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El doble de renovables en 2030 y 50 millones de coches eléctricos al año para lograr la meta climática más ambiciosa

La Agencia Internacional de la Energía plantea una hoja de ruta para que el mundo alcance las emisiones cero en 2050

Celdas fotovoltaicas del centro de energía solar de Tenaska Imperial, en El Centro, California
Imagen aérea de la planta solar en la localidad de El Centro, en California.Bing Guan (Reuters)
Manuel Planelles

El desplome de la economía global sin precedentes en la historia reciente por el coronavirus tendrá también un gran impacto en el sector de la energía. La demanda energética caerá este 2020 un 5% respecto a 2019 y las inversiones se desplomarán un 18%. Son algunas de la previsiones de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), que resalta que solo las renovables aguantarán el tirón y seguirán creciendo este año. La AIE presenta este martes su informe anual World Energy Outlook 2020, que apunta a una caída de las emisiones mundiales de dióxido de carbono de alrededor 7% este ejercicio. Este organismo internacional dependiente de la OCDE calcula que la demanda energética puede volver a niveles precovid en 2023, aunque cabe la posibilidad de que si la pandemia se prolonga más de lo previsto hasta ahora no se regrese a esa situación hasta 2025.

En este contexto de incertidumbre, la OCDE pone el punto de mira en su informe en los planes de recuperación que están diseñando los Gobiernos y en las políticas que se deben desarrollar durante esta década, que será clave para la lucha contra el cambio climático y la descarbonización de la economía mundial. Los expertos de la AIE plantean varios escenarios de aquí a 2030 y, por primera vez, incluyen una senda para lograr las emisiones netas cero en 2050 —es decir, que los gases de efecto invernadero expulsados por la actividad del hombre sean igual a los capturados por sumideros, como los bosques—. Esa meta de cero emisiones a mediados de siglo es la que se necesita para conseguir que el incremento de la temperatura no supere los 1,5 grados respecto a los niveles preindustriales, el objetivo más ambicioso del Acuerdo de París.

Pero, para llegar a las emisiones cero en 2050, se necesitan cambios “dramáticos” durante los próximos diez años. “No es imposible”, explica a EL PAÍS Fatih Birol, director ejecutivo de AIE. Pero se necesitan grandes esfuerzos de las empresas, los Gobiernos y los ciudadanos, añade. El informe habla de un “cambio radical en la inversión en energía limpia” para vincular la recuperación de la crisis a los objetivos climáticos; pero constata que solo los programas de recuperación de algunos países (como Reino Unido, la Unión Europea, Canadá, Corea o Nueva Zelanda) tienen ahora ese enfoque verde.

Birol traduce en cifras la magnitud del reto de lograr las emisiones netas cero en 2050: solo la inversión en energía limpia debería pasar de los 380.000 millones de dólares actuales a 1,6 billones en 2030. Con ese multimillonario impulso se debe lograr, por ejemplo, que las emisiones de dióxido de carbono caigan alrededor de un 60% entre 2019 y 2030, una reducción sin precedentes y realmente complicada. Además, el porcentaje de renovables en el sistema eléctrico global debe duplicarse: tiene que pasar del 27% actual al 60% dentro de una década. Y la movilidad eléctrica tendría que dar un salto de gigante: “en 2030 la mitad de los coches nuevos vendidos deberían ser eléctricos”, detalla Birol. Esto supone pasar de los dos millones de turismos eléctricos que se venden ahora al año a unos 50 millones al final de esta década. “También se necesitará duplicar la capacidad de producción de baterías cada dos años”, añade el director de la AIE.

Más paseos y menos aviones

El informe de esta agencia también incluye por primera vez recomendaciones que van más allá de la empresas y de los Gobiernos y que se centran en las acciones que pueden realizar los ciudadanos. En concreto, se analizan 11 medidas, con especial incidencia en el transporte, que si fueran adoptadas los ciudadanos podrían conseguir considerables ahorros en la generación de gases de efecto invernadero. La acción que más impacto tendría, apunta el informe, sería la sustitución de los vuelos de menos de una hora por alternativas bajas en carbono, como el tren. También figura en ese listado sustituir los trayectos de menos de tres kilómetros por caminar o ir en bicicleta; o la reducción de la velocidad del tráfico global en siete kilómetros por hora. “O subir la temperatura del aire acondicionado tres grados cuando está funcionando”, apunta Birol.

“Si se aplican en su totalidad hoy en día, estas medidas reducirían las emisiones de dióxido de carbono del sector del transporte en más de un 20%”, señalan los autores del informe de IEA sobre las acciones personales que plantean. “Se trata de medidas ilustrativas, y no todas serían posibles para todas las personas, pero ponen de relieve la importancia de los cambios de comportamiento individuales”, añaden.

“Los Gobiernos tienen la tarea histórica de facilitar a las empresas las inversiones en energías limpias”, afirma Birol, que recuerda que los planes verdes de transición energética también pueden ser una fuente de creación de empleo. Pese a la caída que se vivirá este 2020 de las emisiones de gases de efecto invernadero, Birol lamenta que no se trate de “una reducción estructural”, sino coyuntural por la crisis del coronavirus.

Varios países, entre ellos los miembros de la Unión Europea, se han comprometido ya a alcanzar la neutralidad climática en 2050. También, alguna multinacionales. Por eso, explica Birol, la AIE ha decidido en esta edición del World Energy Outlook incluir este escenario también. Hasta ahora, la senda más ambiciosa que analizaba la agencia era la de las emisiones cero mundiales en 2070, lo que estaría más en la línea con lo propuesto por China hace unas semanas en la asamblea de la ONU. Su presidente, Xi Jinping, anunció que su país se compromete a lograr la neutralidad de carbono antes de 2060. “Hay que ver qué tipo de medidas concretas se toman en las política energéticas”, valora Birol. El director de la AIE recuerda que dentro de unos meses se podrá ver qué papel le otorga a las energía limpias el Gobierno chino en su próximo plan quinquenal: “Es una oportunidad de oro”.

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Sobre la firma

Manuel Planelles
Periodista especializado en información sobre cambio climático, medio ambiente y energía. Ha cubierto las negociaciones climáticas más importantes de los últimos años. Antes trabajó en la redacción de Andalucía de EL PAÍS y ejerció como corresponsal en Córdoba. Ha colaborado en otros medios como la Cadena Ser y 20 minutos.

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