga Hilda Alemán administra una dosis de la vacuna de los laboratorios Pfizer/BioNTech contra la covid-19 a un hombre en el Hospital Ashford de San Juan (Puerto Rico).
La epidemióloga Hilda Alemán administra una dosis de la vacuna de los laboratorios Pfizer/BioNTech contra la covid-19 a un hombre en el Hospital Ashford de San Juan (Puerto Rico).EFE
Álvaro Sánchez

Un ojo en la pandemia y otro en el mercado. Las grandes farmacéuticas han convertido la búsqueda de un remedio contra la covid-19 en su gran objetivo para este 2020. Pero la investigación contra el reloj no ha monopolizado su agenda. Mientras el mundo observaba con esperanza cada nuevo avance frente al virus, ellas han continuado tirando de chequera, aunque la mayoría lo ha hecho con algo menos de alegría que antaño.

Cuando el retroceso en el volumen de operaciones de este año se daba por sentado, una compra ha sacudido con fuerza el mercado. La británica AstraZeneca anunció la semana pasada la adquisición de la biotecnológica estadounidense Alexion, especializada en enfermedades raras. El precio, 32.000 millones de euros en efectivo y acciones, la convierte en la mayor compra de su historia, y de rebote, en el movimiento más importante del sector en 2020.

Hasta ahora, la operación más relevante de este año había sido la absorción de Immunomedics, dedicada al desarrollo de tratamientos contra el cáncer, por parte de la estadounidense Gilead a cambio de 17.000 millones de euros, anunciada el pasado septiembre. Como sucede en el caso de AstraZeneca, Gilead es otra de las farmacéuticas involucrada en la lucha contra el virus, en su caso a través del antiviral remdesivir, cuyo uso contra la covid-19 fue finalmente desaconsejado por la OMS. No acaban aquí los coletazos de final de año. La británica Glaxosmithkline está pujando por hacerse con la firma biotecnológica Eidos por 3.750 millones de euros y arrebatársela así a BridgeBio, la primera en hacer una oferta.

Con los confinamientos, las operaciones corporativas han permanecido congeladas en la mayoría de sectores, pero en el farmacéutico, una industria donde peces grandes bien asentados suelen comerse a los pequeños innovadores antes de que crezcan demasiado, la actividad ha seguido siendo frenética. Un informe elaborado por PwC calcula que este año se realizaron 242 operaciones, casi las mismas que en 2019 (-2,3%), si bien su valor, unos 115.500 millones de euros, ha sido muy inferior (-60,7%). ”El impacto de la covid-19 suspendió muchos acuerdos durante las primeras fases de la pandemia, y afectó significativamente al subsector de dispositivos médicos. Eso ha dado como resultado uno de los años más flojos en el volumen de los acuerdos en más de una década”. El estudio no incluye la reciente compra de AstraZeneca, que reducirá la brecha.

Aquellas que se han quedado inmóviles en el mercado son la excepción. Sanofi compró en agosto la estadounidense Principia, especializada en tratamientos para enfermedades autoinmunes, por 3.100 millones de euros. Johnson&Johnson hizo lo propio con Momenta, del mismo sector, por 5.400 millones. Y este verano Glaxo compró por 150 millones de euros el 10% de la alemana CureVac, enfrascada en la búsqueda de vacuna contra la covid-19. Otras, como Bayer y Merck también han salido de compras este año.

Las buenas perspectivas de ventas de los inyectables para 2021 han hecho que algunas de estas grandes farmacéuticas recuperen en Bolsa lo perdido en lo peor de la pandemia, rescatando músculo financiero. Pero pese a grandes rebotes bursátiles puntuales por las noticias positivas de las vacunas, sus cotizaciones languidecen, y están lejos de haber vivido un boom este ejercicio: los títulos de Pfizer ganan apenas un pírrico 1,5%, los de Johnson&Johnson un 5%, AstraZeneca se deja un 2%, e incluso los de Sanofi y Glaxo, más rezagadas en el desarrollo de su vacuna conjunta, pierden un 12% y un 23% respectivamente. En el lado opuesto, la estadounidense Moderna y la alemana BioNtech, mucho más pequeñas antes de la crisis sanitaria, han sido las grandes beneficiadas ante las buenas perspectivas de sus vacunas, con subidas del 630% y el 170%. La biotecnológica española PharmaMar, que trabaja en un tratamiento para reducir la carga viral de la covid-19, se anota un 68% en lo que va de año, pero las noticias sobre la aprobación de vacunas no han sentado bien a sus títulos.

La atonía de algunos gigantes de la industria puede ser pasajera. El magnate Warren Buffett, uno de los inversores más influyentes del mundo, ve recorrido al sector: su vehículo de inversión, Berkshire Hathaway, se deshizo de posiciones en banca y compró el mes pasado 5.000 millones de dólares en títulos de las farmacéuticas AbbVie, Bristol Myers, Merck y Pfizer.

John Potter, el analista de PwC autor del estudio sobre las fusiones y adquisiciones en la industria farmacéutica, cree que en 2021 los acuerdos repuntarán hasta el entorno de los 250.000 millones de dólares por la necesidad de ganar tamaño en plena pandemia. Las incertidumbres regulatorias, fiscales y de precios son los mayores riesgos, con cada vez más voces insistiendo en que la vacuna contra la covid-19 debe ser universal y asequible para todos, incluidos los países menos desarrollados.

Hay quien advierte de que estas compras y fusiones son aprobadas con demasiada ligereza. La Comisión Federal de Comercio de EE UU, país sede de muchos de los gigantes farmacéuticos, contabiliza 67 fusiones desde 1994, valoradas en alrededor de 900.000 millones de dólares. Según el Instituto Antimonopolio Americano, una organización independiente del Gobierno, de todas esas operaciones, las autoridades de Competencia solo echaron para atrás una. En el resto, fue suficiente con que las compañías implicadas efectuaran desinversiones.

Esa aparente sencillez con que pueden esquivar los requisitos regulatorios ha llevado al congresista demócrata Joe Neguse, miembro de la subcomisión Antimoniopolio, a poner el foco en las grandes farmacéuticas. En una carta enviada el mes pasado a los responsables de Competencia, Neguse critica que existe un consenso creciente acerca de que los aumentos en el precio de medicamentos se pueden atribuir, en parte, a las fusiones y adquisiciones en la industria.

China, la gran ganadora de la venta de material médico durante la pandemia

Durante varios meses, los países más golpeados por la pandemia aguardaban con impaciencia la llegada de aviones cargados de material médico desde China. Según el Banco de España, el gigante asiático se ha convertido en el gran proveedor de estos bienes: entre febrero y julio, el saldo acumulado a 12 meses en el comercio internacional de productos médicos pasó en China de un déficit de 800 millones de dólares a un superávit de 36.000 millones de dólares —lo que explicaría un 64% del aumento de su superávit comercial de bienes en el mismo período—. En cambio, se deterioró un 20% en Estados Unidos.

En el caso de España, las importaciones de productos médicos se incrementaron en mayor medida que las exportaciones en los nueve primeros meses del año (un 23,5% y un 10,5% respectivamente). Las compras de material médico supusieron más de la mitad del déficit comercial español. Hasta septiembre, fue de 11.105 millones de euros, y de ellos, 6.900 millones fueron por la balance negativa en productos médicos (el 62%).

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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