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9 d'Octubre

El año en que Benidorm se vació

El turismo ha sufrido caídas hasta del 70% en viajeros, pernoctaciones y gasto. Administraciones y empresarios buscan fórmulas para reactivar un sector clave en la Comunidad Valenciana

Rafa Burgos
Una playa de Benidorm el pasado mes de julio.
Una playa de Benidorm el pasado mes de julio.Mònica Torres

Al inicio del estado de alarma decretado por el Gobierno el pasado mes de marzo, buena parte de los hoteleros de Benidorm tuvieron que hacer obras en sus establecimientos. No tenían puertas. Desde su inauguración, jamás habían tenido que cerrar. Siete meses después, y tras un verano de hamacas vacías, espacio libre en las playas y una ametralladora de cancelaciones de reservas, muchas de esas puertas siguen cerradas. Los desalentadores datos de la gran capital turística alicantina son la señal más evidente de que la pandemia de coronavirus ha arrinconado contra las cuerdas al turismo de la Comunidad Valenciana. Un sector fundamental en el que se están volcando tanto las administraciones como la iniciativa privada, con el fin de ofrecer recuperar todos los servicios y ofrecer todas las garantías posibles para una demanda que, aseguran los especialistas, se desbocará en cuanto se recupere la normalidad.

“Las ganas de viajar siguen intactas”, sostiene Nuria Montes, secretaria general de la patronal hotelera de Benidorm, Hosbec. La imagen que prevalece en el sector es que los turistas dan vueltas en sus casas como panteras en el zoo, sometidos a las restricciones de movilidad. “La demanda es alta, los turistas han pasado muchos meses aislados”, continúa. En cuanto puedan trasladarse, lo harán. “Todos los esfuerzos deben ir en esa dirección”, señala Montes. “Contener la pandemia, controlar los contagios y realizar testeos” en origen y destino es lo urgente, “si no, ni regalando nos recobraremos”. Recuperar a los madrileños y británicos, los dos mercados que nutren el turismo y que están sometidos a un confinamiento y una cuarentena, respectivamente. Al resto de procedencias emisoras. Y a los mayores, “el perfil principal del cliente de invierno” que sigue protegido por su elevado riesgo. “Es fundamental garantizar la seguridad, si lo hacemos, saldremos de la crisis como ya hemos hecho en otras ocasiones”, sentencia.

En Benidorm, cada átomo está focalizado hacia el sector turístico. Sin embargo, “30 de los 140 hoteles de la ciudad están cerrados”, dice Montes. Los datos, antes de que concluya la temporada alta el próximo lunes, son escalofriantes. Los de agosto son casi un historial clínico. Benidorm logró una ocupación media del 55% en su mes más fuerte. La Costa Blanca alcanzó el 63%, la provincia de Valencia, el 48%, y la de Castellón, el 57%. Son datos de Hosteltur, la cabecera de referencia para profesionales del sector.

Las estadísticas que maneja la Generalitat Valenciana, a través de su área de Turismo, reflejan una caída libre generalizada. El descenso de los principales indicadores, hasta junio, ronda entre el 55% y el 70%. En pernoctaciones, en visitantes, en gasto. El Instituto Nacional de Estadística (INE) ya ha cifrado el descalabro. Entre enero y agosto, la Comunidad Valenciana ha perdido 4.600 millones de euro en gasto turístico extranjero. De 6.600 millones en 2019 se ha pasado a 2.000, un 71% menos. Un balance que ha obligado a la administración autonómica a intervenir. Primero, en la elaboración de un plan estratégico a cinco años con una inversión prevista, y pendiente de la llegada de fondos europeos, de 196 millones.

“Se ha activado también una reacción de carácter fiscal y laboral, como el mantenimiento de los ERTE del sector”, añade el secretario autonómico de Turismo, Francesc Colomer. “Hemos trabajado sin descanso, a través de la Secretaría de Estado de Turismo, para desactivar la cuarentena británica”, una “decisión injustificable” por la que los ciudadanos deben pasar quince días confinados si pisan suelo español. “Debemos estar presentes en toda la cadena” del negocio de atraer visitantes, prosigue, “con el fin de programar el final de la excesiva dependencia de los turoperadores”. Y aprovechar la crisis para “acelerar la reconversión del turismo hacia la transformación digital sin devaluarlo”, señala Colomer. A su juicio, “destinos como el de la Comunidad han sufrido un castigo sobredimensionado” por parte de los países emisores de viajeros que hay que mitigar. “Hay que asumir la situación como un asunto de Estado”, manifiesta.

“El turismo supone mucho más del 15% del PIB valenciano”, ratifica Salvador Navarro, presidente de la patronal valenciana CEV. “Afecta a todos”, indica, “a la logística, al transporte, a los supermercados de playa, al alquiler de vehículos, a la hostelería”. Los datos de empleo en el sector proporcionados por la Generalitat apuntalan esta impresión. Hasta junio, los afiliados a la seguridad social en hostelería y agencias de viajes cayeron de 195.000 en 2019 a 160.000 este año. El líder de los empresarios autonómicos destaca el esfuerzo colectivo que está envolviendo al turismo. “Hay oportunidades, la Generalitat ha mostrado gran capacidad de esfuerzo y negociación, hay empresas que tratan de captar a los trabajadores de otras autonomías”, incide. Falta “trabajar la sensatez, generar confianza para que los ciudadanos podamos vivir, consumir, gastar”, siempre, “con responsabilidad”.

“Viajar es tan seguro como estar en casa”, declara Nuria Montes, apoyada en la ausencia de incidencias sanitarias en los hoteles de toda España durante este verano, así como en las buenas cifras de contagios de la Comunidad Valenciana en la actualidad. “Todos los empresarios seguimos con el ojo puesto en el momento de abrir”, advierte. “El turismo es un sector con mucho futuro”, apostilla Colomer, “no debemos regalar ni un minuto a la resignación”.

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